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Memoria en Verde y Morado

Juanma Rodríguez

De Albolote al cielo

De Albolote al cielo

La meteórica progresión de la Fundación CB Granada, que en una década ha conseguido subir desde 1ª Nacional hasta la ACB, supone una bocanada de aire fresco al panorama andaluz de la canasta. La ciudad de la Alhambra, donde el baloncesto se vive de forma apasionada, ha mantenido una relación cuanto menos compleja con el mundo de la canasta.

La primera experiencia que alcanzó la élite del básket patrio se gestó a finales de los 70 en la pequeña localidad de Albolote. El Oximesa giraba alrededor de la omnipotente figura de José Antonio Murado, exitoso empresario de origen catalán dedicado al oxígeno sanitario, quien sentó las bases de un proyecto muy personal que se mantuvo durante cinco temporadas en la ACB. Durante todos estos años la figura del presidente Murado cumplió a la perfección el rol del dirigente deportivo de los 80: intervencionista, dotado de escasa paciencia y vehemente en sus formas y decisiones.

Oximesa era un club modesto apoyado en el mecenazgo de su propietario y en una afición incondicional espoleada por la peña «Ollas Locas» que abarrotaba las gradas del pabellón José Antonio Murado. Bautizado así en honor del presidente del club y habilitado en una nave industrial del Polígono Juncaril, era una de las pistas más incómodas de toda la geografía española tanto por su claustrofóbico y ruidoso ambiente como por las gélidas temperaturas que se sufrían en esa instalación tan peculiar.

Tras competir varias temporadas en 1ª División B, en mayo de 1986 el Oximesa logró el ascenso a la ACB después de superar al Caja de Ronda en una eliminatoria resuelta por la vía rápida pese a contar con el factor cancha en contra. El equipo nazarí se mantuvo por méritos deportivos en la máxima competición nacional hasta la temporada 91/92, aunque la falta de una estructura medianamente profesional junto con los continuos problemas financieros y extradeportivos desembocaron en que el Ayuntamiento de Granada se hiciera con los derechos del club para trasladarlo a la capital.

Pese al tiempo transcurrido, como me comentó José Manuel Puertas, periodista y gran aficionado al baloncesto granadino, aún son muchas las leyendas urbanas que rodean al Oximesa y también a José Antonio Murado.

Murado asumía todas las decisiones dentro de la parcela deportiva. Fichaba jugadores según su criterio, como dejó a las claras al incorporar al americano Dan Hartstrone («el equipo lo pago yo y traigo los hombres que interesan; el entrenador debe entrenar con lo que se le pone»). Un par de años después dio un giro en sus prioridades y decidió incorporar a reputados entrenadores, como Moncho Monsalve o el balcánico Dujan Vujosevic, que fueron cesados con carácter fulminante por diferentes razones, demostrando que la paciencia nunca fue su mayor virtud.

Las continuas pérdidas económicas provocaban constantes cantos de sirena por el supuesto interés de multinacionales y empresarios particulares que querían hacerse con la propiedad del club, aunque Murado siempre se mostró inflexible a su venta. Incluso se enfrentó a la Junta de Andalucía cuando, tras una inspección de Hacienda en 1988, se le reclamaron el reintegro de 52 millones de pesetas, hecho que achacó a la falta de ayuda hacia el baloncesto por parte de la administración regional.

Su volcánico carácter no era la mejor herramienta para el control y la gestión de la disciplina. En octubre del 87, Murado tuvo que sancionar con una fuerte multa económica al americano Joe Cooper por abofetear al delegado del equipo al impedirle poner una película en inglés en el autobús de vuelta desde Bilbao tras el enfado de sus compañeros. El propio Murado fue inhabilitado por insultar al presidente Eduardo Portela en la Asamblea de la ACB, mientras que en otra ocasión llegó a agredir física y verbalmente a un periodista granadino por las opiniones contrarias vertidas hacia su figura.

No es posible entender los primeros años del baloncesto en Granada sin la figura de Murado. Personaje controvertido y «guadianesco» siguió ligado al mundo del deporte (fútbol y fútbol sala) sin éxitos relevantes. Murado lleva unos años desaparecido al igual que sucedió con un inolvidable Oximesa que nos dejó sin su particular himno: «Con oxígeno y calidad / Oximesa vencerá».

La Peque – Columna (Simón R.J)

¿Sabías que Luke Maye, jugador del Covirán Granada, fue quien metió la canasta ganadora para conseguir el título de la NCAA con la Universidad de Duke?

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