Viento fresco

Elecciones en la whiskería

Yolanda Díaz llega al debate a tres en RTVE de este miércoles.

Yolanda Díaz llega al debate a tres en RTVE de este miércoles. / José Luis Roca

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Termina la campaña. No se me espanten, que los análisis sesudos nos los hemos dejado en casa, con el aire acondicionado puesto. Tú a un análisis sesudo le pones el aire y se vuelve entendible y manejable. El indeciso que tengo más a mano soy yo mismo, así que me haré una encuesta en la que procuraré no ser capcioso ni responder con evasivas. La contestaré hoy y mañana me dedicaré a contemplar como reflexionan en la jornada de reflexión los que reflexionan. Los candidatos se prestan siempre ese día -sábado, víspera de votaciones- a reportajes en los que hablan de pasear, estar con la familia, ver una película o hacer una paella. Es la prueba palpable de que de puro dogmáticos no tienen nada que reflexionar. Además, quién va a pasear con este calor. La película no la ven, la capacidad de concentración ya apenas llega a veinte minutos, y menos para un líder político, al que le estará sonando el whatsapp todo el día. Abascal tal vez pase el día haciendo pesas o comprando un traje de vicepresidente y Feijóo a lo mejor no enciende la televisión no vaya a ser que se vea en un debate. A Sánchez se le ve cansado, este hombre trae mucho trajín. Confía en la remontada. Yolanda Díaz sonríe. Tenemos un pueblo moderado con políticos radicalizados, dijo el otro día el sociólogo Emilio Lamo de Espinosa, aunque en el debate les faltó electricidad, viveza, garra, enfrentamiento. Han aprendido a decir cosas terribles con una sonrisa y sin interrumpir al otro. Nos hurtaron la agresividad y el morbo y a ratos pareció que la discusión era similar a la que se establece en una comunidad de vecinos acerca de la posibilidad de que el vecino del quinto ponga un toldo amarillo. Sin que esté presente el del toldo. Las espadas no están en alto porque todos están agotados, se habla de otra cosa porque hay cierto hastío de elecciones y además no hay fútbol. El domingo volveremos a sentir esa emoción de reporter joven en una redacción llena de gente a una hora muy tardía. Como en los viejos tiempos. Tal vez alguien saque whisky. El diario Pueblo tenía en los bajos de su sede una whiskeria a la que Emilio Romero, legendario director, acudía con las actrices y vedettes a las que les tiraba los tejos mientra una pléyade de reporteros pululaban (me encanta el verbo pulular) de la máquina de escribir a la barra y a veces viceversa. Lo cuenta, esto y mucho más, Jesús Fernánde Úbeda en Nido de piratas (Debate). Es un estupendo libro para pasar este fin de semana. Alejados del ruido y la feria. Haciendo planes por ver si este va a ser el agosto de nuestras vidas. Hay que intentarlo.

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