De campaña

España nerviosa

Imagen de un colegio electoral. | EFE

Imagen de un colegio electoral. | EFE / De campaña Jose María de Loma

Jose María de Loma

Jose María de Loma

España está nerviosa. Los que esperaban del PP la nueva pedrea, las subsecretarías, canonjías, chollos, institutos cervantes, CIS, televisiones, Paradores o embajadas y tal han de esperar y los que confiaban en el PSOE para mantenerla han de esperar igualmente. El momento se llama incertidumbre por mucho que el barrunto vaya porque Sánchez logre gobernar. Cada vez que alguien dice que Sánchez va a gobernar, alguien responde: a qué precio. Joder, qué país de comerciantes. Por no decir de tenderos. Todo tasado, todo tiene un precio. Dónde han quedado los ideales, la filantropía, el pacto entre caballeros y el margen de confianza. Me imagino donde, pero quiero pasar por articulista fino. No somos ingenuos sin embargo: el precio lo pondrá el vivales, feliz motejo copyright de Albert Soler, el articulista que mejor azota al orate de Waterloo, que igual está reflexionando en el jacuzzi del casoplón sobre los pobres resultados que ha obtenido el independentismo en Cataluña. Pero así son las paradojas, y si no, no serían paradojas, serían lechugas o lámparas de Ikea o gafas de lejos. Cuanto menos tienen los indepes más capacidad de decisión pueden alcanzar. 34 a 14 han ganado los constitucionalistas a los secesionistas en Cataluña y además esos catorce hay que dividirlos entre ERC y Junts, que son los de Puigdemont, que son los que comenzarán con las exigencias ultramontanas. Y las terrenales. Como por ejemplo, gestionar el Cercanías. Un nacionalista es alguien que cree que puede llevar mejor que tú el tren. Un nacionalista se sale del marco constitucional y de España y del orden pero no se sale de los railes. Claro que mejor será siempre que les dé por las locomotoras y no por las pistolas.

España está nerviosa, decimos. Y a la espera. El español es un ser impaciente al que le toca esperar mucho. A lo mejor por eso ahora en los ascensores, y autobuses hay unas pantallitas que lo mismo te informan de las últimas noticias deportivas de cómo va la bolsa o de cuál es la dieta de los pelícanos del cono sur en el tránsito del verano al otoño, tratando de que la espera te sea más amena. Claro que a lo mejor, lo de las pantallitas, ocurre ya en toda Europa. De lo cual se extrae una conclusión: necesito vacaciones. Y viajar.

A Pedro Sánchez, incluso algunos de los suyos querían mandarlo de vacaciones pero él como respuesta ha organizado un método de trabajo: a destajo en los platós y que le den a las encuestas. No sabemos si tal cometido está contemplado en la reforma laboral, si bien el líder del PP no parece que vaya a lograr ser ni siquiera Feijóo discontinuo en su partido.

Los más cursis o solemnes afirman que España vive una grave hora, lo cual suena a la Generación del 98 o a mitin en el 35. Claro que los que proclaman que España vive una grave hora son también los que la creen grave porque no van a gobernar ellos. Y ya estamos tardando en una columna de análisis político de cierta longitud como esta en hablar de Zapatero, que no descansa y ayer también fue al tajo, siguiendo el guion que ha marcado Sánchez: no hay descanso. Afirma ZP que la autodeterminación y el referéndum no caben en la constitución, lo malo es que sí caben en la cabeza de los de Junts, que van a exhibir su gran éxito, que ya tiene unos años, durante las próximas semanas: la turra de que les dejen votar. Les acaban de dejar y se han metido un hostión considerable. No falta quien ve en Zapatero a un aspirante al día después del sanchismo, lo que ocurre es que está por ver que ese día llegue. Zapatero es como el que va en la piragua pero no rema y, eso sí, pega unas voces de ánimo que la cuadrilla remera llega al destino lo menos tres minutos antes de lo previsto. Y tres minutos son muchísimo. Que se lo digan a un eyaculador precoz. O a alguien que se está ahogando. Igual que tres escaños, dos, incluso uno, son importantísimo en este contexto. En este contexto de expectativas, nervios porque el teléfono no suena, pelícanos en las pantallitas y voto por correo aún por escrutar. Escrutar es un verbo que sale cada cuatro años. Le pasaba lo mismo a pactar, pero ahora se ha puesto de moda y se conjuga cada poco tiempo. Salvo para quienes no pueden sentarse a pactar con nadie y con quién sí pueden no quieren o reniegan. Que dice Feijóo que «explorará todas las vías». Ya tiene algo en común con los de Junts: las vías. No va a explorar ninguna. En su vagón solo viajaba Vox y acaba de descarrilar.

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