Viento fresco

Penes en la cabeza

Entra en vigor la nueva normativa contra las despedidas de soltero y soltera

El Ayuntamiento de Málaga intenta regular las despedidas de soltero en la ciudad.

El Ayuntamiento de Málaga intenta regular las despedidas de soltero en la ciudad. / L. O.

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Si usted es partidario de llevar un pene de plástico en la cabeza, más vale que a partir de ahora lo haga solamente en su casa, dado que hoy jueves entra en vigor la nueva ordenanza contra las despedidas de soltero y soltera. También se prohíbe ir en pelotas, si bien la norma habría de aclarar algo más que se entiende por ir ligero de ropa, dado que si el exceso de celo (no producido ya por la visión de penes de plástico) del sancionador es mucho, podrían hartarse de multar en agosto y hasta en noviembre, de tan agradable temperatura, dada la afición malagueña a ir con escasos ropajes en según qué momentos del día si es caluroso.

Las multas a las que se enfrentan los tradicionalistas de las despedidas son de hasta 750 euros. En cambio, los no tradicionales, ataviados convencionalmente para homenajear al casadero o casadera, podrán emplear esos 750 euros no en engordar las arcas municipales y sí en un abundante almuerzo no exento de vino para, digamos, quince comensales. No faltarán despedidas cordobesas, granadinas, madrileñas o de Tomelloso que opten por ir despelotados en el tren, avión o coche pero que al llegar a los límites de nuestra amada ciudad, cubran su torso con una camisa de buen paño y sus piernas con un pantalón a la moda. La ciudad ganará en tranquilidad aunque tal vez algún hostelero pierda. Malos tiempos para la industria de las muñecas hinchables o incluso las de cera, como aquella que tenía en su torreón madrileño el escritor Ramón Gómez de la Serna. Tal vez por esto se resienta la siempre atrayente construcción de greguerías, género ramoniano por antonomasia. Ganaremos sin embargo en elegancia y quizás la palabra hortera pueda caer en cierto desuso, incluso teniendo en cuenta que tal adjetivo, al ver cómo no pocos obedecen los dictados de la moda, pueda salir de cuando en cuando de nuestra boca. Con esta nueva ordenanza, la ropa interior pasa a ser interior, lo cual dice mucho de nuestras costumbres, del amor al pleonasmo y de la sagacidad del legislador. Pero ojo, es interesante comprobar que el artículo 36.7 de la ordenanza establece que se prohíbe transitar o permanecer en la vía pública sin ropa o en ropa interior «salvo autorización municipal para lugares concretos».

Vaya usted a saber si la excepción es para el Carnaval, para olas de calor o por especial belleza del despelotado o despelotada, que pudiera contribuir a un agradable y cosquilloso bienestar del espectador o transeúnte. Sería la excepción a la norma y aunque deveniera en peligrosos casos de excitación podría contribuir sin duda también a disminuir la crispación político ambiental, dejando que sea otro tipo de pasión la que nos domine.

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