LA SEÑAL

Una larga y fría noche polar

Joseba Asiron, de Bildu, nuevo alcalde de Pamplona.

Joseba Asiron, de Bildu, nuevo alcalde de Pamplona. / EFE

Vicente Almenara

Vicente Almenara

Estos tiempos que corren son de la vuelta a la educación de los terroristas que, atareados entre muerto y muerto, se olvidaban de los modales. Primero fue Hamás, que le agradeció al presidente la «valentía» de sus palabras en Israel; ahora, son los hutíes que operan desde Yemen y que disparan misiles a los cargueros en el Mar Rojo, que llenos de júbilo le dan las gracias a Margarita -está linda la mar- de que España no colabore con la UE ni los EEUU en la defensa de las rutas marítimas. Hacemos lo que los terroristas quieren y, en justa correspondencia, nos lo reconocen. Bueno, se me olvidaba, Bildu también ha expresado en numerosas ocasiones su contento a este Gobierno y a quien está al frente del mismo; Pamplona, por ejemplo, bien vale una misa. No obstante lo anterior, no hay un acuerdo general acerca de que sea de bien nacidos ser agradecidos, porque en este mundo al revés -o distópico, como gustan los pretenciosos-, los manifestantes pacíficos son violentos, los asesinos son progresistas, el agredido debe pedir perdón…, entre otras paradojas.

En cualquier caso, el antijudaísmo que se desparrama de nuevo por esta piel de toro es un buen indicador del grado de libertades civiles de la sociedad, de ahí que al dispararse debamos alarmarnos todos porque se enciende una luz roja de la que todavía saben en Alemania y que podría servirnos de recuerdo. Amparo Rubiales no fue ese día a clase y Yolanda e Ione es que no pisaron el aula durante todo el curso.

Y todo esto que nos pasa no es una simulación, está sucediendo, lo ponemos sobre la mesa en Anyway Wine Bar, y aquí sí hay acuerdo, no es un mal documental de esos de National Geographic que esparcen bulos desde sus respectivos canales temáticos, sea a modo de alienígenas o de buscadores de la tumba de Herodes, no. Lo que ocurre es que la realidad tiene tal poder de ensoñación que nos envuelve, como el papel de periódico que usaba mi pescadero -el pobre falleció hace muchos años- para unas buenas sardinas frescas.

Pero no se crea el lector que hay grandes esperanzas en un vuelco de signo, que el PP rectifica una subida del sueldo del 13 por ciento en el Senado solo porque le han pillado, que si no... Y si eliges a Vox…, pues Rubén Manso, hombre preparado, que fue diputado ya no lo es, o en primera posición de firmes o te vas del cuartel. Y si tiras para la Iglesia, fíjate Francisco, o el Informe Cremades, que critica la cultura de la ocultación de la jerarquía. Bueno, pues hace cincuenta años que se publicó un libro que ya apuntaba uno de los grandes males del pasado siglo y todavía de este. Archipiélago Gulag debería tener un monumento en las plazas de todos los pueblos. Su autor, Alexander Solzhenitsyn, recibió el Nobel, fue lo mínimo que merecía, aunque los miserables, caso del gran escritor Juan Benet, llegaron a decir que era una muestra de que los campos de trabajo «eran necesarios» para «personas como él». Hoy, Navalny se encuentra en una prisión del círculo polar ártico y unos españoles se asoman por la mirilla de su celda para comprobar que sigue allí. Claro, no fue un invento de Stalin, al que le echan las culpas de todo, como a un saco de mierda, sino de Lenin, Iósif continuó la obra, después le siguió Krushchev. Y es que el Gulag no fue una errata del camino hacia el comunismo, sino el comunismo mismo, Pablo.

En el aquí y ahora, el Hotel Molina Lario centraliza la decisión sobre las exposiciones de pintura en Barcelona, no sabemos si es una nueva concesión del presidente a Junts o ERC. En todo caso, creen que allá tienen un mejor conocimiento de la obra de los artistas locales que acá. Y en el Hospital Quirón apuestan por la innovación y cuando llamas por teléfono escuchas que te devolverán la llamada más tarde, mañana, pasado…, y se trata de la salud, no te digo nada si fueran del supermercado. Fray Luis de León se manifestó así:

Aquí la envidia y mentira

me tuvieron encerrado.

Dichoso el humilde estado

del sabio que se retira

de aqueste mundo malvado,

y con pobre mesa y casa,

en el campo deleitoso

con solo Dios se compasa,

y a solas su vida pasa,

ni envidiado ni envidioso.