Opinión | 360 grados

Acosado en su propio país, Macron juega con fuego en Ucrania

El presidente de Francia, Emmanuel  Macron.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron. / Julien Mattia/Le Pictorium via Z / DPA

Acosado por sus problemas en Francia, el presidente Emmanuel Macron juega con fuego cuando propone una intervención más directa de la OTAN en la guerra de Ucrania.

En una reciente reunión con los líderes parlamentarios de su país, Macron insistió en una idea que había expresado antes a los gobiernos europeos: el eventual envío de soldados de la OTAN a suelo ucraniano.

Lo cual sería necesario, según el presidente, en el caso de que de que la línea del frente de guerra se aproximase peligrosamente a Odesa o incluso a la propia Kiev.

Es un secreto a voces – el propio canciller federal alemán, Olaf Scholz, se refirió públicamente a ello- que hay ya técnicos militares de países como la propia Francia o el Reino Unido ayudando a las Fuerzas Armadas de Kiev en suelo ucraniano.

Pero lo que propone Macron y rechazan otros Gobiernos como el alemán, el español o el italiano, equivaldría a una peligrosa escalada del conflicto, y además en un momento en que EEUU parece querer desentenderse del mismo para centrarse en el espacio del Asia Pacífico.

Macron, que está al frente de una potencia nuclear, dice no aceptar ninguna ‘línea roja’ del Kremlin, algo que los partidos de oposición de Francia consideran totalmente irresponsable.

El apoyo a la guerra de Ucrania no deja de disminuir entre los ciudadanos del Viejo Continente, que celebra próximamente elecciones europeas, en las que es de temer un fuerte ascenso de los partidos de extrema derecha, muchos de ellos, como Alternativa para Alemania, partidarios de negociar ya con el Kremlin.

Pero Macron parece especialmente enfadado con la Rusia de Vladimir Putin, a la que acusa, entre otras cosas, de estar colocando sus peones en África, en detrimento de las antiguas potencias coloniales como Francia.

El presidente parece tratar de compensar los fracasos que sufre en su propio país mostrándose especialmente duro frente a Putin, al que hace un par de años decía que no había que humillar.

Al mismo tiempo cunde en Europa la preocupación por el hecho de que el Gobierno de Joe Biden, que se enfrenta a elecciones presidenciales en noviembre, está perdiendo interés en el «proyecto Ucrania».

Resulta significativa la renuncia de la ‘neocon’ del Departamento de Estado Victoria Nuland, que ha sido clave en el apoyo occidental a Ucrania desde la revolución, que muchos llaman ‘golpe’, del Euromaidán, en la que ella tuvo un papel muy activo.

Escarmentado por sus fracasos en Irak, Libia y Afganistán, EEUU teme quedar empantanado una vez más en Ucrania y parece querer dejar el «marrón» a los europeos.

Pero éstos, que tienen sus arsenales semivacíos por la guerra de Ucrania y con graves problemas además de reclutamiento, no son, por más que se lo propongan, un rival serio para Rusia.

En su inmensa arrogancia, Macron no se toma en serio los reiterados avisos de Vladimir Putin de que cualquier ataque a Rusia tendrá una respuesta contundente e inmediata. El presidente ruso no parece ir de farol como creen irresponsablemente algunos.

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