El día amaneció negro y los cielos encapotados. Los más pequeños, protagonistas del Lunes Santo de Benalmádena con la salida en procesión de Nuestro Padre Jesús Cautivo Infantil, no dejaban de mirar hacia arriba. Con tan poca edad, sienten tan suya la Semana Santa que entienden lo que esto podía significar.

Al final, rozando las siete de la tarde, hora programada para la salida, las sonrisas en sus caras iluminaban la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, que abría sus puertas para comenzar su estación de penitencia.

Unos cincuenta niños, entre nazarenos y portadores, llevaron a esta pequeña imagen durante aproximadamente una hora y media por las calles de Benalmádena Pueblo, acompañados como cada año de la Banda de Música de Las Lagunas.

Ataviados con túnicas de un blanco impoluto y seguidos bajo la atenta mirada de su capataz y de sus familias, iban bailando con paso largo la imagen del Cautivo, adornado en su trono con cuatro candelabros, posado sobre un manto de claveles rojos. Con cada «levantá», los portadores se recreaban meciendo a hombros a este Cristo que sacan año tras año.

Fue casi a la hora del encierro, en la plaza de España, cuando se produjo uno de los momentos más emotivos del recorrido. Una niña, de unos 13 años, cantó una saeta con un sentimiento que cortaba la respiración. Durante esos minutos, en el ambiente solo queda el olor a incienso y los «olé» vitoreados por la multitud que acompañaba a este Cristo.

Esta procesión, que tiene gran acogida todos los años en el municipio, no decepcionó. Tras el encierro, todo fueron elogios más que merecidos a los pequeños por el esfuerzo realizado durante hora y media, tiempo en el que no flaquearon ni un segundo.