Semana Santa

¿Por qué una imagen puede despertar devoción?

Juan Vega, escultor, y Juan Antonio Sánchez, catedrático de arte, reflexionan acerca la imaginería religiosa y la devoción

"Intento dotar a las imágenes de alma, para que la imagen a su vez luego sea capaz de trascender", aclara Juan Vega

Miles de personas acompañan al traslado del Cautivo de 2023.

Miles de personas acompañan al traslado del Cautivo de 2023. / Álex Zea

Lydia Sánchez Gutiérrez

La imaginería religiosa es un componente esencial en diversas tradiciones culturales, especialmente en contextos cristianos, donde despierta un fuerte sentido de devoción y expresión artística. En el ámbito de la Semana Santa, la imaginería cobra un papel destacado, siendo una manifestación artística que representa las figuras y escenas relacionadas con la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Después de la polémica generada por el cartel de Semana Santa de Sevilla de este año, obra del artista Salustiano García, que se inspiró en un Cristo "joven y bello" pero que muchos catalogan como "blasfemo" o incluso "afeminado", se ha abierto un debate acerca de lo que se considera propio en la representación de una imagen religiosa. 

Propósito y significado

El propósito principal de la imaginería es transmitir enseñanzas religiosas de una manera visual y emocionalmente impactante, pero ¿hasta qué punto una imagen puede despertar devoción o por el contrario no?

Cada imagen y cada detalle, tiene un significado simbólico, es una narrativa visual que pretende evocar la espiritualidad y conectar a los fieles con los momentos clave de la fe cristiana. No solo se representan aspectos bíblicos, sino que también refleja la identidad y las tradiciones locales de la comunidad que la venera.

Salustiano García, en la presentación cartel Semana Santa Sevilla 2024

Salustiano García, en la presentación cartel Semana Santa Sevilla 2024 / Europa Press

Representación

“Cada artista tiene la libertad de ver y representar a Cristo como cree conveniente. Es una representación libre de cómo el autor ve al Cristo en este caso y él lo ha hecho a través de un retrato. Los artistas a lo largo de la historia siempre han cogido modelos del natural y cada artista hace una interpretación personal de cómo él ve a Cristo” añade Juan Vega, escultor. 

“Las imágenes, tienen que tener naturalidad y que sean cercanas a la persona que la contempla. Es un tema complejo, porque hay imágenes que llegan y otras que no. Nadie te garantiza que la obra vaya a llegar o transmitir aquello que el imaginero quiere expresar”, expresa el escultor.

Esa subjetividad es clave para entender el impacto de una imagen devocional, como explica Juan Antonio Sánchez López, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, que señala: “La devoción, es como el afecto que le tienes a una persona. Es completamente subjetivo. No hay valor o requisitos previos para que una imagen tenga despertar devoción. Hay que tener en cuenta que el artista hace la imagen y en el momento en el que queda expuesta al público, la respuesta puede ser tan diversa como personas existen”.

Percepción de las distintas obras religiosas

No es la primera vez que una obra de carácter religioso genera controversia y debate. Sin embargo, como bien ha expresado, el catedrático de Historia del Arte de la UMA, “la pintura del cartel de Semana Santa de Sevilla, técnicamente es increíble, es que, técnicamente es increíble”.

A pesar de ello, apunta que el problema probablemente incide en que el debate tenga raíz acerca de aquello que la gente ha percibido de dicho cartel. La representación del Cristo no es la imagen que todos conocemos, no es una representación sacra. “El tema es que lo que tú estás viendo, digamos, entre comillas, es un muchacho disfrazado de Cristo, es decir, no es lo mismo que si tú tomas a un muchacho como modelo para ser un Cristo”.

Del mismo modo, otros artistas, como Juan Vega, también declaran que “otra cosa es que luego, los demás perciban que es una buena o mala representación por ejemplo con el cartel de la Semana Santa de Sevilla. Eso ya va en la percepción de cada uno, pero como interpretación libre del autor es perfectamente correcta”.

El Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, de la cofradía del Rocío, el Martes Santo de 2023

El Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario, de la cofradía del Rocío, el Martes Santo de 2023 / Eduardo Nieto

A raíz de ello surgen nuevas preguntas e incógnitas, ya que a veces vemos diferentes obras y entendemos que se trata de una Virgen, en el caso que así lo sea, sin embargo, con este cartel a pesar de representar la imagen de Cristo, no sucede lo mismo.  “Eso que ha pasado en el cartel no es nuevo, y digo llevándolo a las imágenes. Sobre todo en el Barroco, se tomaban como referencia personas de carne y hueso, personas reales, hombres y mujeres. Imagina que te dedicas a esculpir y has visto que mis facciones, mi complexión, lo que quieras, pero que se ajusta a la tipología o la idea que tú tienes de ese personaje. Entonces, me estarías modelando. Tu misión es convertirme a mí en un santo y aunque ese santo pueda tener mis rasgos o incluso ser un retrato mio, ya no soy yo, porque yo te he prestado como mi material de soporte, que es mi cuerpo, mi rostro, mi gesto, etc”, aclara Sánchez López. 

Imágenes religiosas

A pesar de parecer algo obvio, lo cierto es que no hay ningún elemento indispensable a la hora de crear una obra religiosa, salvo su expresividad, hablando en rasgos generales, pero sí que no debe haber ningún elemento que distraiga de la finalidad principal de la imagen

“La belleza no es un obstáculo en una imagen religiosa, hay que tener en cuenta que los artistas siempre se han servido del atractivo de sus modelos para sus obras”. “Cristo es el hombre perfecto, es decir, de cuerpo, de espíritu, de rostro, de todo. Entonces, ante la imposibilidad de verlo, tú puedes basarte en alguien real, en alguien que tú creas que se puede ajustar”, aclara el catedrático de Historia del Arte.

Aún así, es posible crear una imagen que, a pesar de ser muy bella, no distraiga al receptor de la finalidad para la que vaya destinada. Como es el caso de un crucificado y que a pesar de ser bella, no nos distrae de su propósito inicial. “En el 90% de los Cristos, sucede. Un Cristo crucificado, aunque pueda tener sangre o cualquier otra cosa, el artista no representa tal cual una crucifixión real, si no sería repulsivo”, añade Sánchez López.

Imágenes de la Virgen del Rocío en sus Misterios Dolorosos y San Juan, realizadas por Juan Vega para Baza.

Imágenes de la Virgen del Rocío en sus Misterios Dolorosos y San Juan, realizadas por Juan Vega para Baza. / L. O.

Como escultor, Juan Vega insiste: “Siempre suelo intentar plasmar la expresión sobre todo en los rostros, imprimirle un poco de mi personalidad y vivencias, intento dotar a las imágenes de alma, para que la imagen a su vez luego sea capaz de trascender, y para que luego la persona que la vea en una procesión, en una iglesia o capilla, vea la imagen, y le diga o transmita algo, sobre todo, en lo referente a la creencia cristiana”.

Todo ello, es importante a la hora de realizar una imagen religiosa, el problema no es la belleza de la obra en sí, sino cómo se trabaja y el tratamiento que se le dé, para que de este modo, se logre empatizar con el espectador.