Investigación

El Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín: las piezas del puzzle encajan

El equipo de investigación EDICE, integrado entre otros por el profesor Juan Manuel Miñarro, identifica nuevos puntos de coincidencia entre el Santo Sudario de la Catedral de San Salvador, en Oviedo, y la Sábana Santa que apuntan a que las dos telas sirvieron para amortajar el mismo cadáver, ¿de Cristo?

Peinado Rocamora, Miñarro y Sánchez Hermosilla, en el taller del escultor hace escasas semanas analizando nuevos datos del Santo Sudario de Oviedo.

Peinado Rocamora, Miñarro y Sánchez Hermosilla, en el taller del escultor hace escasas semanas analizando nuevos datos del Santo Sudario de Oviedo. / L. O.

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

La Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo custodia una de las reliquias más importantes del Cristianismo: el conocido como Santo Sudario, un paño de lino que, según la tradición, sirvió para cubrir la cabeza de Jesús de Nazaret en el sepulcro tras su muerte en la cruz. Este lienzo es objeto de estudio desde 1989 por parte de un grupo de investigadores de diferentes disciplinas y procedencia, aunque todos españoles, denominado EDICE (Equipo de Investigación del Centro Español de Sindología), que acaba de obtener importantes hallazgos y que vinculan el sudario con la Sábana Santa de Turín.

Uno de los miembros de este grupo es el doctor de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y escultor Juan Manuel Miñarro, un experto en el 'Soudarium', que envolvió el cuerpo de un hombre que sufrió una tremenda tortura. 250 latigazos en la espalda. Pequeños traumatismos en el cráneo. Una gran herida sangrante en el costado y los huesos metacarpianos perforados… son algunas señales evidentes. Los cristianos creen que pertenecen al Hijo de Dios. Los más escépticos, no sólo ponen en duda que pudiera ser Cristo quien fuera amortajado en ese lienzo, sino que desechan la idea de que ese sudario de Turín sea auténtico. 

El Santo Sudario de Oviedo.

El Santo Sudario de Oviedo. / L. N. E.

El misterio se mantiene. Así como el interés de los científicos más prestigiosos del mundo por estudiar esta pieza, que supone un reto a la inteligencia.

Miñarro explica que la actividad de EDICE se ha intensificado desde junio de 2022, cuando estudiando el Sudario de Oviedo los científicos observaron unas costritas en un orificio de la tela que podrían ser compatibles con restos de sangre. Este hallazgo de Felipe Montero supuso una revolución en los avances obtenidos hasta entonces por el equipo, ya que ese agujerito coincidía exactamente con una marca que existe en la Sábana Santa. No es la primera vez que se aprecian sincronías o concomitancias entre ambos paños. “Esta sería la número 17”, dice Miñarro. Aunque en este puzzle esta sería especialmente significativa. “Con los cálculos obtenidos, haciendo mediciones lineales y angulares, se han sacado rectas de regresión, que han permitido concluir al doctor en Matemáticas Pedro Peinado Rocamora, que esas nubes de puntos son las mismas y obedecen al mismo fenómeno”, señala Miñarro a La Opinión de Málaga, que esta Cuaresma ha presentado en la Agrupación su último libro ‘La Sabana Santa. Arte y misterio’.

Los investigadores, con una réplica de la Sábana Santa de Turín.

Los investigadores, con una réplica de la Sábana Santa de Turín. / L. O.

A EDICE también pertenecen el forense de Murcia Alfonso Sánchez Hermosilla, su actual director, la papinologa de la Universidad de Baleares Marzia Boi, o el doctor del hospital San JUan de Dios de Sevilla Antonio Petit Gancedo, que se ha incorporado más recientemente.

Coincidencias asombrosas

“Buscamos duplicidades de manchas. Realizamos movimientos de tanteo para saber las secuencias de cómo se pudo envolver el cuerpo. Cómo se cubrió la cabeza con un nudo en la melena… Y creamos una cuadrícula diédrica por proyecciones y las coincidencias son asombrosas: inflamaciones, edemas, tabique nasal desviado, mentón hinchado, manchas de la nuca puntiformes… ¿Era Jesús? “Si no era él, sería alguien que vivió una vida paralela”, dice Miñarro. 

Lo que parece claro es que bien pudiera afirmarse que ambos lienzos, el de Oviedo y el de Turín, envolvieron la cabeza del mismo cadáver. 

“Si no son de Jesús, ¿por qué se han conservado hasta nuestros días teniendo historias tan diferentes?”, se pregunta Miñarro sin querer, no obstante, dar categoría científica a su teoría. Aunque no faltan argumentos. 

Cuadrícula diédrica por proyecciones con las coincidencias encontradas entre el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín.

Cuadrícula diédrica por proyecciones con las coincidencias encontradas entre el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín. / L. O.

En primer lugar, San Juan, en su Evangelio, específica con claridad que para amortajar al Señor se emplearon más de una tela: “Lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos” (Jn. 19, 40). “El texto bien traducido habla de dos”, señala Miñarro: “Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte” (Jn. 20, 6-7). Así relata el evangelista parte del misterio de la Resurrección.

Como en la Sábana Santa, el sudario de Oviedo también conserva la presencia de aloe y mirra, ungüentos que se utilizaban para amortajar a los cadáveres en aquella época, polen de flora autóctona de Jerusalén, ya desaparecida y que existía en el año 30, y restos de sangre humana. “Hemos detectado a nivel forense aloes, mirra y aceite de helichrysum, que era extraordinariamente costoso, considerado oro líquido incluso ahora, con un aroma muy especial que quedó adherido a la sangre y que es una prueba concomitante que indica el momento de la historia en que se produjeron los hechos”, añade el escultor. 

Jesús de Nazaret: una realidad histórica

Porque Jesús de Nazaret es una realidad histórica. Le crucificaron y fue enterrado. Pero a diferencia de otros, no fue desmembrado. Ni le quebraron un solo hueso. Eso es muy indicativo también de que el hombre de la Sábana Santa puede ser ese mismo hombre. “Sabemos que a Jesús lo descendieron, lo trasladaron y lo depositaron en un sepulcro nuevo excavado en la roca”, explica Miñarro haciendo referencia nuevamente al evangelista San Juan. Y añade que el tejido utilizado en este enterramiento fue el lino, de ahí la expresión ‘Sindone Catará’, es decir, de lino puro. “De lino eran las vestiduras de los sumos sacerdotes, una tela que probablemente lograría José de Arimatea en el templo”.

Es decir: tejidos caros para la mortaja y ungüentos reservados para el entierro de los reyes en el cadáver de un hombre ajusticiado en la cruz. “Y en la Sábana Santa de Turín tiene que haber mucho más”. 

El Santo Sudario de Oviedo, expuesto en veneración en la Catedral de Oviedo.

El Santo Sudario de Oviedo, expuesto en veneración en la Catedral de Oviedo. / L. N. E.

Que las dos telas tengan coincidencias de este tipo es llamativo e indican una hipótesis posible. Que fuera o no Jesús no puede ser demostrado por la ciencia. Habría que implicar muchas ramas del conocimiento como la filosofía, la teología o la arqueología bíblica. No se puede manifestar nada de una manera absoluta. Sería necesaria una identificación genética, “lo que es imposible porque no tenemos ADN que comparar”. En cualquier caso, Miñarro insiste en que estos descubrimientos no han de condicionar la fe, ni en un sentido ni en otro. “Para muchos puede ser motivo de afianzar su fe. La fe también se puede soportar en hechos, porque no es una ideología. El hecho por antonomasia es que el Verbo se hizo Carne, es el primer hecho histórico. Se hizo parte de nosotros”, sostiene. Hay otros hechos que fundamentan las creencias, como la existencia de los personajes que cuentan los hechos evangélicos y la cronología de los mismos. “La teología es la manera racional de comprender nuestra fe. Se fundamta en cosas racionales y en el conocimiento que cada uno adquiere con libertad”. 

¿Cómo llegó el Santo Sudario a la Catedral de Oviedo?

El denominado 'Sudarium Domini' de Oviedo es un trozo de lino de 82,7 x 52,2 centímetros que viajó en la primitiva Arca Santa de cedro, desde Tierra Santa hasta Asturias, huyendo de las amenazas persa y musulmana. Tras su paso por Cartagena, Sevilla y Toledo, y tras permanecer un espacio de tiempo en la ermita de Santiago en el Montsacro (Cordillera del Aramo, Asturias), fue acogida en Oviedo en la capilla de Alfonso II El Casto, o Cámara Santa, creada ex profeso para ello.

Miñarro señala que el rey Felipe II mostró un gran interés por esta pieza y recuerda un dicho popular de la época: "Quien va a Santiago y no va a San Salvador, visita al lacayo antes que al Señor". 

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