Misa del Alba

Jesús Cautivo: el alba de su túnica que todo lo inunda

El Cautivo y la Trinidad recorren las calles de su barrio en su tradicional traslado después de que la plaza de San Pablo haya acogido una multitudinaria Misa del Alba en la que el obispo, Jesús Catalá, que ha presidido la eucaristía, haya pedido a los fieles que abandonen los "ídolos falsos" para ganarse la salvación de Cristo

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

¿Dónde queda la noche cuando irrumpe la mañana? ¿Dónde las estrellas en el cielo profundo, cual promesas que no se cumplen, que tal como vienen, desaparecen? ¿Y esas sombras que apretaban el alma y que, como la cera sobre el asfalto, goteaba y golpeaba el credo cuando surgen las dudas? ¿Y el humo del pabilo recién abpagado que antes daba una luz que ya no es necesaria? ¿Dónde el clavel mejor pinchado? Atrás quedaron. Es Sábado de Pasión y en La Trinidad siempre amanece. Y el alba de su túnica todo lo puede. Todo lo inunda. 

El Sábado de Pasión no hace falta siquiera que suene el despertador. Los cuerpos ya están dispuestos desde antes y se levantan prestos de la cama. Es muy temprano y todos los caminos conducen a la plaza de San Pablo en esta peregrinación anual para asistir a la Misa del Alba. Los puestos de claveles se reparten en cada esquina de un barrio que esta noche, en realidad, apenas si ha dormido. 

Ese barrio guarda lo mejor de sí mismo en la memoria de quienes viven para evocarlo. Barrio que algunos insisten, ahora, en llamar de la alegría cuando se muere, sin embargo, a borbotones y agoniza desde hace décadas convertido en un funesto solar que sigue siendo para muchos esa inmensa mancha negra en pleno centro de Málaga y que solo parece interesar a las autoridades un par de veces al año. Esta mañana de vísperas es una de ellas. 

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

Las imágenes de Jesús Cautivo y la virgen de la Trinidad / Álex Zea

Asistencia

Ahora sí que no falta nadie, empezando por el alcalde, Francisco de la Torre, acompañado por media docena de concejales del Ayuntamiento, entre ellos de los grupos oposición. También la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Catalina García, junto a otros delegados territoriales del Gobierno autonómico. El presidente de la Agrupación, José Carlos Garín. Autoridades militares de Regulares de Melilla 52 y Ceuta 54, a las que se le impuso iniciados los primeros ritos, la medalla corporativa. Representantes del Málaga CF, del mundo empresarial, personalidades… 

El resto del año la indiferencia se impone. La desidia es la tónica. Aunque, en realidad, en su capillita de San Pablo, nunca están solos, sea la hora que sea, del día que sea. Allí reciben a diario peticiones y muestras de agradecimiento sincero de gentes de todo tipo, que son las auténticas autoridades de la piedad popular, cuanto menos, y que acuden con devoción a ese lugar dónde, a veces se va, cuando se agotan todas las opciones. Cual clavo ardiendo. Cuando seguramente no se sabe otro sitio a donde ir. Y la comunicación con Ellos es tan franca. Tan directa. Cara a cara. Sin perderles ni un instante la mirada. Tan reconciliadora y tranquilizadora… Y es ahora cuando ese fervor se desborda en las calles. Y se deposita en forma de ofrendas florales que se abullonan a sus pies y les cubren hasta la cintura. Y en piropos que con suma naturalidad, resuenan desde primera hora, que no se impostan. Ni se importan.

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

La plaza de San Pablo, repleta / Álex Zea

Es el Cautivo. Y es la Trinidad. Aunque sin nombrarlos se adivinen. Porque cerrando los ojos su imagen llega nítida a la retina del corazón. Y no es que la fe sea ciega. Quien sigue a Cristo es porque algo ha visto en Él. Se ha dejado seducir por Él. Se ha dejado conquistar tras ser testigo de sus milagros. Cosa diferente es que la vida a veces atraviese por desiertos. Es entonces cuando, tan blanco, tan puro, siempre aparece como un oasis redentor que fortalece y afianza. Y cumple.

Ceremonia

Poco después de las siete de mañana comenzaba la ceremonia. Miras a un lado y al otro y aunque no le veas, sabes que, aunque ahora convaleciente, está contigo quien te infundió la devoción. El trono de traslado, con un friso en tonos morados, el exorno más efímero de la Semana Santa, con el Señor y su Madre Coronada de la Trinidad, a la usanza hebrea pero con el elegante y apropiado terno penitencial estrenado esta Cuaresma, avanzaba muy despacio, tanto que se hizo esperar cuando ya había concluido la procesión de entrada, por la nave central del templo a los sones del canto 'Nuestra Gloria es la Cruz de Jesucristo', de Frisina, hasta asomarse al pórtico neogótico de esta decimonónica catedral trinitaria que diseñara Jerónimo Cuervo. Y como cada año, nada más aparecer por el dintel, se removieron las placas tectónicas de la ciudad. Temblaron los pilares en los que se asienta la devoción malagueña más pura. Y se evidenciaron las muestras de fervor sencillo en forma de vítores al Cautivo por parte de sus devotos más madrugadores. El cielo estaba teñido de ese añil tan de los amaneceres de Málaga.

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

La inmensa devoción de un barrio con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad / Álex Zea

El obispo de la diócesis, Jesús Catalá, tampoco quiso faltar. No lo ha hecho nunca desde que asumió la sede malacitana. Porque él es también consciente de la trascendencia de esta eucaristía al aire libre a la que asisten miles de personas. Y suele aprovechar la ocasión para tratar de transmitir en su homilía un mensaje nítido. Directo. Esta vez el prelado, auxiliado por una docena de sacerdotes, entre ellos el delegado Salvador Guerrero, recordó a los fieles cómo el Cautivo, pese a estar maniatado, "nos libera de la verdadera esclavitud del pecado". "Aunque lo veamos torturado, Él nos ofrece la sanación y la alegría del perdón; y aunque lo contemplemos que va conducido a la muerte, Él nos otorga la vida eterna", precisó Catalá, que insistió en que, para ello, es necesario que los cristianos abandonen los "ídolso falsos". Del mismo modo, animó a los cofrades a "luchar". "¡Hermosa tarea tenemos, queridos fieles! El cristiano tiene la necesidad y el deber de luchar, con muchas tribulaciones e incluso de padecer la muerte. Pero, asociado al misterio pascual y configurado con la muerte de Cristo, llegará, corroborado por la esperanza, a la resurrección".

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

Comunión durante la Misa del Alba / Álex Zea

Este es el gran misterio: En Cristo, en Jesús Cautivo, el “Hombre nuevo”, se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad. Esa túnica de alba resplandece y se impone. Él es justo. Tiempo. “Piensa sólo un instante que has roto los diques y flotas sin tiempo en la noche, que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra tan sólo te envuelve (...) ¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo! (...) El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida. El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.” (José Hierro, 'Amanecer').

Las lecturas fueron las propias del día: Ezequiel, 37, el Salmo 31 y Juan, 11, que fue el Evangelio. 

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

Claveles para Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad / Álex Zea

Música y saetas

La parte musical de la ceremonia correspondió un año más al Coro de la Catedral de Málaga, dirigido por Antonio del Pino, que actuó también como organista, acompañado por la soprano Lourdes Martín-Leiva, el tenor Luis María Pacetti y la Banda de la Trinidad Sinfónica, de la propia corporación, que seleccionó un repertorio casi en en exclusiva de Marco Frisina, sacerdote, maestro de capilla de la Catedral de Roma y Rector de la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere, seguramente el más destacado compositor contemporáneo de música sacra. Y por encima de todas ellas, el ‘Agnus Dei’, de la Misa Pane di Vita Nuova, durante el ofertorio, penetró hasta lo más profunda del alma de todos los presentes que abarrotaban la plaza.

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

Dos mujeres siguen el traslado de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad desde un balcón / Álex Zea

Cada Sábado de Pasión se inicia una revolución de la fe, de la piedad popular. Aquí no hay teólogos. Ni canonistas que lo expliquen. Es el pueblo, soberano, quien pontifica y sienta cátedra desde la humildad y una aparente ingenuidad, que no es tal, porque realmente es muy sabio y esa erudición viene aquilatada de hace muchos años. Con las primeras mecidas, casi antes incluso de que las andas abandonen el atrio paulense y superen la reja, la cofradía comparte con la ciudad que tanto les quiere sus imágenes. Ellos son de Málaga. Están engastados en su historia. Sonaron las saetas a cargo de Manuel García ‘El Mellizo’ y Antonio Porcuna 'El Veneno', tercer y segundo premio del Concurso de la Trinitaria. Entre el gentío, en la bulla que no les abadona, las emociones siguen estando a flor de piel. Se repite el milagro en una Trinidad que les espera con impaciencia para entregar sus ramos. Cuántas oraciones y súplicas en cada clavel. Cuántas peticiones y agradecimientos en esos tallos. Cuántas promesas hechas pétalos...

Misa del Alba con Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad

Las imágenes de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad, este sábado / Álex Zea

Traslado por el barrio

Ahí iban, por encima de la multitud que se arremolina en su torno, el Señor de Málaga y la Reina de un barrio, el de la Trinidad, que aunque comparta en su nomenclatura la sílaba inicial con otro geográficamente no demasiado lejano, también en la otra margen de un río, poco o nada tiene que ver, o debería, en cuanto a concepto, carácter, personalidad y puesta en escena que allí se estila, por pura y genuina. El mero intento de mimesis conduciría al desatino. Que la Trinidad es Ella, solo Ella y no otra.  

Sones trinitarios tras el trono, a cargo de la banda de cornetas y tambores del Cautivo, servían para adentrarse en la estrechez de Jara. Comenzaba de este modo el recorrido, sin prisa pero sin pausa, hasta el Civil a llevar el consuelo a los enfermos que en este centro sanitario son atendidos

El Cautivo y la Trinidad, frente al Hospital Civil, en su traslado este sábado

El Cautivo y la Trinidad, frente al Hospital Civil, en su traslado este sábado / Álex Zea

Estación en el Hospital Civil

Antes de llegar al recinto sanitario, se volvieron a retirar los claveles que tapaban a las imágenes. Cientos. Miles... El monte crecía y crecía. Las ofredas se agradecen, pero que no caigan desde balcones o ventanas elevadas, que pueden provocar severos daños. 

Dentro del hospital, con ‘Alma de la Trinidad’ a cargo de la Sinfónica, que había tomado el relevo de sus hermanos músicos de cornetas y tambores, los sanitarios y otros profesionales se metieron bajo los varales. La consejera de Salud dio los toques de campana. Allí se llevó a cabo una celebración de la Palabra, dirigida por el párroco de San Pablo, José Manuel Llamas. Se impusieron las medallas corporativas a los pacientes y cantaron saetas el ganador de este año de la Peña, el cantaor José Manuel Torres ‘El Ecijano’ y otra vez Diana Navarro, tocada de mantilla. El traslado llegaba a su punto culminante. A su razón de ser.

Misa del Alba y traslado de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad, en imágenes

Diana Navarro, durante la saeta que interpretó en la plaza del Hospital Civil. / Álex Zea

Con ‘Trinidad’ de Miguel Pérez, iniciaba la maniobra para abandonar la plazuela. Y con ‘Coronación de la Trinidad’ se produjo el tránsito hacia ese segundo acto del traslado, el que se disfruta quizás con mayor intensidad, con la bajada por La Regente, la estación el centro de salud de la calle Sevilla o la visita a los titulares de la Soledad de San Pablo, ya entronizados. A partir de ahí, la medida de las cosas se hace aún más relativa. El reloj apura cada segundo. Las emociones se multiplican. Las lágrimas brotan. Los abrazos se suceden… ante una túnica de alba, que todo lo inunda.