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Imaginería del Martes Santo

Francisco Buiza y la delicadeza

El prestigioso imaginero sevillano dejó la impronta de su poco conocido trabajo como miniaturista en cinco obras en el trono de la Virgen de las Penas, cofradía en la que también puede admirarse su Cristo de la Agonía

Francisco Buiza y la delicadezaArciniega

Las cinco obras para el trono de la Virgen de las Penas de Francisco Buiza nos revelan, ante todo, una faceta poco conocida del famoso imaginero sevillano: «Es uno de los más grandes miniaturistas que haya habido», sentencia el profesor de la UMA Francisco Sánchez López, que pone al escultor a la altura de artistas de la miniatura como Rafael Barbero Medina o Manuel Carmona.

En este caso, además, en la Hermandad de Las Penas se puede admirar la faceta de Buiza como tallista y autor del Cristo de la Agonía, así como la de miniaturista en el trono de la Virgen. «Cuando Juan Casielles, una figura clave de la Semana Santa, el gran artífice de la transformación de Las Penas, pidió que interviniera Buiza en el trono, apostó por un caballo ganador», sostiene el profesor de Historia del Arte.

Se trata de cinco obras que, una vez más, son el resultado de un programa iconográfico serio y bien planteado que guarda estrecha relación con la historia de la cofradía y, en concreto, con «una vinculación muy determinante».

Las dos figuras de los laterales, San José y Santiago, hacen mención a dos templos muy vinculados a Las Penas. Por un lado la tristemente desaparecida iglesia de San José de calle Granada, del siglo XVII, demolida en los años 60, al que pertenecía el gremio de los carpinteros y templo fundacional de la cofradía. En cuanto a Santiago, hace referencia a la collación parroquial, pues el templo de San José estuvo adscrito a la parroquia de Santiago.

Las otras tres capillas, con el grupo de la Huida a Egipto, San Cristóbal y Santo Domingo de la Calzada, recalcan «la vinculación más emblemática»de Las Penas, con el antiguo Ministerio de Obras Públicas, de ahí que se trate de miniaturas relacionadas con el transporte.

Como curiosidad, el San Cristóbal es una versión en miniatura de una de las primeras obras de Martínez Montañés para la iglesia del Salvador de Sevilla.

El profesor se centra en el grupo de la Huida a Egipto, cuya presencia en el trono, además de por esta relación con el transporte, «puede entenderse como uno de los siete dolores de la Virgen y estaría relacionado con la propia advocación de Las Penas».

Además, resalta del grupo la conexión que se plantea «con la estatuaria del Nacimiento, porque de hecho muchas veces el Nacimiento es como una escultura procesional en pequeño». Entroncaría por tanto esta obra, «con toda la tradición del Nacimiento en madera estofada policromada de la mejor tradición barroca».

Además, se trata de un grupo «de un modelado exquisito», en el que podemos apreciar el contraste entre el dramatismo con el que se asocia a Buiza en sus obras de gran tamaño «y estas piezas de pequeño formato en las que es un artista de una exquisitez y delicadeza como pocos». A este respecto, destaca la finura de la talla, la delicadeza en los detalles y lo más llamativo para el experto: «Los estofados y carnaciones (imitación de la piel) dentro de la miniatura». Las de Buiza son «unas carnaciones muy claras, transparentes, relucientes». Una obra redonda.

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