Sabiéndose ya sentenciado por el estado comatoso de su equipo, de su plantilla, de su proyecto, Aíto García Reneses aguarda la primera destitución de su larga, extensa y fructífera carrera deportiva. La que le ha llevado a ser el mejor entrenador español. El madrileño (20/12/1946), tras 40 años en los banquillos, nunca ha tenido que subir al despacho del gerente de turno para cobrar su finiquito anticipadamente. Y eso que ha tenido broncas fabulosas, pitadas extraordinarias en su etapa de Barcelona. Pero la sangre nunca llegó al río.

En Málaga será la primera vez. El club lo decidió el sábado por la noche y le dio forma el lunes. Ayer martes se continuó meditando cuál será el mejor recambio posible. La juventud de Paco Aurioles o la veteranía del archienemigo de Aíto, Bozidar Maljkovic. Sin casi caer en la cuenta de que Aíto aún puede escribir un final feliz en su epílogo en Málaga. Porque, a ver quién es el guapo que firma el despido del técnico si fuera capaz de ganar hoy en Granada por 15 puntos, hacer lo propio el domingo contra el Gran Canaria por 30 y meter al Unicaja en la Copa. Aíto busca el más difícil todavía. El doble milagro.

Dijo el sábado, tras lo del Barcelona, que se veía con fuerzas para seguir, para enderezar el rumbo, para despertar a este Unicaja dormido, sin una sola característica de los equipos de Aíto: agresivos en todas las facetas del juego, duros e intensos en defensa, veloces en la transición, alegres en el juego... Nada de eso, nada de su última obra en Badalona se ve ahora en el Carpena.

La plantilla también habla

Aíto será el que se vaya, salvo ese doble milagro, y la plantilla se quedará de rositas. También es culpable el equipo, por supuesto. El vestuario ha dejado de creer en él. ¿Alguna vez lo hizo desde hace un año? Y hoy, la verdad, tiene una muy buena oportunidad para hablar, alto y claro. Ayer me cansé de leer declaraciones. Todos dijeron estar de lado de su coach (bla,bla,bla...). Es esta tarde-noche cuando tienen que pronunciarse. Cuando deben poner todo lo que tienen. Esta plantilla, tan falta de talento, calidad y carácter, debe al menos enseñar su orgullo. Todos están en Málaga gracias a Aíto. Porque él lo quiso, lo aceptó y dio la orden de que se les fichara o se les renovara. Algo de agradecimiento entonces...

No les voy a marear con cábalas ni con calculadoras. Que si se gana y luego pierde el Fuenlabrada y el Cajasol hace la doble pirueta mortal antes de que el Bizkaia juegue en Menorca... bobadas. Les aconsejo que no pierdan el tiempo. Lo primero es ganar hoy en Granada. Y si se hace por 15 puntos de diferencia, pues mejor que por 10. Y ya mañana y pasado les aburriremos con todo tipo de logaritmos neperianos, límites y matrices.

Mucho debe cambiar el equipo de lo visto en el último mes y medio para pensar en conquistar el territorio del Cebé, donde Aíto siempre ha ganado con el Unicaja: 79-86 el pasado año y 51-93 hace dos temporadas. Después de perder cinco de los seis últimos encuentros de Liga ACB, el equipo llega a la penúltima jornada de la primera vuelta en una situación límite. Casi sin entrenador, casi sin Copa, casi sin orgullo... deprimente.

Para colmo de males, es muy probable que la estrella cajista, Terrell McIntyre, ni siquiera viaje hoy con el equipo. La plantilla, que se traslada a Granada en autobús en la misma mañana del encuentro, algo inédito en la etapa de Aíto, puede que no esté liderada por el pequeño base americano. Sé que alguno me dirá que para lo que está haciendo últimamente (-3 de valoración contra el Barça y -4 contra el Brose) pues tampoco se pierde gran cosa. Pero T-Mac es muy bueno y los hombres con talento han de jugar siempre.

En Granada, el colista, espera Panchi Barrera. El base debutó sin suerte este fin de semana. Querrá demostrar lo que no ha podido en Málaga, aunque sea a costa de firmar la sentencia de muerte de su gran y único valedor en Málaga: Aíto García Reneses. Paradojas.