El Unicaja hizo anoche magia en Valladolid. Transformó un simple trámite en una cuestión de orgullo. Y convirtió su paseo nocturno por las proximidades del Pisuerga en una cita histórica que ha entrado con letras de oro en los libros del baloncesto malagueño. Jamás, desde la fundación de este club, en 1992, el Unicaja había alcanzado en un partido los 151 puntos de valoración. Ni en Liga ACB ni en Copa Korac ni en Euroliga ni en Copa del Rey ni en Supercopa. Ni siquiera en un Trofeo Pollinica. Y lo logró ante el ya descendido Valladolid, un rival ante el que, lo más lógico, hubiese sido echarse a dormir, cubrir el expediente, ganar por 15 puntitos y de vuelta a Málaga, que mañana ante el Fuenlabrada, el equipo puede certificar matemáticamente con un triunfo su cuarta posición al final de la Fase Regular.

Pero en un ejercicio intachable de profesionalismo, Joan Plaza y sus hombres firmaron un encuentro ejemplar, llegaron hasta los 151 puntos de valoración y estuvieron a una sola canasta de lograr la mayor victoria a domicilio de toda su historia. El récord estaba en la mochila a un minuto del final, cuando el cuadro verde campaba a sus anchas y sometía al Valladolid por 45 puntos (59-104). Pero rebajaron la tensión al final y la cosa se quedó en 41: 65-106. El 30 de abril de 2009, el Unicaja ganaba en Granada por 51-93. 42 arriba. Uno sólo de diferencia.

El Unicaja viajó a Valladolid dispuesto a sacar, única y exclusivamente, lecturas positivas del partido y, siendo un verdadero ejemplo, lo consiguió. Es cierto que el rival del malagueño Pepe Pozas dio todas las facilidades del mundo. Los hombres de Ricard Casas, una vez consumado el descenso, han bajado los brazos de una forma escandalosa. Cada uno trató de hacer la guerra por su cuenta. Y en esta tesitura, el plantel cajista sacó petróleo. Las canastas llegaron con pasmosa facilidad y la agresividad atrás, la tremenda capacidad física bajo los aros y el empuje de todo el equipo permitió a los malagueños ver aro una y otra vez, a raíz de sus rápidas transiciones.

El ¡¡¡76%!!! en tiros de dos lo dice todo. 33 canastas tras 43 intentos desde dentro del arco de 6,75 metros. Un camino de rosas para los malagueños, que lograron esas canastas gratis corriendo y machacándose atrás, y con una fiesta completa. De los 12 hombres que empleó Plaza, todos menos Hettsheimeir, que viajó pero no pudo ser inscrito, 10 valoraron en la decena o por encima de ella.

El Unicaja fue una sinfonía casi perfecta, con esos 151 de valoración. Su jugador más valorado fue Vlade Stimac, que alcanzó los 22, con otro «doble-doble» que añadir a su colección: 13 puntos y 13 rebotes. Al pívot le siguieron, por orden, Toolson (19), Fran Vázquez (18) y Caner-Medley (16). Llegaron e incluso pasaron los 10 puntos de valoración: Domas Sabonis (10), Urtasun (11), Suárez (12), Granger (13) y Kuzminskas (14). Una auténtica pasada.

El «Niño» Sabonis, que actuó donde su padre, el genial Arvydas, sentó cátedra en la ACB antes de fichar por el Real Madrid, viajó incluso la misma mañana del partido, porque a primera hora tenía un examen en el instituto. Así que después dejó la mochila por la ropa deportiva, se subió en el AVE y se trasladó a «Pucela».

Fran pasó los 600 tapones. Anoche puso cinco «gorros» y ya suma 604. Otro histórico. Como el Herbalife ganó en Manresa, el Unicaja, a falta de tres jornadas para la conclusión de la Fase Regular, puede firmar su cuarta plaza de forma matemática ganando mañana sábado al Fuenlabrada. Sería el colofón previo a los play off.