El comienzo del play off provoca un efecto muy parecido a cuando afrontas la Copa del Rey, da igual, mas allá de colocarte en una u otra posición en la tabla, lo que hayas hecho anteriormente, el contador siempre se pone a cero y hay que ganarse el pase a la siguiente ronda minuto a minuto y canasta a canasta.

Bien es cierto que el torneo copero no te da margen de error alguno, un despiste, un mal día o uno bueno del contrario y te vas para casa, se acaba todo en un suspiro. Aquí en el play off tienes cierto margen, no mucho es verdad, sobre todo en este primer cruce de cuartos, al ser a tres partidos, un traspié indebido, sobre todo en el primer encuentro para el equipo de casa, le pone las cosas muy cuesta arriba en la eliminatoria.

En una serie corta, como la que tenemos delante, es importantísimo desde primera hora, presentar tus credenciales y tus intenciones, como decía Joan Plaza en la previa del choque ante los vitorianos, jugar el partido como si no hubiera un mañana. Salir desde el salto inicial a dar bocados, a enseñarle al equipo de enfrente lo caro que es sacar algo positivo de tu casa.

Todos esos condicionantes y premisas las tenía muy claras ayer noche el Unicaja en su cruce frente al Laboral Kutxa. Sólo hace falta aludir a dos acciones puntuales del encuentro para ver claramente las intenciones y el ánimo del equipo. Con un minuto y diez segundos por jugar del tercer cuarto y con 58-35 en el electrónico, en un desajuste defensivo Granger acabó emparejado con el pívot visitante Begic, éste recibe el balón en poste bajo, el base verde con agresividad lo toca y al irse el mismo hacia fuera se lanza en plancha a intentar salvarlo, rápidamente dos compañeros, Kuzminskas y Vasileiadis acuden a levantarlo, a la vez que todo el Carpena aplaude en pie la intensidad y el compromiso de los suyos.

Por cierto la segunda es la acción del final de ese cuarto, robo y mate sobre la bocina de Kuzminskas que volvía a enardecer a la parroquia local que en esos momentos disfrutaba a rabiar con el juego y la entrega de los suyos. Con esa energía puesta sobre la pista y jugando en casa pocas opciones tiene el rival de sacar algo positivo de tu territorio.

Es verdad que tan sólo es una victoria de las dos que hacen falta para pasar a la semifinal, pero hacerlo con la contundencia y autoridad que lo hizo anoche el conjunto malagueño es un toque de atención para navegantes.

Lástima el último cuarto, que no empaña en absoluto el partidazo cajista y sobre todo el susto por el golpe que recibió en su pierna Markovic. Esperemos que se quede tan sólo en eso, en un simple susto y que no le impida participar mañana sábado en Vitoria, primera oportunidad para finiquitar la serie y pasar a la siguiente ronda. Y sino, siempre nos quedará el Carpena, donde a buen seguro el público volverá a ser ese impulso que le de un plus más al equipo.