Sigamos ilusionando, continuemos soñando. El Unicaja ha abierto una puerta que parecía cerrada a cal y canto. Una ventana a la ilusión. La Eurocup, que amenazaba con ser una ruina absoluta tras una penosa Fase Regular y un Top 16 muy justito, ha cambiado el color del día a día del Unicaja. El equipo ha mostrado en las últimas semanas un gen que había estado enterrado hasta ahora: carácter. Sólo con ese genio se pueden voltear eliminatorias, ganar a domicilio a equipos de pedigrí y comenzar a vislumbrar la posibilidad de levantar un título. La Eurocup, tras la machada de Múnich, se ha puesto a cuatro victorias. Cuatro, únicamente. ¿Difícil? Desde luego. ¿Imposible? Para nada...

Tras asaltar el Audi Dome de Múnich ahora aparece Krasnodar. Como un atajo hacia un éxito mayúsculo que supondría, para el Unicaja, ganar un título y ampliar esa coqueta sala de trofeos que ha construido el club en Los Guindos. Porque, que nadie se engañe, un título es un éxito. Y rotundo. Y la Eurocup brinda esa tremenda oportunidad. En la próspera ciudad rusa, al suroeste del país, próxima al Mar Negro, se juega hoy el Unicaja parte de su futuro. Como ocurrió hace unos días en Múnich. Ahora sucede lo mismo, salvo que ya no estamos en los cuartos de final, sino en toda unas semifinales de la Eurocup. El primer obstáculo está salvado. El Unicaja tomó impulso saltando el muro alemán. Y ahora toca el «Loko» Kuban.

El Unicaja no llega, ni mucho menos, en las mejores condiciones posibles. El miércoles jugó toda una finalísima en Múnich y el domingo regresó a la ACB, en casa ante el Joventut. Nada más acabar ese partido, la plantilla tuvo una sesión de vídeo en el mismo vestuario del Martín Carpena. O sea, que con el sudor aún en la frente tras la victoria ante los catalanes ya se estaba pensando en el siguiente examen.

Y este mismo domingo, antes de la medianoche, la expedición verde ya estaba en el Aeropuerto para tomar un vuelo desde Málaga a Moscú. Cinco horas largas de avión, toda una noche en sentado en un incómodo sillón. Y, después, un par de horas más en tránsito en el aeropuerto y otras dos más en otro avión, para viajar hasta Krasnodar. O sea, más de 12 horas de viaje.

La situación del «Loko» de Sasha Obradovic es diametralmente opuesta a la del Unicaja. Ellos pararon en su Liga cuando arrancaron los play off. Le metieron un 2-0 de libro al Zenit San Petersburgo y, desde el viernes de la anterior semana, están de «descanso activo». O sea, que mañana harán justo 11 días sin competir. Aunque eso, en realidad, tiene una doble lectura. El Unicaja va a llegar como una moto, compitiendo y jugando partidos a vida o muerte. Y ellos tendrán ampollas en los dedos de darle a los mandos de la «Play Station» o de irse a jugar a los bolos, como publicó en su Instagram el australiano Broekhoff, junto a Rochestie y Janning.

¿Qué es mejor? Desde luego, que contar con el apoyo de tus aficionados. El factor pista seguirá siendo decisivo e importantísimo. El Unicaja ha sido el único equipo de estas cuatro eliminatorias de cuartos de final que rompió el «gafe». Y ahora el «Loko» vuelve a tenerlo a su favor. Los 4.500 espectadores del Basket Hall de Krasnodar serán importantes, pero lo es más el largo viaje y el cansancio de los jugadores malagueños.

El Unicaja, eso sí, recupera a todos sus efectivos. No tendrá a ningún jugador Joan Plaza en la enfermería. Jeff Brooks, a medio gas en Múnich, demostró ante el Joventut que atraviesa por un momento dulce y que su tobillo derecho está ya totalmente recuperado. Y eso es importante, porque ellos son también muy físicos.

El encuentro tiene un horario atípico (18.00 horas), ya que en Rusia son dos horas más. Pero así hay más tiempo para saborear lo que ocurra después y también tocará esperar menos hasta el arranque.

Los malagueños atraviesan una buena dinámica, la mejor racha del curso tras cuatro triunfos consecutivos y la eliminación del Bayern Múnich. El equipo es consciente de lo mucho que hay en juego, porque esta Eurocup pone una plaza a disposición del campeón para la próxima Euroliga 2017/18. Y eso es mucho, muchísimo.

Los dos saben que es un partido con red. El Lokomotiv tendrá la presión de jugar en casa el primer duelo. Y los hombres de Plaza son conscientes de lo extremadamente complicado que es remontar un play off a tres perdiendo de inicio. Hay mucho en juego en Krasnodar. Nada será hoy definitivo, pero el ganador tendrá la mitad del trabajo hecho y un pasaporte casi sellado para la final. Sí, para toda una final.