Una defensa descomunal del minuto 1 al 40, una buena racha de triples en el segundo cuarto, que sirvió para estar ya siempre por delante en el marcador, mayor paciencia en ataque que el día de Tenerife y una buena lectura de la guerra de guerrillas en la que se convirtió cada jugada del partido fueron anoche las claves que permitieron al Unicaja ganar al Iberostar Tenerife en el desempate del play off de cuartos de final por el título. Una victoria que permite ahora a los verdes citarse con el Real Madrid en una semifinal de Liga que hay que tomarse como un premio con mucho que ganar y casi nada que perder.

Dos años después, el equipo de Los Guindos vuelve a estar en el Top 4 de la ACB, entre la creme de la creme de la Liga Endesa. ¿Su sitio natural? Pues yo pienso que sí, pero también es verdad que con Real Madrid, Barcelona (a pesar del fiasco de este año), Baskonia, Valencia y hasta Herbalife Gran Canaria luchando por lo mismo, pues tampoco es como para no poner en valor este pase a «semis». Sobre todo porque para llegar hasta este punto, además, ha habido que sufrir un montón durante muchos meses en los que el equipo no acababa de arrancar. Pero esa desconfianza sobre este proyecto es ya historia desde hace muchísimas semanas. En realidad, nadie a día de hoy en su sano juicio duda ni de Plaza ni de sus chicos. Ni de los que juegan más ni de los que juegan menos ni siquiera de los que no juegan nada o casi nada. Todo es ahora color verde esperanza en el equipo y en su entorno.

La temporada cajista era de notable hasta ayer y es de sobresaliente desde hoy. Pase lo que pase a partir de esta semana en las semifinales, hay que felicitar al equipo por su juego y por sus resultados, especialmente los últimos dos meses, en los que se ha convertido en una máquina de aniquilar rivales.

Ayer, tras una mala noche el viernes en La Laguna, una de las pistas más duras de la Liga Endesa este curso -por cierto-, los chicos de Plaza volvieron a tirar de talento para finiquitar una eliminatoria en la que el Unicaja ha demostrado que a día de hoy tiene más recursos, más talento y más empaque que este Iberostar Tenerife.

El de ayer era un partido para valientes, con mucho que perder y poco que ganar, pero el Unicaja ejerció de equipo «grande» desde el primer minuto y no dio ninguna opción al rival a base de esa defensa descomunal y de su gran acierto desde el perímetro.

El partido fue tenso, duro, farragoso. Lo calentaron Vidorreta y Plaza en las entregas precedentes y eso generó demasiado juego subterráneo. No parecía el escenario ideal para los cajistas, pero la verdad es que el equipo se puso el mono de trabajo, supo sufrir y también bajar al fango para superar a su rival.

Con Musli y Fogg «castigados» con muy pocos minutos, Okouo y, sobre todo, Lafayette tuvieron su cuota de protagonismo. La ovación que se llevó el base de pasaporte croata cuando Plaza lo sentó en el esprint final del partido sirvió de reconciliación definitiva jugador-grada.

El Carpena vibró y ayudó de lo lindo. Pero dentro de la alegría por el deber cumplido, el único dato negativo fue la poca gente que vio en directo el pase a semifinales. Lo de la entrada de ayer en el Palacio merece un serio debate y un examen de conciencia colectivo. Hubo ¡¡3.255!! asientos vacíos. No hay ninguna razón lógica para que no se llenase ayer el Palacio. Excusas puede haber mil, pero razones hay cero. Lo siento. El que se dé por aludido y se enfade, es su problema. Este equipo, vigente campeón de Europa y ya semifinalista de la ACB, merece que su afición esté a full con ellos. De manera incondicional. Desgraciadamente, no es así. Fue una pena anoche mirar a las gradas y ver tanto plástico. Los que fueron estuvieron de lujo. Sobresaliente para ellos. Pero los que se quedaron en casa... no sé que quieren.

Ahora vendrá el Real Madrid y se llenará. Dará lo mismo el día y la hora. Entonces, no habrá excusas. Pero que nadie se lleve a engaño, se llenará de aficionados que quieren ver al Madrid, no al Unicaja. Pido al club que la entrada más barata para semifinales sea de 150 euros. Está claro que somos los que somos, los siete mil y pico abonados y nada más. Para estos, precios especiales y posibilidad de llevar a alguien más a precio reducido. Los otros, los que van a ir solo y exclusivamente porque quieren ver al Madrid, 150 pavos. Ahí lo dejo.