Solventada con éxito la primera «final» del Top 16 de la Eurocup el pasado martes ante el Estrella Roja de Belgrado, el Unicaja tiene de nuevo la obligación de ganar esta noche, sí o sí, al Limoges francés, un club con solera e historia, pero en mal momento ahora, que visita el Martín Carpena. Salvó de forma airosa el equipo malagueño ese primer envite a vida o muerte ante el Estrella Roja. Y es que este Top 16 es realmente peligroso. Son sólo seis jornadas en las que está prohibido fallar en casa. Y más después del mal debut malagueño en Valencia. Había que ganar al cuadro serbio y se hizo. Y esta noche toca, de nuevo, vencer en la Eurocup. No le queda otra al equipo verde, que es superior al Limoges, pero que no podrá dormirse en los laureles.

El Unicaja trata de volver a encontrar sus raíces tras un bache de juego. El inicio de temporada nos dejó a todos boquiabiertos. La excelente racha inicial, con un juego alegre, vertical y marcado por la anotación, dio paso en diciembre a un Unicaja con dudas, con varias situaciones de crisis individuales y con serios problemas en rebote y defensa. Florecieron circunstancias negativas que habían estado escondidas por la brillantez ofensiva del equipo.

Tras tocar fondo ante el Iberostar Tenerife, el Unicaja ahora trata de reencontrarse consigo mismo dándole una vuelta de tuerca al ideario de Luis Casimiro Palomo. El manchego tiene claro que hay que seguir jugando con velocidad, en transiciones rápidas, agotando pocos segundos y siendo agresivos ante el aro rival. Como se hizo, por ejemplo, en el tercer cuarto ante el Movistar Estudiantes. El resto del partido sirvió para que el equipo tratase de seguir encajando piezas, con más dudas que certidumbres.

Suárez, más tiempo de baja

El Unicaja volverá a echar de menos a sus dos bazas defensivas principales: Alberto Díaz y Carlos Suárez. Con la penalización, además, de que el «capi» ha sufrido un paso atrás en su proceso de recuperación de su rotura muscular en el gemelo. El capitán deberá estar de dos a tres semanas más de baja, por lo que está descartado para hoy martes y tiene incluso complicado llegar a la Copa del Rey.

El recién llegado Ryan Boatright no podrá jugar tampoco ante el Limoges. La normativa en la Eurocup cierra el mercado de fichajes al arrancar el Top 16 y abre una ventana entre la tercera y la cuarta jornada. Es decir, que el pequeño base estadounidense sí que podrá jugar la próxima semana, precisamente en Limoges, pero aún no podrá ayudar a sus compañeros en esta tercera jornada.

Así las cosas, Casimiro tendrá únicamente a nueve jugadores hoy disponibles, más Viny Okouo y los canteranos que el técnico quiera tener. Una rotación muy corta, algo similar a lo que veremos en el histórico Limoges. El técnico Francois Peronnet, que se hizo cargo del equipo hace un mes por los malos resultados del cuadro limusino, tiene a un núcleo reducido de jugadores. Una plantilla física y atlética, que lanza bien de tres puntos (segundos de la Eurocup con el 42,6% en el triple), que trata de resurgir en su Liga.

El Limoges no atraviesa su mejor momento. Pasaron los años de grandes títulos para el club galo, entre ellos, la Copa Korac que le ganó en la final al propio Unicaja en el año 2000. Ahora, el Limoges acumula nueve triunfos y siete derrotas en la Liga francesa, aunque ha escalado algún puesto tras ganar en Chalon este fin de semana (73-77). El fichaje de Jordan Taylor ha sido clave en su mejoría.

El equipo malagueño deberá vigilar muy de cerca a los exteriores Axel Bouteille (12,8 puntos) y Dwight Hardy (12,6), que tiene licencia para lanzar a canasta. Por dentro, los galos tienen más físico que talento. Mucho atleticismo pero poca calidad. Es un equipo que, poco a poco, trata de ganar disciplina, aunque sufre en el rebote, como el Unicaja. Tiene en sus filas un exACB como Samardo Samuels. Hoy toca ganar. Otra vez.