Nadie en su sano juicio habría dicho al principio de esta Liga -sobre todo después de aquellos amistosos de pretemporada tan tristes- que un Unicaja sin Alberto Díaz, sin Carlos Suárez y sin Jaime Fernández (baja de última hora por una inoportuna gastroenteritis) estaría capacitado para competir en una pista como la del Palau Blaugrana y ante un rival del caché de este Barça Lassa, líder intratable de la Liga Endesa.

Pues el equipo de Luis Casimiro casi hace saltar este domingo por los aires esos pronósticos agoreros. Porque sin sus tres jugadores nacionales más determinantes, al descanso estaba 41-41, en el esprint final del tercer cuarto iba 4 abajo, 60-56, a 7:45 del final solo uno por detrás, 71-70, y acabó cediendo 94-83, pero haciendo sudar al campeón de invierno y haciendo sufrir a la grada blaugrana, que no pudo respirar hasta los tres o cuatro minutos finales. Lástima tanto esfuerzo para no tener ningún premio.

Y es que lo que no puede ser, no puede ser... y además es imposible. El equipo de Casimiro, con lo que puso sobre la pista, habría ganado probablemente en el 80% de las canchas de la Liga Endesa y en el 90% de las de la Eurocup. Pero la exigencia era máxima y no hubo final feliz.

No es por buscar excusas. Nunca las busco... y ahí está la hemeroteca. Pero obviando la ausencia puntual en esta ocasión de Jaime Fernández, cada partido que pasa me parece más evidente que las lesiones de Alberto Díaz y de Carlos Suárez han «matado» la evolución del equipo. La del base pelirrojo fue muy dura, llegó cuando mejor estaba el equipo y cuando cada jugador tenía asumido su rol. El entonces espectacular Unicaja dejó de jugar de memoria y siguió ganando más partidos que perdiendo, es verdad, pero con otra imagen y más dudas.

Aunque la lesión del «capi» es la que ha acabado de fundir los plomos del equipo. Suárez es vital para este grupo. No porque meta 8 puntos y coja 6 rebotes. No solo por eso. Es por otro plus que da en la pista e incluso desde el banquillo. Sin él todo es más difícil y los últimos partidos son un claro ejemplo.

¿Qué habría pasado este domingo con el base canterano y el ala-pívot de Aranjuez en la pista culé? Eso ya nunca lo sabremos. Lo que si sé yo -y lo sabemos todos- es lo que pasó sin ellos dos: Barça Lassa 94 -Unicaja 83.

Hablando de nombres propios en positivo: espectacular este domingo la puesta en escena de Ryan Boatright. Está limitado de centímetros, pero le sobra descaro y talento en ataque. Su partidazo este domingo solo puede hacer que aumentar la ilusión de la afición: 17 puntos y 4 asistencias. Hay que recordar que no es un «temporero» al uso de esos que vienen un par de meses y se vuelven «pa» su casa. El norteamericano firmó hasta final de temporada. Una gran incorporación de la dirección deportiva y de Luis Casimiro. Las cosas, como son.

El Barça-Unicaja ya es historia. El Unicaja sigue metiendo mucho, pero recibiendo demasiados puntos. El Barça le hizo esta vez 94 y así es complicado ganar. Ahora toca resetear, darle Almax o lo que sea a Jaime Fernández para que se recupere su estómago y empezar a pensar en el partidazo del miércoles en el Carpena contra el Valencia Basket. En juego: el pase matemático a cuartos de final de la Eurocup y, si vienen bien dadas, incluso el liderato del grupo. A ver...

FICHA

94 - Barça Lassa (17+24+25+28): Pangos (16); Blazic (9), Claver (1), Singleton (13), Tomic (10) -cinco inicial- Seraphin (13), Hanga (16), Oriola (6), Kuric (10) y Ribas (-).

83 - Unicaja (15+26+18+24): Roberts (10), Milosavljevic (8), Waczynski (5), Wiltjer (14), Shermadini (8) -cinco inicial- Salin (2), Diez (11), Lessort (8), Boatrigth (17).

Árbitros: Pérez Pizarro, Rafael Serrano y Alfonso Olivares. Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la décimo octava jornada de la Liga Endesa disputado en el Palau Blaugrana ante 4.931 espectadores.