Liga Endesa

Unicaja 112-Zaragoza 72: Feliz Unicaja Nuevo

El Unicaja aplasta al Casademont Zaragoza de Adam Waczynski en el primer partido de 2022 y mantiene vivas sus escasas opciones matemáticas de estar en la Copa del Rey del próximo febrero en Granada

Emilio Fernández

Emilio Fernández

Al Unicaja le han sentado bien las uvas. Después de dos derrotas durísimas en el esprint final del 2021 ante el Joventut y el Lavrio griego, el equipo cajista reaccionó en este estreno del nuevo año ganando al Casademont Zaragoza por ¡¡40 puntos!! y demostrando a los más incrédulos que no son tan malos como parecieron en sus últimos partidos de 2021.

La aplastante victoria 112-72 sobre los maños tiene pinta de que llega tarde para el objetivo de jugar la Copa del Rey de febrero, pero a tiempo seguro para empezar a mirar a un play off por el título que todavía parece lejano, pero al que hay que agarrarse cuanto antes... por lo que pueda pasar en el futuro.

Es verdad que el adiós a lo de Granada sigue sin ser matemático, pero las cuentas no acaban de salir ni aunque se ganen los dos partidos pendientes antes del corte copero, el de Bilbao y ante el Valencia Basket, este en el Martín Carpena, el próximo domingo, desde las 12.30 horas. Con ese pleno el Unicaja cerraría la primera vuelta con 9 victorias y 8 derrotas, un balance que se antoja insuficiente, aunque este +40 es verdad que aumenta las opciones. Ojalá me equivoque.

El equipo mejoró esta vez su imagen y su juego. Tampoco era muy complicado el reto. Pero es verdad que los de Fotis Katsikaris pusieron en estos primeros 40 minutos del 2022 más actitud, más ganas y más baloncesto que en sus tenebrosas últimas apariciones. Hubo cierta "revolución" en los roles. Alberto y Cole, por ejemplo, compartieron cinco inicial, Barreiro volvió a jugar de "4", Katsikaris juntó después en la pista a sus 3 escoltas (Jaime, Brizuela y Francis) y Nzosa fue la primera rotación interior. Aunque lo más sorprendente fue que Carlos Suárez no apareció por el parqué hasta el minuto y medio final del tercer cuarto. Salvo percance físico que se me escape... sorprendente.

La resurrección cajista de este martes previo a la llegada de los Reyes Magos tuvo un testigo presencial muy "especial" sobre el mismo parqué del Carpena. Adam Waczynski volvió a la que fue su casa, ahora defendiendo la camiseta del Casademont Zaragoza. El público se volcó con él en la presentación, ofreciéndole una cerrada ovación y un reconocimiento a sus 5 años en la entidad de Los Guindos. Waczynski no tuvo su día, desde luego. Estuvo errático en el tiro y perdió confianza según fueron pasando los minutos. Su regreso a Málaga fue bueno en lo emocional, pero horroroso en lo deportivo, para suerte cajista.

En medio del debate de si hay que reforzar el equipo o no, de si vale con lo que hay para buscar los objetivos todavía pendientes o es obligatorio fichar "algo" para poder crecer competitiva y deportivamente hablando, el equipo mostró señales de mejoría que solo serán reales si perduran en el tiempo en los próximos partidos.

El partido empezó muy frío. El Carpena lució un ambiente muy pobre, solo 2.473 espectadores, y eso se notó en el parqué. El intercambio de canastas del primer cuarto favoreció a un Casademont Zaragoza que fue casi siempre por delante y que tuvo un par de veces 6 puntos de renta. Al llegar el minuto 10, eso sí, el marcador estaba casi equilibrado, 19-20.

Mejoró el equipo en el segundo cuarto. Sobre todo porque apretó en defensa y porque estuvo fino en el rebote. También entraron los tiros desde el perímetro. Katsikaris buscó rotaciones continuas para tratar de tener lo más fresco posible a su equipo, que después de tener una máxima renta de 11, 46-35, alcanzó el descanso con un más que interesante 48-38.

El equipo volvió del descanso enrabietado y amplió su diferencia a 21, tras dos tiros libres de un renacido Jonathan Barreiro, 59-38. El partido pareció finiquitado con todavía cuarto y medio por delante. Hasta 26 arriba mandaron los verdes, 70-44. Al final del tercer cuarto, 74-50 y partido solucionado. Cuidar lo máximo posible el average "por si acaso" se convirtió entonces en el único aliciente de la noche.

Poca historia tuvieron los 10 minutos finales. Con el rival rendido y cada uno haciendo la guerra por su cuenta, los verdes pudieron disfrutar de un plácido desenlace. Un triple de Jaime Fernández puso el +31, 86-55, con 6:07 por jugarse. Al final, 112-72. Buena victoria y mejor average soñando con el milagro de la carambola perfecta camino de Granada.

Ahora toca mirar de reojo lo que vaya pasando en otras anchas y empezar a preparar el examen serio que llegará este domingo, cuando el Valencia Basket, todavía sin la Copa del Rey asegurada, visite a las 12:30 el Martín Carpena. Si hay motivos para volver a creer, el fin de semana lo sabremos cien por cien.