Sirva como antecedente para establecer el contexto, que el pasado sábado, la secretaria general del PSOE de Madrid, Sara Hernández, todavía se refería a la presidenta de la Junta y, desde ayer, flamante aspirante a liderar el PSOE como Susana «Díez» en vez de Díaz. Fuera de las fronteras regionales, las realidades políticas a las que acostumbra Andalucía se difuminan. Con este trasfondo, la campaña de Díaz para hacerse con la secretaría general del PSOE arrancó tal y como se esperaba. Con un acto multitudinario que permitió a la mandataria andaluza sacar músculo y presumir de apoyo orgánico, gracias a la presencia en primera fila de, entre otros, José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González o Alfonso Guerra. Un elenco al que hubo que sumar un importante respaldo territorial, personificado por la plana de barones regionales y cargos provinciales que estuvieron en el Palacio de Ferias de Madrid (Ifema) para asistir a la puesta en escena de la candidatura de Díaz.

Después de intensos meses de especulaciones, la presidenta de la Junta puso fin a la incertidumbre artificial sobre las 13:30 horas, verbalizado de manera oficial su decisión de pugnar por la secretaría general del PSOE. «Es para mí un orgullo anunciar mi candidatura a secretaria general de este partido, acompañado de los dos mejores presidentes que ha tenido España en su historia moderno», subrayó en alusión a la presencia, en primera fila, Zapatero y González.

Después de su intervención de ayer, Díaz dejó claro que basará su fuerza en un discurso con constantes alusiones a la «unidad» del partido, y sin grandes concesiones a todo lo que no sea un PSOE que no acumule de nuevo la fuerza suficiente para gobernar en España basado en la reconquista de «una mayoría social». Frente a un auditorio especialmente acondicionado, abarrotado, unas 9.000 personas según la organización, Díaz insistió en la necesidad de «volver a gobernar a través de la victoria». Dibujó, en este sentido, un partido que sume un apoyo suficiente para no depender de otras fuerzas políticas.

No sumó en todo su discurso una sola mención a Pedro Sánchez, pero sí lanzó críticas veladas al exsecretario general. Alusiones, que sirvieron, además, para corroborar las diferencias que separan el proyecto de Sánchez del suyo. «Una cosa es pactar y otra es entregar el partido e imitar modelos que no son los nuestros» dijo para asegurar que los acercamientos a Podemos han servido, precisamente, para distanciarse de la esencia del partido.

En una intervención, que rozó la hora de duración, dio buena muestra de su oratoria personalísima, apelando a las emociones y la historia del partido, arrancando así los aplausos de un auditorio completamente entregado.

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Las imágenes del acto de Susana Díaz

Para darle contenido, Díaz trazó los ejes fundamentales de lo que se intuyó como parte de un programa de gobierno. Sobre la configuración del Estado, con Cataluña en pleno auge secesionista, se abrazó al pacto federal sellado en la Declaración de Granada. En este sentido, dibujó una «Cataluña dentro de una España federal», pero plantando cara a cualquier elemento que quiera romper la soberanía del país. «Nadie es mejor que nadie por ser de una tierra o de otra», apuntilló. Cobró, llegados a este punto, especial relevancia la intervención del alcalde de Cornellà, Antonio Balmón, y por partida doble. Por un lado, sirviendo de enlace con el PSC, por otro, porque Balmón ratificó el modelo planteado por Díaz como solución al conflicto independentista.

La presidenta de la Junta, habló, por lo demás, de la historia del PSOE para enfatizar sus conquistas sociales y se identificó plenamente con la apuesta por los servicios públicos. «La sanidad y la educación no se tocan», precisó para lamentar el papel desempeñado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al que culpó de gobernar a «las espaldas de la gente».

En busca de la unidad, avalada por el lema de su campaña, «100% PSOE», dejó claro que el partido «no es ni de Susana Díaz ni de nadie, y nunca lo será». «El partido es de sus militantes», puntualizó. En clara contraposición a la estrategia planteada por Sánchez, Díaz se identificó como una dirigente de izquierdas y manifestó que «no hay nada más a la izquierda del PSOE». Díaz fue presentada con entusiasmo por el diputado, Eduardo Madina, y la exministra y primera mujer candidata a liderar a la secretaría general del PSOE, Matilde Fernández.