Los meses de junio, julio y agosto de este año pasarán a la historia como el verano más fresco de este siglo. Con una media que oscila los 24,7 grados, los malagueños y visitantes despiden los meses estivales con menos calor de los últimos trece años.

Si se compara la media de este año con la registrada desde que comenzó en 1942 a realizarse este seguimiento, se observa que este verano ha sido normal, solo dos décimas por encima del promedio histórico que viene marcado por 24,5 grados, según informaron desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La ausencia de terral y las elevadas temperaturas que se registraron durante el verano de 2012, que se cerró como el más caluroso de toda la historia, contrastan con lo sucedido este año, que registró en el mes de junio incluso unas temperaturas mucho más frescas de lo habitual para la fecha que marcaba el calendario.

Desde Aemet indicaron que la máxima alcanzada en la capital durante este año ha sido de 37,6 grados, una temperatura que superaba los 40 grados en el interior. Solo hubo terral el pasado 7 de agosto debido al inusual viento de levante que azotó la Costa del Sol.

Las temperaturas mínimas una vez caída la noche se han mantenido en niveles habituales. Algo que ha ido en aumento tras adentrarse más en la propia estación y subir la temperatura del mar. Aún así, junio (con 19,8 grados) registró unas mínimas por debajo de la media histórica marcada en 20,1 grados. A pesar de que la lluvia ya hace sus primeras apariciones esporádicas todavía queda verano que disfrutar. Está previsto que a partir del domingo cambie el viento y entre el poniente, lo cual aumenta las posibilidades de despedir el verano con algún día de terral aunque sea tardío.

Si a principio de semana se pronosticaba para el fin de semana, y sobre todo el sábado, lluvias en la provincia, los cambios en las últimas horas hacen que la situación sea inestable y no se pueda asegurar con exactitud. La depresión aislada en niveles alto, lo que antes se llamaba gota fría, parece que se aleja y va hacia al océano Atlántico. Este cambio del fenómeno atmosférico hace que no esté previsto poner ningún punto de la provincia en alerta, según Aemet, aunque no descartan que pueda llover.