Nueva victoria electoral de Susana Díaz, aunque lejos de la mayoría absoluta. Descenso del apoyo al PP, que deja a Juanma Moreno sin posibilidades para soñar con conformar un gobierno. Fuerte subida de Ciudadanos por el flanco de los populares, que ratifica su tendencia generalizada al alza y firma la consolidación definitiva de la marca dentro del arco parlamentario andaluz. Derrumbe continuado en el ala más a la izquierda, con Podemos e IU perdiendo filamento para iluminar con menos fuerza que en 2015, y lejos de poder romper con lo establecido a través de una posible alianza electoral.

Si ahora se celebraran las elecciones autonómicas para perfilar el mapa político en Andalucía, esta sería a grandes rasgos la lectura de la composición del Parlamento andaluz según la encuesta de Celeste-Tel, que ha realizado en exclusiva para La Opinión de Málaga y el Diario de Jaén la intención de voto y las expectativas de los andaluces ante una hipotética llamada a las urnas.

Los resultados del amplio sondeo, basado en 2.450 encuestas realizadas en las ocho provincias de la región del 4 al 18 de diciembre (antes de conocer los resultados de las elecciones catalanas), sugieren cambios en el comportamiento de los votantes con respecto a 2015, pero sin variar una aritmética que, a priori, no ofrece una alternativa a otra legislatura que no esté bajo el paraguas socialista.

De esta forma el PSOE obtendría 48 escaños (35,9% de los votos), uno más que en las autonómicas de 2015; el PP lograría 31 diputados (24,8%), perdería dos escaños; Ciudadanos obtendría 13 diputados (11,8%), cuatro más que en 2015; Podemos pierde dos escaños y pasaría de 15 a 13 (13,6%) e IU bajaría hasta los 4 diputados (6,4%), perdiendo uno en relación a las votaciones de marzo de 2015.

Al margen de las voluntades de sus líderes políticos, la suma de PP y Ciudadanos no alcanzaría la mayoría absoluta y Díaz tendría el camino despejado para repetir al frente de la Junta de Andalucía, con posibilidad de recabar apoyos tanto de la formación naranja o en Podemos, siendo esta última opción altamente improbable debido al abismo que se ha creado en estos años entre la mandataria andaluza y Teresa Rodríguez.

Pese a un 2017 agitado para Díaz, con el episodio de las primarias fallidas, la balanza se inclina hacia su lado. Curiosamente, si bien registra un tímido descenso de papeletas con su nombre, la fuga de votos del PP a Ciudadanos provoca que el PSOE aumente su séquito de diputados en un escaño.

De acuerdo con la foto fija de Celeste-Tel, los socialistas pasarían de 47 a 48 representantes en el Parlamento. Un respaldo del 35,9% que deja al PSOE de forma holgada como la fuerza más votada en Andalucía, aunque paradojicamente perdería 29.371 votos en relación a 2015. Eso sí, evidenciando que el horizonte de las mayorías absolutas a las que se acostumbró el partido a lo largo de muchas décadas queda ya muy lejos.

Si alguien esperaba un descalabro de Díaz a causa de sus ambiciones para dar el salto a la política nacional, la encuesta confirma que el desgaste político vaticinado por sus rivales ha sido inexistente. Hasta el punto de dejar a la actual presidenta de la Junta en una situación muy cómoda para jugar con los tiempos. Aunque Díaz haya insistido en que no habrá un adelanto electoral en 2018, la capacidad para fijar los plazos está en sus manos y gana más fuerza si cabe cuando la intención de voto de los andaluces divisa un amparo hacia su persona.

Los populares, con Moreno al frente, en lo que sería la segunda vez que concurre a unas elecciones autonómicas tras asumir el testimonio de Javier Arenas, lejos de remontar, perderían dos diputados y se dejarían por el camino 11.693 votos. En valores porcentuales, el apoyo sería de 24,8. Un resultado que, sin lugar a dudas, dejaría un mal sabor al PP y pondría a su líder en una tesitura complicada. Moreno se quedaría sin margen de maniobra para hacer otra cosa que no sea repetir otros cuatros años al frente de la oposición.

El análisis aportado refleja una tendencia que debería hacer saltar las alarmas a los de Moreno, y que va en sintonía con las preocupaciones del partido a nivel nacional: el agigantamiento de Ciudadanos por el flanco del electorado popular, tradicionalmente más fiel e inamovible, y que ahora ve en la formación naranja una alternativa potable para su voto.

Porque el crecimiento que más eco suscita con respecto a los resultados de 2015 es, precisamente, el partido que encabeza en Andalucía Juan Marín. Ciudadanos se presta a ser un triunfador de esta cita con la urnas. Tras su irrupción con 9 diputados, si hubiera que votar hoy, los de Marín se irían hasta los 13 escaños, registrando el mayor crecimiento de todos los partidos (84.374 votantes nuevos).

El trabajo de campo para esta encuesta se realizó del 4 al 18 de diciembre, antes del triunfo de Inés Arrimadas en las elecciones catalanas del 21D. Con esta mecha ganadora encendida, la lectura invita a pensar que es posible un nuevo incremento de apoyos. Lo que también se confirma es la relativa trascendencia del candidato. Juan Marín, en este caso. De todos los posibles a presidir la Junta, es el menos conocido entre los andaluces. Esto confirma la fuerza de la marca matriz y de sus estiletes, como la mencionada Arrimadas o Albert Rivera. Por otra parte, si en Ciudadanos quieren cumplir con su determinación de entrar en gobiernos a partir de ahora, con estos resultados, todo pasa por un nuevo entendimiento con el PSOE. Una idea que suscitaría, seguramente, un amplio rechazo entre parte de sus bases.

En el apartado de vencidos hay que encuadrar también a Podemos. Los de morado perderían fuelle, pasando de 15 a 13 diputados, y dejándose por el camino 68.282 votos. Por abajo, el escrutinio se cerraría con IU. La histórica formación de izquierdas tocaría suelo con 4 diputados. Si bien, en este sentido, cabe recordar las inequívocas señales de acercamiento que se están lanzando Rodríguez y Antonio Maíllo, lo que hace intuir que sus planes pasan por revalidar la fórmula de Unidos Podemos. La suma de ambas fuerzas tampoco columbra, en todo caso, una alternativa de gobierno.

En lo que se refiere a la valoración de los mencionados líderes en una escala de 0 a 10, el suspenso es generalizado. La mejor calificación la obtiene Díaz, con un 4,8. La segunda nota más alta es para Marín: un 4, 1 seguido de Moreno con 3,8 y Maíllo con un 3,1. La peor valoración recae en Rodríguez. La líder de Podemos obtiene un 2,6. En el grado de conocimiento, la actual presidenta de la Junta gana por goleada. Atesora un 97,4 por ciento, a gran distancia de Moreno, en el segundo lugar. El presidente de los populares andaluces alcanza una notoriedad del 79,5 por ciento.