­En medio de especulaciones y análisis de encuestas sobre si Teresa Rodríguez será capaz de llegar a la cima, ella explica que la única ansiedad que siente le viene de imaginar que algún día los jóvenes ya no sitúen la recuperación de sus derechos en el centro de atención. Confirma que su relación con Susana Díaz tiende a ser nula, pero que eso no importa luego a la hora de llegar a acuerdos si hay voluntad para ello.

Lograron reunir a 5.000 personas en Sevilla. ¿Están de subidón?

Estamos muy contentos con la campaña. Va in crescendo. En Jaén llenamos un aforo, a pesar de un día de lluvia poco apetecible. En Almería, también. En Sevilla hubo mucha gente que se tuvo que quedar fuera. Tenemos la sensación de cierto desborde.

Entonces, ¿sí le ve utilidad a la campaña?

Hay un 20% de indecisos. La campaña es útil para lanzar mensajes concretos. Nosotros nunca tenemos tanta visibilidad en los medios como en campaña.

Una cosa es un mitin y otra cosa son las urnas. De eso saben mucho en IU. ¿No le teme a las altas expectativas?

Hombre, siempre está el temor de no poder cumplir con las expectativas. Pero la principal ansiedad que tenemos nos viene por la necesidad de recuperar derechos. Nos da miedo que los jóvenes que se incorporan ahora al mercado laboral ya no sientan la necesidad de esos derechos por culpa de esta dinámica de recortes ya consolidada. O empezamos a recuperar niveles salariales o nadie echará de menos como funcionaban las cosas antes. Que tampoco es que fueran una maravilla, dicho sea de paso. Por eso mi expectativa es tener capacidad de gobierno o tener una influencia potente.

¿Por qué ahora sí y en 2015 no, cuando Podemos estaba en la cresta de la ola?

Lo voy a explicar en un tono muy de la calle: en Andalucía somos muy poco dados a la novelería. Somos desconfiados de la novedad. Venimos de vuelta y queremos ver primero cómo funciona la gente. Y hemos conseguido trasladar cierta imagen de confianza gracias a los ayuntamientos, con nuestros grupos municipal. Conocen nuestras propuestas concretas del Parlamento.

¿Se sienta mal por relegar a Antonio Maíllo al número dos?

No me siento mal porque Antonio no me hace sentir mal. Ninguno de los dos tenemos ese perfil de político profesional con necesidad de cargo. Esa es una de las claves de que la confluencia funcione tan bien.

¿Qué representa Susana Díaz

Susana Díaz es el resultado de esa generación de socialistas que han nacido con el cargo. Una política superprofesionalizada y con poco fondo de armario ideológico. Muy educada en la batalla política interna de su partido. Le va la vida en el cargo.

Cuando usted dice que no quiere gobernar con Susana Díaz, ¿es porque se cree incompatible con ella o porque piensa que Díaz no quiere gobernar con usted?

Porque es una de las primeras decisiones que tomamos en la confluencia. Que no íbamos a formar parte de gobiernos con Susana Díaz. IU ya tiene la experiencia de haber confiado en Susana Díaz, que ha demostrado que no es de fiar en ningún caso. Además, nosotros no nos podemos conformar con ser la fuerza de izquierdas subordinada al PSOE. Nosotros somos la alternativa al PSOE sin tener que pasar por las derechas.

Quién está en el Gobierno toma las decisiones que luego pueden mejorar la vida de la gente: PSOE y Adelante Andalucía. ¿No le cuadra?

El problema es que cuando IU trató de emprender esa labor, tuvo serias dificultades. La administración está completamente viciada por las redes clientelares y partidistas del PSOE. Y el PSOE siempre se ha negado a transformar la administración. Es como su última frontera.

Todo esto forma parte del pasado. Las circunstancias ya no son las mismas que entonces.

Con las mismas personas y los mismos ingredientes es difícil que te salga una receta distinta. Si viera un cambio me alegraría, la verdad. Pero no he visto ningún cambio en estos tres años y medio en los que yo he convivido diariamente con el PSOE en el Parlamento.

¿Evitar por activa y por pasiva que gobierne la derecha cómo se traduce a la realidad?

Es claramente lo que hemos hecho en Sevilla, Córdoba, Jerez y, en su momento, en Marbella. Si la derecha suma, que no va sumar, pues no vamos permitir ese gobierno de la derecha.

¿Los políticos están obligados a saber gestionar los futuros mapas políticos, que apuntan todos a fragmentación?

Sin duda. Entramos en un proceso de empate a cuatro. Eso nos obliga al diálogo y a reforzar nuestra capacidad de negociación. Pero no son pactos de estabilidad lo que necesitan los gobiernos. Esa estabilidad la necesitan los ciudadanos. De hecho, las políticas más duras se han hecho con gobiernos de mayoría absoluta. ¿Qué hay que hacer en los futuros pactos? Poner las políticas en el centro.

Eso es el clásico programa, programa, programa de toda la vida.

¡Mira qué antiguo! Pues sí. Ese es el futuro. Julio Anguita ha sido premonitorio.

¿El programa del PSOE y el de AA coinciden en muchos puntos?

Claro. Pero el problema del PSOE siempre es el mismo. Cuando están en campaña dicen una cosa, cuando están en el gobierno, pues no terminan de cumplir.

Su relación con Susana Díaz es prácticamente inexistente. ¿Se sobrevalora la importancia del feeling personal o de verdad lastra para llegar a acuerdos?

La relación personal no tiene ningún peso para llegar a acuerdos. De hecho, ahí está el acuerdo al que llegamos sobre la financiación autonómica, que fue el más profundo. Conseguimos entendernos con el PSOE. Incluso, luego, se incorporó el PP. Las relaciones se sobrevaloran, sí. Tiene mucho que ver con la simplificación de los mensajes.

¿Usted contempla pedir la cabeza política de Susana Díaz a cambio de facilitar un hipotético gobierno del PSOE?

Nosotros nunca hemos dicho eso. Parece que ese rumor está saliendo de Ferraz. Cuando hablamos de susanismo, lo hacemos de un determinado tipo de PSOE. Este PSOE de segunda generación, cuyos integrantes ya se incorporan con un cargo. Pero no es un veto particular a Susana Díaz. Es como una muñeca rusa. Si miras el perfil de los líderes provinciales del PSOE. Todos tienen el mismo perfil que Susana Díaz. Cargo desde los 18 años. Sin ningún vínculo con la realidad.

¿Qué es lo que más le ha decepcionado de Susana Díaz en la última legislatura?

La incapacidad de reconocernos ninguna iniciativa. Ni siquiera se ha detenido a mirar las que le hemos puesto sobre la mesa. Muchas estaban en el propio programa electoral del PSOE.

En esta campaña se está hablando mucho de bajar los impuestos.

Bajar los impuestos es una impostura. Porque compromete a los servicios públicos como son la sanidad y la educación. El problema no es si se pagan impuestos, sino quién los paga. En Adelante Andalucía defendemos una redistribución de los impuestos. Hay personas a las que hay que bajarlos para subirlos luego a las rentas del capital.

¿Usted está a favor de la independencia de Cataluña? Albert Rivera lo ha afirmado así.

En ningún caso. Eso es directamente un invento. A mí me gustaría que Cataluña se quede. Lo que sí creo es que los verdaderos cultivadores de independentistas son los que hacen de esto una batalla de tripas. Por otra parte, tiene guasa que en unas elecciones andaluzas estemos hablando de Cataluña. Parece que Juan Marín se va a presentar a la Generalitat.

¿Cuál sería la primera medida que adoptaría en el caso de ser presidenta de la Junta?

Una auditoría de la administración pública andaluza. Tenemos que recuperar las barreras entre administración, gobierno y partido. Hay que profesionalizar y democratizar la administración pública. Es lo primero que hay que hacer cuando uno llega a una casa que ha estado mal gestionada durante tantos años.