La provincia de Málaga, con sus mil contrastes geográficos y la diversidad que impone el crisol cosmopolita de la mayor parte de sus municipios, también es enormemente rica en sabores. A escasos kilómetros de las vegas de la Axarquía que acogen la única despensa europea de frutas subtropicales, el pueblo malagueño situado a una mayor altitud, Alfarnate, ya puede presume de ser el principal foco de peregrinación primaveral de todo el Sur peninsular para la observación de cerezos en flor.

«En pocas semanas, en cuanto estemos a mediados de este mes de marzo, empezaremos a recibir en el Ayuntamiento muchísimas llamadas para saber si ha empezado la floración y para cuándo va a empezar la recolección del cerezo». Lo manifiesta José Manuel Arrebola, edil de Turismo, Cultura y Fiestas, al tiempo que explica que se han convertido en tradición muy reciente «las excursiones con salida desde casi todos los puntos de la provincia, así como las quedadas entre amigos, para venir a ver los cerezos».

Casi tan populares como tantas y tantas imágenes que los usuarios de las redes sociales suben a sus respectivos perfiles cuando empieza a nevar en el municipio, los visitantes cada vez son más activos a la hora de compartir estampas que eran hasta no hace tanto patrimonio exclusivo del valle cacereño del Jerte. «Como este aspecto es novedoso, les estamos preparando a nuestros turistas rutas específicas por nuestro pueblo y su entorno, como la de Vilo o la incluida en la Gran Senda de Málaga. Y estamos muy contentos de la gran respuesta que estamos recibiendo de turistas de toda la provincia, que de camino visitan esa Venta de Alfarnate, con toda su leyenda sobre los bandoleros, que es la más antigua de Andalucía».

Arrebola, acerca de las 100 toneladas de cerezas que ya se recolectaron el pasado año, subraya que la mayoría se comercializan en el propio pueblo, «como si fuese un producto gourmet». O que al visitante lo que más le asombra es poder «ver sin que sea temporada de nevadas, montañas enteras totalmente blancas y con ese olor tan característico que los cerezos en flor proporciona».

El turismo activo, además, es casi obligatorio en Alfarnate, porque enclavado en los denominados Pirineos de la Axarquía todo el término se halla por encima de los 900 metros de altitud. «Tenemos la ventaja de ser uno de los pueblos de la provincia que más llueve, por lo que nuestro entorno siempre está verde e invita a los paseos y al senderismo». Agrega el edil que a día de hoy, dentro del año hidrológico -desde septiembre-, como ejemplo, ya se han superado los 700 litros por metro cuadrado.

El Ayuntamiento aconseja además visitar Alfarnate «con motivo de los eventos que mensualmente se organizan y, en especial, durante la única fiesta axárquica de Moros y Cristianos, en septiembre.