Por qué y para qué se nos pone la piel de gallina

Te explicamos por qué se nos pone la piel de gallina a los humanos y a otros animales

Por qué y para qué se nos pone la piel de gallina

Por qué y para qué se nos pone la piel de gallina

Todos sabemos de qué estamos hablando cuando nos referimos a piel de gallina. Es ese aspecto granuloso, que recuerda a la piel de un pollo pelado, que adquirimos en todas las zonas cubiertas de vello, a excepción de genitales, cabeza, pies y manos, ante ciertos estímulos. La pregunta que hemos planteado es por qué sucede esto y si tiene alguna utilidad. Y la respuesta es sorprendente.

Un mecanismo común en varios mamíferos

Casi todos los mamíferos experimentamos de manera incontrolada e involuntaria una erección pilosa bajo ciertos estímulos. Hablamos de vellos que se erizan porque el mecanismo recuerda a la defensa natural del simpático erizo, y no vamos muy desencaminados. También les sucede lo mismo a los gatos cuando detectan una amenaza.

El sistema nervioso encargado de tensar los músculos erectores que hay en cada vello es el sistema nervioso simpático, encargado de las reacciones de estrés y defensa, entre otras. Esto significa que no podemos controlar tener la piel de gallina ni evitar sufrirla ni causarla a voluntad.

Pero ¿para qué sirve esta reacción?

En el caso de los seres humanos, es una herencia de nuestros antepasados. Con un cuerpo cubierto por completo o casi por completo de vello, al erizarse se formaba una pequeña capa de aire bajo el pelaje que protegía el cuerpo de las bajas temperaturas. Por ese motivo, cuando tenemos frío se nos eriza la piel y adquiere ese aspecto tan característico.

Sin embargo, las hormonas que envían las señales responsables de la piloerección también se activan ante circunstancias de mucho estrés o situaciones especialmente emotivas. En este aspecto nos parecemos más a otros mamíferos como el gato y el erizo, y la reacción podría formar parte de un sistema de comunicación gestual de un antepasado común.

La duda que se plantea es si, dado que cada vez tenemos más herramientas para defendernos del frío y menos vello corporal natural, llegará un momento en la evolución de los seres humanos a partir del cual se imponga una mutación sin músculos erectores pilosos. De momento, ahí siguen, de manera vestigial.