Viajes

Los últimos días de la Unión Soviética

En 'El último verano de la URSS', la médico y traductora Sara Gutierrez relata un viaje del Báltico al Mar Negro el año de la desintegración de la Rusia Soviética.

La médico y traductora española Sara Gutiérrez, autora del libro.

La médico y traductora española Sara Gutiérrez, autora del libro. / L.O.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hace ahora 30 años que tuvo lugar la voladura de la URSS, un proceso iniciado por Mijail Gorbachov que permitió que Rusia dejará atrás la dictadura comunista y se encaminara hacia la 'democracia dictatorial' de Vladimir Putin. Menos da una piedra. En cuanto al resto de repúblicas soviéticas, se convirtieron en estados con dispares índices de opresión, salvo notables excepciones como los tres países bálticos o Ucrania, una nación que hoy siente los zarpazos del 'zar' Putin en su territorio.

La excepcionalidad de 'El último verano de la URSS' (Reino de Cordelia) de la médico asturiana, periodista y traductora de ruso Sara Gutiérrez estriba en ese telón de fondo que bulle y que anuncia un cambio geopolítico mundial. También resulta excepcional porque constituye una ventana privilegiada al descascarillado aparato de funcionamiento soviético en sus últimos estertores, un sistema en el que la corrupción, la escasez y la inoperancia fueron sus señas de identidad, más que palpables en estas páginas llenas de encanto y brío narrativo.

Porque Sara Gutiérrez, con una beca del Ministerio de Educación de la URSS para formarse en Oftalmología, decidió ese verano del 91 recorrer la Unión Soviética de norte a sur, desde la San Petersburgo asomada al Báltico hasta Odessa, bañada por el Mar Negro. Un viaje en el que visitó las tres repúblicas bálticas y buena parte de Ucrania, donde estudiaba.

Portada de la obra.

Portada de la obra.

Y le acompaña en esta 'gesta ferroviaria' -dadas las inmensas trabas burocráticas- una compañera de estudios, la uzbeka Yulduz, que le sacará de más de un apuro. La pareja de viajeras, en principio como el agua y el aceite, ofrecen un acertado contrapunto entre la visión occidental y la soviética, lo que da lugar a escenas memorables, como el descubrimiento por parte de la uzbeka de esa maravilla tecnológica que son las bragas de papel.

Escrito con mucho sentido del ritmo, Sara Gutiérrez no ahorra en causticidad a la hora de describir la carencia generalizada de bienes de consumo y el laberinto de sellos, permisos y despachos de la mastodóntica burocracia del país.

El libro de Sara Gutiérrez se convierte así en un gran pasatiempo literario que hará disfrutar al lector pero también en testigo histórico de una gigantesca dictadura en descomposición.

Publicada en tapa dura, 'El último verano de la URSS' tiene el aliciente además de presentarse en una soberbia edición, con portada doble y las sugerentes ilustraciones de Pedro Arjona.