Arbós y Beethoven clausuran Alhaurín

Reseña del último concierto del Ciclo de Cámara de la localidad

Alejandro Fernández

Trío Arbós

Solista: Manuel Gómez Ruiz, tenor.

Programa: Obertura de Fidelio, op. 72; Diez variaciones sobre la canción de Wenzel Müller “Ich bin der Schneider Kakadu”, op. 121 y Canciones para voz y trío con piano (selección), de L. van Beethoven.

Lugar: Auditorio Centro Cultural Vicente Aleixandre.

Por las mismas razones la crisis cultural sobrevenida por la pandemia también se llevó por delante la temporada pasada la cita de cada primavera con la música de cámara en Alhaurín de la Torre y su Ciclo de Cámara. Un año después y con tan sólo dos programas para esta edición. Antonio Heredia -mentor y coordinador del ciclo- ha sabido mantener en pie este encuentro musical que, además de prestigiar al municipio, constituye el ejemplo más palpable que la gran música y especialmente en su vertiente camerística tiene cabida y atrae a un público incondicional cuando propuestas e intérpretes se sitúan en el plano de la excelencia como es el caso del Trío Arbós el sábado pasado.

Fundado en el noventa y seis y con una discografía que supera la treintena de trabajos el conjunto formado por Ferdinando Trematore, violín, José Miguel Gómez, violoncello y Juan Carlos Garvayo, piano volvieron a reunirse para cumplir con el encuentro con este Ciclo de Cámara que ha culminado su decimosexta edición coincidente además con el cuarto de siglo de andadura del Trío Arbos. Si a mediados de mayo la apertura del ciclo corrió a cargo del Cuarteto Granada, otro de los habituales de este ciclo, la clausura estuvo reservada al trío español con el universo beethoveniano en los atriles.

Las propuestas del Trío Arbós apetecen siempre como una vuelta sobre la literatura para la formación de violín, violonchelo y piano y donde siempre es posible descubrir una perspectiva nueva de la música que hacen tan cercano y experiencial cada recital del conjunto. Arbós gusta de formular cuestiones al oyente que lejos de la provocación hacen accesible esos códigos que en ocasiones se disfrazan de ininteligibles y distantes interpretaciones. Si a ello se une el diálogo con otros géneros o la concurrencia de otros intérpretes como en el caso del concierto pasado son algunas de las razones que hacen tan atractivas los programas del Trío Arbós.

El concierto pasado arrancaba con la adaptación realizada por el propio Juan Carlos Garvayo para trío de la obertura de la ópera 'Fidelio'. Adaptación donde las cuerdas asumen el arco tímbrico de estas secciones en la orquesta mientras que la paleta cromática del piano no sólo acompaña y dialoga con ambos instrumentos sino que asume el papel de las maderas, metales y percusión. Lectura medida, llena de acentos que abría este monográfico Beethoven.

Tras 'Fidelio' llegó el turno del Trío nº 8 del op. 72. Obra de madurez, donde Beethoven dispone una larga introducción de tono solemne y notas alargadas que dan paso a diez variaciones sobre una canción popular que rondaba la Viena beethoveniana y que sirvió de prólogo a la intervención del tenor canario Manuel Gómez Ruiz con una selección de canciones armonizadas por el genio de Bonn que hicieron escalas por distintos países europeos con la dificultad añadida del uso de distintas lenguas superada con creces por la cuidada dicción que aplica el cantante. Gómez posee un instrumento generoso, bien afianzado en el plano medio que junto al carácter contrastante de estas canciones dieron sentido a esta arriesgada apuesta del Trío Arbós.