Música

El Cervantes traslada el «Rigoletto» de Verdi a la Italia de Mussolini

Juan Jesús Rodríguez, Sabina Puértolas y Alexey Tatarintsev protagonizan el rompedor drama lírico sobre la pasión, el deseo y el engaño, envuelto aquí en la estética del neorrealismo italiano

Foto de familia de artistas y autoridades en el Teatro Cervantes.

Foto de familia de artistas y autoridades en el Teatro Cervantes. / Álex Zea

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Pocos hits hay en la historia de la ópera como 'La donna è mobil'e, tan en nuestro imaginario colectivo que sirve de fondo sonoro para anuncios de snacks y desodorantes. Cuentan las crónicas que, a la mañana siguiente del estreno, se tarareaba por las calles la pegadiza aria. Verdi lo intuía: había exigido el máximo secreto de todos los cantantes y músicos, en especial, claro, al tenor Raffaele Mirate (que, como el duque Mirate, tenía que entonar la pieza) que tuvo la partitura a su disposición sólo unas pocas tardes antes del estreno y se vio obligado a jurar que no cantaría ni silbaría la melodía antes del estreno. Detalles que dan cuenta de que pocos compositores hay en la historia de la músico como Verdi, popular y arriesgado, comprometido pero también fan de las ligerezas, un autor, en fin, sabedor de los dilemas intrínsecos del ser humano como prueba su 'Rigoletto'. Hoy, 172 años de su estreno, uno de los paradigmas de la lírica regresa al Teatro Cervantes, de la mano del barítono Juan Jesús Rodríguez, la soprano Sabina Puértolas y el tenor Alexey Tatarintsev y ambientado en la Italia fascista del final de la II Guerra Mundial que levantará el telón del Teatro Cervantes de Málaga los días 11 y 13 de marzo. 

La 33 Temporada Lírica del coliseo, que patrocinan Unicaja Banco y Fundación Unicaja, presenta una versión escénica del Villamarta de Jerez para la que Francisco López ha tomado como referente el cine neorrealista italiano de la posguerra. El director titular de la Orquesta Filarmónica de Málaga, José María Moreno, conducirá desde el foso esta producción musical del Teatro Cervantes de la obra con la que Giuseppe Verdi adoptó el realismo teatral en lugar de las convenciones románticas del mundo caballeresco medieval y comenzó a usar el canto para profundizar de manera decidida en la psicología de los personajes. «Un jorobado que canta, diría alguno… ¿y por qué no? ¿Molestará? No lo sé, y, si no lo sé yo, no puede saberlo el que haya propuesto esta modificación. Yo encuentro bellísimo representar este personaje externamente ridículo y deforme e internamente apasionado y lleno de amor», escribió Verdi poco antes del estreno a un amigo.

La puesta en escena firmada por López traslada la acción desde la corte ducal de Mantua, en el siglo XVI, a la República de Salò, en las postrimerías de la II Guerra mundial. Sin embargo, cuando se alza el telón, un sorprendente e ingenioso juego de equívocos parece indicar los contrario, vinculando eficazmente ambas épocas, la del original verdiano y la de la Italia de Mussolini. Una cruel y sórdida atmósfera en la que se desenvuelve la trama pero en un discurso estético de contienda, algo que, lamentablemente, coincide con estos días en que hemos vuelto a concocer el significado de la palabra 'guerra'.

El Cervantes ha colgado el cartel de 'no hay billetes' para las representaciones pero, afortunadamente, "con objeto de acercar el montaje a la mayor cantidad posible de aficionados", se invitará al público el ensayo general de mañana. A las 8.30 horas de mañana se repartirán entradas en las taquillas del templo de la calle Ramos Marín (dos por persona) para la prueba general, que comienza a las 20.00 horas el mismo día.