Éxito | Moda

Calafat: la moda como obsesión, la marca como expresión personal

El que muchos consideran ya el nuevo David Delfín reivindica las prendas como una forma particular de indagar y compartir asuntos que nos conmueven de manera íntima. El modisto torremolinense aún digiere el éxito en el gran escaparate nacional del diseño, la Madrid Fashion Week, gracias una serie de prendas atemporales, lejos de tendencias y con formas esculturales inspiradas en el fallecimiento de un amigo. «Ser irrelevante en esta industria es fracasar, hay que hacer ruido», asegura el creador, responsable de una ropa «hecha por personas para personas»

Tres diseños del malagueño Álvaro Calafat.

Tres diseños del malagueño Álvaro Calafat.

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

«Hay muchas colecciones de moda con conceptos vacíos; bajo mis conceptos, las colecciones deben doler, picar, ser sentidas por su diseñador. Me gusta enseñar quién soy y cómo me encuentro en cada proyecto. Ahora he querido reflexionar sobre los dos extremos del amor, el sexo y la muerte», asegura Álvaro Calafat, el diseñador malagueño que sorprendió a propios y extraños en la reciente Madrid Fashion Week con su tercera colección, 3LeMorte, inspirada en «los dos extremos del amor, el sexo y la muerte». El creador aún digiere el éxito en el gran escaparate nacional del diseño, gracias una serie de prendas atemporales, lejos de tendencias y con formas esculturales inspiradas en el fallecimiento de un amigo íntimo.

Para Álvaro Calafat (Torremolinos, 1989) el diseño es una expresión profundamente humana. 3LeMorte ahonda en conceptos muy poco habituales en las pasarelas, reivindica las prendas como una forma particular de indagar y compartir asuntos que nos conmueven. «Nuestra es ropa para personas hecha por personas», resume el diseñador, quien hace años, siendo adolescente, se dio cuenta de que la moda era el vehículo creativo que necesitaba: «Yo nunca he sido bueno en nada, ni en deportes, ni estudiando…. La moda se convirtió en mi obsesión. Me hizo ser listo, me hizo crecer. No fui un chico fácil de gestionar, pero aprendí cómo gestionar según qué cosas en la vida», recuerda. Y así el joven aprendió a valerse por sí mismo y lograr hacer las cosas a su manera. Como lo demuestran sus colecciones, siempre caracterizadas por la singular y, dice, «la irreverencia»: «Ser irrelevante en esta industria es fracasar, hay que hacer ruido. Pero también hay que saber mantenerse y generar interés no sólo de las revistas sino también de los compradores y los clientes».

Contemplar las creaciones de Álvaro y charlar con él deja una cosa muy clara, meridiana: lo suyo es insobornable. «No soy de medias tintas», sentencia. No se siente el malote de las pasarelas españolas, como alguna vez lo han calificado, pero, eso sí, enseñas las garras: «No mucho, simplemente no me gusta que jueguen con nosotros, ni que nos hagan de menos o nos traten mal. Con nosotros no hay chance en este tema. Lo tomas o lo dejas, blanco o negro, pero tonterías las justas. Cuido a mi equipo y somos una familia. La de la moda es una industria maravillosa en muchos aspectos pero en otros tantos tienes que tener cuidado».

Álvaro Calafat, en su taller. | ÁLVARO CALAFAT

Álvaro Calafat, en su taller. / víctor a gómez. málaga

Álvaro Calafat y sus colaboradores no siguen las tendencias, sus coleccionistas no obedecen al calendario. «Hacemos piezas de arte que se pueden usar como ropa. En nuestras colecciones verás pocos básicos. Hacemos ropa guay, única, con un sello propio y que define unos códigos, de marca y de personalidad», dice el torremolinense.

Asegura Álvaro que se siente «muy andaluz», y quiere que se note: «Intentamos siempre generar sinergias entre nuestra inspiración y Andalucía. Personalmente me encanta que todo lo andaluz se reconozca y creo que no hay mejor exponente que nosotros. Intentamos internacionalizar el look Andalucía, más referencias y la cultura del trabajo. Yo me siento más andaluz que cualquier cosa y estoy orgulloso de poder exponerlo al mundo».

Al pensar en el éxito de Calafat en Madrid resulta inevitable recordar al fallecido David Delfín, otro revolucionario de la moda desde la Costa del Sol. «Siempre ha sido y será referente de todos, creo que marcó una época, una forma de pensar, y lo mejor es que creó una comunidad: una vez, amigos suyos me contaron que era como el flautista de Hamelín y es verdad que ese concepto puede tener un punto de relación conmigo», confiesa el diseñador.