Entrevista

Rosa Montero: "Una novela debe ser precisa, como un artilugio de relojería"

"Tengo dos proyectos de libros. El primero sería la cuarta entrega de Bruna Husky. Y el segundo sería otra novela contemporánea", afirma la autora

Rosa Montero ha firmado esta tarde ejemplares de su novela en la Librería General de Zaragoza.

Rosa Montero ha firmado esta tarde ejemplares de su novela en la Librería General de Zaragoza. / Andreea Vornicu

Álvaro Jordán

La escritora y periodista Rosa Montero regresa a la novela negra a través de 'La desconocida', un proyecto conjunto escrito en tándem junto al periodista francés y ganador del premio 'Quais du Polar', Olivier Truc.

Se trata de un retorno a la novela negra bastante peculiar. ¿Qué sensaciones tiene con la obra ya publicada?

Pues debo decir que ha sido una experiencia muy divertida. Ni yo ni Olivier esperábamos escribir a cuatro manos. Pero creo que el proceso de trabajo conjunto con él ha sido muy fluido. Nos conocemos desde hace 10 años, al compartir la misma casa editorial en Francia (Metailié). Así que supimos entendernos de manera fenomenal.

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¿Cómo surgió esta propuesta conjunta?

Pues se trata de una iniciativa que proviene del festival de novela negra 'Quais du Polar'. Cada año invitan a un país del continente europeo a redactar una novela junto a un autor francés, una propuesta del programa 'Polar à 4 mains', que ya ha promovido una colaboración francorumana y otra francoalemana. Este año le correspondió a España. En agosto del año pasado contactaron conmigo para la oferta. 

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¿Y cómo reaccionó en ese momento?

Debo reconocer que me dejé tentar, pero el problema es que hubo muchos retos. Primero, necesitábamos hacer la novela en tres meses y una semana. Además, tenía que ser en un formato estricto de ocho capítulos de 20.000 caracteres cada uno. La novela tenía que acontecer entre Lyon y Barcelona, y era muy importante que la autoría de los capítulos fuera alternando. De modo que Olivier se quedó con los capítulos pares y yo con los impares. 

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Imagino que todo eso estaría sumado a sus demás deberes.

Claro. Yo estaba en plena promoción de mi novela 'El peligro de estar cuerda', y Olivier estaba cubriendo la guerra de Ucrania para el periódico 'Le Monde'. Así que tenía que aprovechar mis momentos en los aviones y los trenes para ir redactando mis capítulos, ya que no tenía otros huecos disponibles y apenas paraba por casa. Encima el uno no podía continuar con la historia hasta que el otro no terminase su capítulo.

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¿Cómo recuerda los primeros procesos de creación de la novela? 

La idea que compone la trama del libro me correspondió a mí y Olivier la aceptó generosamente. A partir de ese tema central los dos nos pusimos manos a la obra. El problema vino con los ideales que 'Quais du Polar' buscaba para la novela, se parecían a un juego del cadáver exquisito que buscaba lo surrealista y lo absurdo. Ese aspecto no puede aparecer en una novela, sino que tiene que ser como un artilugio de relojería, muy precisa. Fue ahí donde Olivier y yo acordamos tratar de incrementar la tensión máxima con cada capítulo, pero asegurando un final coherente y con potencia. Aunque los procesos de trabajo eran exhaustivos, estábamos poseídos con la adrenalina, la fiebre y la emoción del proceso.

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Dadas las limitaciones de la extensión, ¿se quedaron ustedes satisfechos con el resultado o tuvieron que dejar algo en el tintero?

No, nada. Estamos muy satisfechos. Yo creo que, al final, los dos somos escritores distintos. Olivier es un narrador de género, sobre todo del periodístico, pero creo que sí que coincidimos en que a los dos nos gusta la historia, la creación de esta, los personajes y, sobre todo, ese viaje al otro. De eso se trata una novela. Los dos nos pusimos al servicio de la historia y nos aseguramos de que llegara a buen puerto, que tuviera un sentido y que estuviera al servicio de los personajes. Es decir, crear a los personajes y vivir dentro de ellos para desarrollarlos. 

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¿De qué manera se hizo ese reparto de personajes?

En mi caso, yo creé a los personajes femeninos, entre las que destacan la inspectora Anna Ripoll y la desconocida, protagonistas de la trama. Mientras que Olivier se encargó del protagonista masculino, Erik Zapori, y de los personajes secundarios. Y lo más bonito fue el hecho de tener que meterme dentro de los personajes de Olivier y tratar de dotarlos con mi escritura de una forma natural y coherente al igual que Olivier lo hacía con los míos. La espera de cada capítulo era como aguardar el regalo de Reyes, impacientarme por saber qué había hecho Olivier con mis personajes.

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Desde su caso, con las protagonistas femeninas, lo que deja claro desde el principio es ese choque de personalidades entre ellas.

La verdad es que sí. Sus actitudes y formas de pensar son muy distintas. La desconocida aparece como una chica frágil, amnésica y desamparada. Aunque luego resulta que tiene muchos recursos de defensa personal e informática. En cambio, con Anna Ripoll se presenta una mujer seria, brusca y con poco sentido del humor. Además, la desconocida acaba siendo conocida porque se descubre quién es. En cambio, tanto con Anna y con Erik, apenas se saben cosas de sus pasados aparte de que han debido de ser oscuros por las inquietudes que presentan en la historia. Los dos son una antítesis entre ellos y saltan chispas cada dos por tres. Con respecto a la difuminación de sus pasados, esto es algo que Olivier y yo hicimos a propósito porque creíamos que era dejarlo mejor así. 

¿Repetiría esta experiencia si surgiese la oportunidad?

Pues fíjate, Olivier y yo hemos estado planteando la posibilidad de hacer una segunda entrega. Eso sí, no con tantas prisas sino con mucho más tiempo disponible y algo más de calma. Pero de momento no es algo confirmado, simplemente un pensamiento que se nos ha pasado por la cabeza.

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¿Y qué proyectos está preparando de cara al futuro?

Por lo pronto, estoy agradecida por este año. Creo que ha sido el mejor a nivel profesional. Pero, por el momento, necesito parar y poner las neuronas en línea. Tengo dos proyectos de libros. El primero sería la cuarta entrega de Bruna Husky. Y el segundo sería otra novela contemporánea, de la que tengo algunas notas preparadas. Pero necesito parar, ahora mismo me encuentro sin aliento y sin perspectiva.