Raquel Beck: palabras e ilustraciones para dibujar los momentos

Su agenda para 2023-2024, primorosa y motivadora, ha sido la más vendida por Amazon en nuestro país. Además, esta poeta y diseñadora gráfica marbellí, que cuenta con 276.000 seguidores en Instagram, está a punto de lanzar su tercer libro, con Martínez Roca (Planeta de Libros)

Las breves reflexiones e ilustraciones de la malagueña calan en sus followers, que buscan, como ella, (c)alma en un mundo cada vez más ruidoso

La poeta y diseñadora Raquel Beck.

La poeta y diseñadora Raquel Beck. / R. B.

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

«Me apasiona el lienzo en blanco antes de pintar, el folio vacío antes de escribir. Busco los colores, las palabras exactas con las que dibujar los momentos. Por eso ilustro. Por eso también escribo». Es el manifiesto personal de Raquel Beck (Marbella, 1995), una ilustradora, diseñadora gráfica y escritora que trasciende los cauces habituales de esos ámbitos para crear vehículos singulares de expresión personal. Acaba de entregar a la editorial Martínez Roca (Planeta de Libros) el manuscrito de su tercer libro y, mientras tanto, las agendas que diseña, primorosas y motivadoras, siguen codiciadísimas (número 1 en ventas en Amazon, están sold out). Detrás de esta historia personal de éxito, cómo no, las redes sociales, el lugar en el que Beck venció su timidez para compartir por primera vez sus palabras con los demás.

«Planeamos momentos perfectos, pero recordamos los felices». Es una frase de la malagueña. Como ésas tiene muchas: las lanza al aire a través de sus redes sociales, en sus agendas, en sus poemas... Donde sea. «Curiosamente no recuerdo el día en el que compartí el primer escrito, viniendo de la timidez se me hacía sencillo escribir en silencio, pero sí recuerdo con mucha fuerza el día que compartí el primer vídeo recitando porque estuve mucho tiempo sin atreverme a pulsar el botón de publicar. Por suerte lo hice. Exponer mi mundo emocional es como sincerarse con un amigo: entregas algo valioso y esperas que el otro pueda o sepa escucharlo sin juzgarte, pero lo cierto es que abrirse de esa forma no es fácil y el mundo no siempre es amable», nos dice.

Poco a poco, palabra a palabra, emoción a emoción, Raquel fue haciéndose oír y leer, y cada vez más se acercaban a ella. Pronto se hicieron miles, decenas de miles, centenares de miles (ahora mismo, 276.000 personas siguen su cuenta de Instagram). Y llegaron los contratos (la editorial Valparaíso firmó con ella y en el sello ha editado dos poemarios, Ahora que sólo somos incendio y Las flores que vendrán) pero, sobre todo, los comentarios de los lectores y followers; por ejemplo: «Estoy pasando una mala época y no puedes imaginarte lo que ha significado para mi encontrarme por casualidad con esta frase». Es una idea y vuelta de emociones, asegura Beck: «Los escritores necesitamos al lector, es una necesidad emocional. Dar y recibir. Qué bonito eso, ¿no? Que las palabras puedan viajar libres, cruzar fronteras, que escribir de algo que te ha conmovido enormemente pueda abrazar a alguien en alguna parte del mundo y que esa persona quiera detenerse un segundo para contártelo. Qué bello que ese aire que sueltas alguien lo respire».

Raquel Beck: palabras e ilustraciones para dibujar los momentos

La agenda 2023-2024 de Raquel Beck. / L. O.

«Si nada vuelve a ser igual se volverá mejor». Esa frase ilustra la portada de una de las agendas 2023-2024 de la marbellí y que tanto han gustado. Su formato semana vista, con frases y dibujos para un diseño extremadamente cuidado, para el diálogo entre el orden y la motivación, es la clave. «Hay que encontrar el equilibrio entre belleza y funcionalidad», explica la autora, «porque una agenda es una herramienta de trabajo y no debemos olvidarlo: debe estar bien estructurada para la organización, pero no siempre tenemos días buenos, así que creo en las agendas como algo más que una libreta para apuntar las tareas. Una agenda debe ayudarte a crear un espacio cómodo, animarte en tus proyectos y que sea bonita es un pequeño secreto para querer usarla», resume Beck, diseñadora gráfica, quien dice que con esta aventura concilia sus dos grandes pasiones, el diseño y la literatura.

Pronto lanzará su tercer libro, que asegura que será «más maduro». ¿Pecó en sus primeros dos poemarios de ingenuidad? «Han pasado 6 años desde la publicación de mi primer libro y siento que he crecido muchísimo personal y profesionalmente y eso me lleva inevitablemente a evolucionar también como escritora». La ingenuidad tampoco la veo como algo negativo, me transmite la emoción de las primeras veces, la entrega pasional sin saber medir hasta donde, la -todavía- inmadurez emocional en muchos aspectos que nos hace tomar malas decisiones pero a la vez nos empuja a aprender, pertenece a los procesos naturales que tenemos como personas». El nuevo libro, cuyo título aún no se puede desvelar, «vamos a conducir por el presente, por el pasado y el futuro»: «Algunas carreteras serán amplias y podremos pisar el acelerador, otras serán angostas, con baches y muchas curvas, pero esta vez no quiero accidentarme, quiero llegar de vuelta sana y salva y que los lectores lo hagan también conmigo».

En Instagram dice la escritora y diseñadora que su sitio está «donde haya (c)alma». En este mundo cada vez más ruidoso, basado en la confrontación, no es nada fácil encontrarla. Ella asegura haberlo conseguido así: «Después de una etapa personal muy desordenada lo que más deseaba era sentirme en paz conmigo misma y con el mundo. En mi caso no he encontrado paz en sobreprotegerme por miedo para justificar mi egoísmo ni en volverme fría como un témpano de hielo ni en pagar con la misma moneda a los demás. Una vez escribí: Perdonar no para hacer a alguien libre de su culpa sino para hacerme a mí libre de la herida. No es fácil abrazarse humano e imperfecto, aceptarse cometedor de errores, comprender que las personas que amamos nos pueden herir, soltar el rencor acumulado, no es fácil, pero cuando se hace, hay una quietud preciosa y en ese espacio podría quedarme a vivir para siempre».

Busca el orden (para ella y los demás) pero también la emoción, el sentimiento en todo lo que hace. Quizás esa dualidad, no contradicción, la explique su condición de marbellí con ascendencia alemana: «He crecido con ambas culturas presentes en mi vida. España es mi país, Andalucía mi tierra. Siento que pertenezco a este lugar que sabe bailar libre y despreocupado, que se deja llevar por lo espontáneo y disfruta de la vida, pero no puedo evitar este amor profundo que siento por Alemania. La cultura alemana es un hilo que me une a otra tierra y a otra gente que amo, me ha enseñado a hablar otro idioma, a escribir con pluma, a absorber otras costumbres que se han vuelto también mías».

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