Arte

Man Ray: el Thyssen trae lo mejor del fotógrafo que trascendía la retina

La Sala Noble del centro artístico expone hasta el 21 de abril 'Man Ray. Fotografías selectas', un sucinto y definitivo compendio del autor, desde sus icónicos retratos hasta sus libres rayogramas

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Pinto lo que no puede ser fotografiado, aquello que procede de la imaginación, de los sueños o del inconsciente. Fotografío las cosas que no quiero pintar, las cosas que tienen una existencia en ese momento». Palabra de Man Ray (1890-1976), uno de los creadores más inspiradores del siglo XX, que pasó a la historia precisamente por su particular mirada a sujetos y objetos de la realidad, que él transformaba a partir de sus «visiones». La Sala Noble del Museo Carmen Thyssen Málaga dedica una completa retrospectiva a Emmanuel Radnitzky, nombre real del artista, con Man Ray. Fotografías selectas (en cartel hasta el 21 de abril).

El de Filadelfia fue uno de los primeros artistas que utilizó la fotografía no como reflejo de la realidad sino como vehículo para crear. «Sólo tengo que mirar algo, cualquier cosa, y al instante puede darme una idea. Ya sea una cara, un objeto o un evento, puede sugerir inmediatamente una forma para crear…», describió en una ocasión. 

Así que el estudio de Man Ray, absolutamente artesanal, parecía más el taller de un prestidigitador, un laboratorio mágico en que diseñar y perfilar los más diversos trucos para dar con esa singular visión de la realidad. El reencuadre, la ampliación o el retoque, procesos esenciales en su modus operandi, entonces en sus estados más primigenios, pretecnológicos, casi, servían para las exploraciones de Man Ray. Porque, para él, «el fotógrafo es un explorador maravilloso de los aspectos que nuestra retina no registra nunca».

Exposición 'Man Ray. Fotografías selectas', en el Museo Thyssen de Málaga.

La exposición podrá visitarse hasta el mes de abril. / Álex Zea

Ejes

La temporal del Museo Carmen Thyssen Málaga, comisariada por Pierre-Yves Butzbach y Robert Rocca, se articula en torno a tres ejes temáticos fundamentales de la producción fotográfica de Radnitzky: retratos de artistas y personajes de la cultura y la sociedad de su época, desnudos de musas y amantes (está, por supuesto, su inolvidable 'El violín de Ingres', en la que retrata a su compañera Kiki de Montparnasse) y sus singulares rayogramas, fotografías tomadas sin mediación de cámara alguna, directamente con la luz que daban lugar a imágenes de formas abstractas. «Mientras esperaba en vano un par de minutos a que apareciera una imagen, lamentando el desperdicio de papel, coloqué un pequeño embudo de vidrio, el graduado y el termómetro en la bandeja sobre el papel mojado. Encendí la luz: ante mis ojos comenzó a formarse una imagen...», escribió en su autobiografía.

'Man Ray. Fotografías selectas' se completa con una selección de autorretratos del fotógrafo que se expondrán en una vitrina, como por ejemplo ese potente autorretrato en que el autor aparece apuntándose la sien con un revólver

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