El otro club ´grande´ del deporte malagueño, el Unicaja, sí que se encuentra "muy preocupado" por la subida de impuestos que ha aprobado el Congreso de los Diputados. En el básket, los jugadores nacionales cobran en bruto y los extranjeros, en limpio. Si, por poner un ejemplo, decimos que Berni Rodríguez gana al año 800.000 euros, ése es el coste club, ya que el escolta debe tributar sobre esa cantidad.

De forma diferente se actúa con los foráneos. Giorgos Printezis cobra en el Unicaja 1.150.000 euros. Esa cantidad está libre de impuestos. El griego se embolsa esa cifra y luego es el propio club el que debe abonar el 24 por ciento a Hacienda. Eso, a partir de ahora, va a cambiar, ya que para un jugador de este nivel, el Unicaja deberá pagar al fisco el 43%, lo que provocará que pierda competitividad en el mercado.

Argucias, claro está, existen de todo tipo. En el mundo del baloncesto, como en el del fútbol, se han creado empresas paralelas, a nombre del jugador, que gestionan los derechos de imagen del deportista. Así, el club de turno abona parte de su sueldo como ficha y otra, más elevada, en conceptos de imagen. Eso sí, a los tres años la fiscalidad de esta operación pierde valor y vuelve a tributar en costes reales.