Superación

De bicis de segunda mano al campeonato nacional de BMX

Los hermanos malagueños Nico e Izan Mingorance, dos modelos a imitar para sus compañeros del instituto de compensatoria José María Torrijos de la barriada de La Luz

Los hermanos Izan y Nico Mingorance.

Los hermanos Izan y Nico Mingorance. / La Opinión

Juan Sánchez

Nico e Izan Mingorance son dos hermanos, de 15 y 12 años, que comparten una pasión: el BMX. Es anecdótico cuanto menos que dos niños se interesen por un deporte no muy mediático, y además logren grandes resultados a nivel nacional. Nico quedó en 9º puesto de categoría absoluta en el campeonato de España de BMX 2021, mientras que su hermano Izan finalizó 6º en la categoría Júnior. En esta última, Nico logró el subcampeonato en 2019.

Pese a tener grandes resultados, el mundo de la BMX no siempre estuvo presente en sus vidas, sino que fue algo que apareció gracias a vídeos de YouTube. «Hace unos cinco años, Nico vio unos vídeos de Oriol Inglada en YouTube y le gustó mucho. Tenían bicis de montaña y yo no pensaba que fuesen a hacer BMX, pero me insistió y acabé comprando dos bicicletas de segunda mano un poco hechas polvo», asegura Nicolás, padre de Nico e Izan, a La Opinión de Málaga.

El mayor se mostró más interesado desde el principio y trasladó esa afición a su hermano Izan. Ahora, los dos «entrenan prácticamente todos los días. El día que menos entrenen pueden estar una hora y media, pero también hay días que se tiran cuatro o cinco horas en el skatepark practicando sus trucos», narra Nicolás.

Las primeras bicis fueron una prueba para demostrar si de verdad les gustaba o era la típica manía de un niño. «Me costaron unos 60 €. Como estaban fatal las llevé a un vecino mío que tenía un taller para que le hiciera unos arreglillos. Él me dijo que había sido profesional del BMX y que había un parque muy bueno en Málaga», comenta el padre. Una vez los llevó al Skatepark Rubén Alcántara, todas las tardes tenían que repetir para volver a ir.

Al principio acudían con las protecciones de cross, ya que «les compré unas motillos de cross un año antes de que les empezase a gustar la BMX y con el casco y las rodilleras de la moto iban al skatepark». Al mes la afición era tal que tocaba empezar a cambiar bicicletas: «Cuando pasó un mes tenían bicicletas nuevas, de segunda mano también, pero más específicas. Hay que montar las bicis a medida», asegura Nicolás.

Los éxitos deportivos los compaginan a la perfección con los estudios. Ambos asisten al instituto de compensatoria José María Torrijos, donde «son pilares», asegura Nieves Velasco, jefa de estudios del centro. «Ambos son delegados de clase y hacen muchos talleres para el resto de alumnado. El año pasado se hizo un taller de bicicletas y Nico hizo unos trucos». Un ejemplo donde mirarse para el resto de alumnos del centro.

Nicolás siente orgullo cuando habla de sus hijos en relación a los resultados académicos: «En la última evaluación la nota más baja de Izan fueron dos nueves. No le importa quedarse hasta tarde o levantarse temprano para estudiar si le queda algo pendiente». Aunque Nico es algo más inquieto en ese aspecto: «A Nico le aburre algo más, pero cada vez lo veo más interesado. Este año, como las asignaturas son más específicas le gusta más. A veces llega aquí y me cuenta cosas de lo que ha aprendido».

En el barrio son un ejemplo para los demás niños, donde son prácticamente famosos. «Cuando llegamos a algún skatepark todos conocen a Nico y lo saludan. Lo llaman por su nombre», afirma Nicolás. Eso sucede, en parte, gracias al éxito que su hijo mayor tiene en Instagram: 4.834 seguidores en una cuenta donde sube fotos y vídeos de él relacionados con el BMX.

Nico Mingorance, en plena acción con su bicicleta. | LA OPINIÓN

Nico Mingorance, en plena acción con su bicicleta. | Víctor Romera

El deporte es una escapatoria a la mala vida, así lo ve Nicolás, quién afirma que «es una buena vida. Ellos me cuentan lo que ven en el instituto y a veces da un poco de miedo. La juventud está cada vez más sedentaria. Yo lo que intento es que estén vivos, que salgan a la calle». Una actitud absorbida por sus hijos en una situación donde los videojuegos están cada vez más extendidos. «Espero que no llegue el día en el que me digan ‘estábamos todo el día montando y no hemos podido ser youtubers famosos’», relata entre risas.

La influencia de Nico en Instagram ha llamado la atención de patrocinadores. «Tiene un patrocinador del País Vasco, una marca de camisetas que utiliza productos ecológicos. Además, le manda algún incentivo cuando tienen que ir a algún competición», afirma su padre.

Nicolás es quien los acompaña a las competiciones y siempre está pendiente: «A veces cuesta mucho, son días que uno pierde de trabajo. Es un gasto, pero yo lo veo más como una inversión. Todo lo que están viviendo les está haciendo mejores personas, más válidas, más libres y están aprendiendo de la experiencia. Ellos son los que se están ganando el poder ir a una competición y dar el nivel», asegura.

Nunca han tenido un entrenador específico que les ayude a practicar o realizar sus trucos, pero ahora están en un programa de la Junta de Andalucía llamado Mentor10. «Lo imparten campeones olímpicos o del mundo como Rubén Alcántara. Eligen 10 niños y hacen de mentores por si tienen que consultar cualquier cosa con ellos, además de algunas sesiones de entrenamientos con ellos como una al mes», explica el padre.

Practicar el BMX de una manera profesional es algo complicado, pero se puede intentar. Nicolás ve «más interesado a Nico. A Izan le gusta mucho estudiar y al final va a elegir una carrera que le llene, donde se va a terminar de desarrollar. Nico cada día está más metido en ese mundo por encima de las demás cosas».

Un deporte complicado que ahora tiene nuevas vías al ser deporte olímpico, aunque «no guarda la esencia del BMX. Tiene una esencia como la del surfero, que va de playa en playa cogiendo olas», comenta Nicolás. «Los campeonatos de España han nacido para puntuar de cara al equipo olímpico. A Nico le ha gustado y le ha ido bien en este tipo de modalidad».

El principal problema del BMX es la falta de instalaciones: «Aquí no tienen rampas con colchones para caer encima. Si caen es sobre cemento, por lo que el entrenamiento es mucho más limitado. Se echan en falta ese tipo de instalaciones. Cuando hemos ido a Madrid intentan esos trucos y les sale, por lo que da un poco de coraje». Un potencial que está mermado por la ausencia de lugares de entrenamiento y donde acabar en buena posición durante un campeonato de España podría quedar en un segundo plano si Nico e Izan tuvieran más oportunidades.