Acantilado y Anagrama

El comisario Maigret en los Países del Loira

En ‘Maigret tiene miedo’ Georges Simenon nos lleva hasta una pequeña localidad de la Francia bucólica de los majestuosos châteaux, siguiendo las peripecias de su célebre comisario

Château de Terre Neuve, en Fontenay-le-Comte.

Château de Terre Neuve, en Fontenay-le-Comte. / Francisco RecioSantiago Ortiz Lerín

Santiago Ortiz Lerín

Uno de los trenes míticos de la literatura recorría el trayecto entre Ajmir y Mhow, donde el corresponsal del periódico The Northern Star, Rudyard Kipling, conoció al sargento del imperio británico Peachy Carnehan, y a su compañero de armas Daniel Dravot, quien fugazmente fue proclamado rey de Kafiristán en las montañas del Hindukush. Los viajes en tren han servido grandes juegos narrativos a la literatura, una veta que Georges Simenon aprovechó para dar comienzo a su novela ‘Maigret tiene miedo’, la quinta de la serie que publican conjuntamente las editoriales Acantilado y Anagrama.

Simenon nos presenta esta nueva aventura del comisario Jules Maigret a comienzo de los años cincuenta en la región francesa Países del Loira, conocida por sus châteaux y entorno natural, donde la trama se desarrolla en la pequeña localidad Fontenay-le-Comte. Como nos tiene acostumbrados el autor utiliza un narrador omnisciente, un estilo directo, y un ritmo narrativo con su lenguaje limpio y sin estridencias, es decir, la marca de la casa. Uno imagina al comisario Maigret con la elegancia del actor Michael Gambon, quien lo interpretó para la televisión británica en la serie de comienzos de los años noventa.

En esta novela, donde este insigne comisario abandona unos días París para acudir a un congreso de la policía en Burdeos, aprovecha el viaje para visitar a un viejo amigo, el juez Julien Chabot, que se encuentra inmerso en una investigación de violentos asesinatos en una localidad provinciana de apenas ocho mil habitantes. En un primer momento Maigret intenta no implicarse en la investigación, pues se encuentra fuera de servicio, pero su raza de investigador le impide mantenerse ajeno de lo que ocurre en su entorno, cuando una serie de muertes sin explicación se producen en una pequeña localidad de provincias.

De las cinco novelas de Simenon publicadas por Anagrama-Acantilado, esta es la segunda del comisario Maigret, si bien las otras correspondían al ciclo americano del autor. Su forma de escribir denota lo que en francés llaman «métier», es decir, oficio, con ese lenguaje sencillo, con un ritmo de lectura fácil, y donde subyace el gran trabajo con el que servir la depurada técnica de Simenon, desechando el lenguaje barroco que rehuía Borges. Esta novela noir transmite al lector una tensión psicológica en la segunda mitad de la narración, donde Simenon dibuja también rencores locales a la hora de buscar culpables en perjuicio de la justicia, algo que inquieta a Maigret.

Suscríbete para seguir leyendo