Hulk: una temible bestia de dulce corazón

De todos los personajes de la todopoderosa Marvel, Hulk es el que más profundiza en la dualidad que habita en todos y cada uno de nosotros. Porque el Gigante Esmeralda es un temible monstruo capaz de hacer añicos todo lo que se ponga a su alcance y, al mismo tiempo, un hombre a quien le espanta la destrucción que su otro yo va provocando sin que él pueda hacer nada para evitarlo. Estas dos realidades que separan y enfrentan a Hulk y Banner empiezan a perfilar sus fronteras a finales de los años sesenta gracias a la astucia del guionista Roy Thomas, responsable de las historias que presenta el tercer Omnigold de Panini dedicado a la recuperación de la etapa clásica del Goliat Verde.

Un volumen que arranca con la participación estelar de Los Cuatro Fantásticos y con una solución temporal que posibilitará el entendimiento entre el hombre y la bestia. Las habilidades científicas de Reed Richards permitirán, aunque de forma temporal, que Banner sea capaz de tomar el control sobre su irascible alter ego. En estas páginas iniciales, como no podía ser de otra menara, los excelentes lápices de Herb Trimpe nos ofrecen un nuevo surtido de mamporros entre La Cosa y Hulk, lo que siempre resulta altamente gratificante para los amantes de la acción de alto octanaje. Convencido de que ya nunca más se transformará, Banner le pide matrimonio a su amada Betty Rose, pero la boda quedará trastocada en el último momento por el astuto Líder, quien propicia un nuevo cara a cara entre Hulk y Rino.

Además de hacer frente a una profusa galería de villanos –el Hombre Absorbente, el Acechante Nocturno, la Abominación, Hydra, Dr. Muerte– nuestro héroe será protagonista de una historia en la que Thomas propone un desdoblamiento entre el hombre y el monstruo. Al separarlos como entidades independientes, el odio que se profesan plantea un interesante debate entre los lectores. ¿Qué pasaría si Hulk matase a Banner? Este arco argumental, en el que conoceremos al joven Jim Wilson, resulta de lo más valioso de este volumen, en el que también brilla sobremanera la trama que lleva a Piel Verde a Europa para equipararlo al Gólem de la leyenda judía y al clásico filme de Frankenstein firmado por James Whale: dos temibles bestias que, como Hulk, siempre desnudan sus corazones para proteger a los más débiles.