Diario de lecturas

Eduardo Mendoza: el catalán que no cumplió su palabra

Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza

Los lectores de Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) podemos felicitarnos de que el catalán no sea un hombre de palabra -digo en concreto este catalán, no quiero generalizar-. Gracias a que Mendoza no cumplió con su amago de retirada de la escritura, ahora acaba de llegar a las librerías ‘Tres enigmas para la Organización’ (Seix Barral, 2024). «Esta novela la empecé a escribir al día siguiente de hacer esas declaraciones […] Pensaba que a lo mejor me tengo que retirar. Cuando acababa de decir esto, tenía convencido a todo el mundo, es cuando me pregunté y ahora qué hago. Fue entonces cuando me puse a escribir esta novela. Lo hice como quien se va a pescar y a ver si pican», ha contado en una entrevista a propósito de su regreso a la ficción total tras la trilogía que se dedicó a sí mismo. Y de paso también regresa al cachondeo desenfrenado, porque este libro parece ser otro maratón de situaciones absurdas y delirantes, un divertimento a propósito del espionaje –supongo que más con el ojo puesto en Mortadelo y Filemón que en la gente de John le Carré-. No pienso tardar mucho en leer este libro con el que no contaba, y quizá por no esperado lo disfrute más. Me lo voy a tomar como un regalo que me ha dado la vida, aunque no sepa por qué ha sido tan generosa conmigo esta vez. Ojalá Eduardo Mendoza siga sin saber qué hacer y escriba otra novela. Cruzo los dedos.