Crisis del coronavirus

El precio de salvar la Navidad: casi 28.000 contagios en un mes en Málaga

Con un ritmo de casi 400 ingresos semanales, la gran sobrecarga de trabajo mantiene a los sanitarios en una situación crítica

El personal sanitario atiende a un paciente ingresado en la UCI.

El personal sanitario atiende a un paciente ingresado en la UCI. / GLÒRIA SÁNCHEZ / EP

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

No hubo cabalgata, ni cotillones ni espectáculo de luces pero sí ocurrieron muchas otras cosas que quisieron «salvar la Navidad»: movilidad sin grandes trabas, reuniones con hasta una decena de invitados y extensión de los toques de queda. Todas ellas aprobadas en el Consejo Interterritorial de Salud a principios de diciembre.

La intención fue salvar el bolsillo y la mente de los andaluces, según se justificó el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, cuando ya se desmontaban los belenes y los contagios empezaban a despuntar gravemente. «Creo que hicimos lo correcto», defendió el popular el pasado ocho de enero, cuando se reajustó el toque de queda a las 10 de la noche y se reanudaron los horarios restringidos del comercio y la hostelería, unas medidas que hubo que endurecer una semana después.

Ahora, enero ya ha extendido su factura y ha desvelado el verdadero precio de salvar las fiestas navideñas en la provincia de Málaga: casi 28.000 contagios en un mes, más de 200 fallecidos y una incidencia acumulada seis veces mayor que lo que el Centro Europeo para el Control de Enfermedades considera riesgo «muy elevado» de transmisión: 953,6 casos por cada 100.000 habitantes , a 29 de enero, frente a los 150 casos que marca Europa.

Cabe recordar que el objetivo del Ejecutivo de Pedro Sánchez, tal y como reiteró el presidente al declarar el segundo estado de alarma en octubre, era alcanzar una tasa de 25 casos por cada 100.000 habitantes. La media andaluza es de 886,02 y la nacional está fijada en los 889,93 casos, a fecha de 28 de enero.

Esa exacerbada tendencia la hemos alcanzado tras semanas inquietantes en las que cada parte diario de la Consejería de Salud arrojaba más de un millar de contagios nuevos. Solo el 22 de enero se notificaron cerca de 1.700 positivos detectados en las últimas 24 horas. Y mientras tanto, los hospitales de la provincia siguen sumando pacientes.

Saturación hospitalaria

Solo en el primer mes de 2021, los hospitales han atendido a más de 1.400 malagueños y actualmente mantienen un ritmo semanal de casi 400 ingresos.

En comparación con la primera y la segunda ola, la situación de los centros malagueños es crítica, esencialmente por la situación de los profesionales sanitarios, que afrontan este tercer envite con plantillas, ya de por sí deficitarias, menguadas por las bajas y cuarentenas debido a los contagios.

«El personal está brutalmente sobrecargado, y ya no hablo de enfermeras y médicos, se están cometiendo aberraciones de todas las categorías del sistema sanitario a pie de servicio», denuncia Juan Pedro Ruiz, responsable de Sanidad de CSIF en Málaga, que pone el ejemplo de los celadores de UCI, con turnos de entre cuatro y cinco horas con el EPI sin descanso por la acumulación de trabajo. «El problema de esta pandemia ya no son las camas, es la falta de profesionales. Para todas las camas que están habilitando, no hay suficientes enfermeros, ni médicos, ni del resto de categorías», lamenta.

«Esta situación no se puede mantener, porque ya es la tercera vez que se pide este sobreesfuerzo. Se está atendiendo a la pandemia con un grado de virulencia mayor, con una cantidad de profesionales menor y con un desgaste bastante evidente. A los profesionales no se les puede pedir más, estamos al borde del colapso», añade Rafael González, secretario general de CCOO de Sanidad.

La provincia va camino del millar de hospitalizaciones, de las que más de un centenar son ingresos en las Unidades de Cuidados Intensivos. Ante esta situación, el Regional y el Clínico llevan semanas habilitando nuevos espacios, trasladando áreas asistenciales a sus centros adscritos y haciendo hueco para la escalada de ingresos que sigue dentro de sus previsiones.

Dentro de ese despliegue, se han aplazado intervenciones quirúrgicas y actividades programadas, a excepción de las oncológicas, las cardíacas y otras patologías no demorables, por lo que los sindicatos temen que la centralización de los recursos en la infección respiratoria agrave la situación de los pacientes No Covid.

Además, el denominado «plan 7.500», la estrategia de contingencia sanitaria de la Junta ante un escenario con ese número de hospitalizaciones, contempla que Málaga pueda llegar a necesitar -además de abrir el hospital de Carranque y la residencia de Tiempo Libre de Marbella- trasladar pacientes a centros de Almería y Córdoba en caso de colapso, justo al contrario que a principios de la pandemia, cuando fue receptora.

«Si esta ola no llega a curvar ya el punto máximo que está teniendo, yo creo que habrá que aplicar ese plan 7.500 y empezar con el traslado de enfermos si siguen ingresando de esta manera», advierte Vicente Sandoval, secretario de Salud de la FeSP-UGT de Málaga. De nuevo incide, la situación es límite pero no por falta de espacio sino de personal.

En cuanto a las administraciones regionales y el Ejecutivo nacional, continúa la pugna por las competencias, la toma de decisiones y las críticas cruzadas. Desde luego, hasta nuevo aviso, la pelota continúa en el tejado de los sanitarios.