Decenas de personas aguardan su turno en el servicio de Urgencias. Un grupo de trabajadores se concentra en la puerta para exigir más contratos. Los sindicatos hablan de falta de personal, de colas para acceder a una plaza. El Hospital Clínico respira una atmósfera de actividad intensa, excesiva para algunas fuentes. La presión demográfica del entorno, multiplicada por la llegada de turistas, sitúa, en su opinión, a la demanda cerca del límite.

La reivindicación del denominado macrohospital no parece un capricho. Sobre todo, si se cotejan los datos del Instituto Nacional de Estadística. Los tres distritos próximos al centro, Puerto de la Torre (sobre todo, Teatinos), Churriana y Campanillas, han crecido en 12.000 habitantes en el último lustro, lo que eleva la cifra de pacientes potenciales a casi 100.000 personas. Un número al que se suma la cobertura de la clientela habitual del Clínico, integrada por Torremolinos y las cabeceras del Guadalhorce, que computan 180.000 usuarios, de acuerdo con el censo de 2009.

Antonio Jesús Osorio, vicepresidente provincial de la sección sanitaria de CSI-CSIF, pone sobre la mesa un agravante en el que coincide con sus colegas del SATSE: la escasez de la plantilla, que, a su juicio, se ve incrementada por la política del SAS, al que acusa de no cubrir las bajas. Su tesis fue respaldada ayer por muchos compañeros en una movilización que no tardó en recibir respuesta oficial. La delegada provincial de Salud, María Antigua Escalera, mostró su sorpresa por la iniciativa y aseguró que la organización no ha interpuesto una reclamación ni ha comunicado sus demandas por la vía oficial.

La opinión de Osorio se amplifica no obstante en la visión de Francisco Reina, delegado del sindicato de SATSE en el Clínico, que alerta de las carencias del complejo. El déficit, señala, se aquilata en veintisiete enfermeros y un programa de sustituciones insuficiente para asumir los periodos de mayor afluencia de pacientes, caso del verano, que triplica la población habitual de las localidades más turísticas.

Osorio dibuja un panorama al borde del colapso, con plazos de espera de 48 horas para obtener el ingreso en habitación. El sindicalista alude a más de medio millar de urgencias diarias. Un registro que, precisa, supera la capacidad del respuesta del hospital. "Cada día, entre cuarenta y cincuenta personas duermen en Urgencias porque no hay sitio en las habitaciones", señala.

De acuerdo con la información facilitada por el propio centro, la acumulación en el pabellón llegó ayer a los 33 enfermos, a los que, dijeron, se les trasladó a planta a lo largo del día. Muchos pacientes, mucho trabajo, horas sin cubrirse, la situación que plantean los sindicatos implica a la calidad asistencial, pero también, dicen, a la salud de los propios trabajadores. Osorio apunta al aumento del riesgo de siniestralidad, Reina habla de ansiolíticos, de altos niveles de estrés, incompatibles con los umbrales de calidad que propugna la administración.

Más allá de las impresiones de los sindicalistas, las expectativas no aluden, ni mucho menos, a la merma progresiva de pacientes. El crecimiento de los aledaños del Clínico no remitirá en los próximos años, en los que se prevén nuevos núcleos de expansión como Soliva. Málaga se prolonga por su zona de influencia, en la que también ha dejado huella el envejecimiento de la población. Campanillas, Churriana y Puerto de la Torre, por ejemplo, cuentan con más de 7.800 habitantes mayores de 65 años, según los números del INE.

Las soluciones que manejan los sindicatos aluden al refuerzo de las contrataciones, pero el incremento de la demanda requiere nuevas interpretaciones a largo plazo. Los especialistas señalan al proyecto del macrohospital, pero también al Hospital del Guadalhorce, que todavía no ha comenzado a construirse, pese a que cuenta con la aquiescencia de la Junta de Andalucía. La demora en ambas iniciativas se traduce automáticamente en más pacientes, más población, más necesidad.

El representante del CSI-CSIF recuerda que el Clínico se sitúa en un entorno especialmente sensible a los movimientos turísticos. El número de usuarios no deja de multiplicarse y se teme que el principio de verano repercuta en los servicios del hospital. "Necesitamos que se cubran las bajas porque eso tiene una repercusión directa en los pacientes. La masificación va en aumento y con ello el deterioro de la sanidad", reseña.