Allí donde el cielo y la mar se besan y se hacen uno solo, donde hay calma pero también tempestad cuando el poniente hace de las suyas, donde se lanza el anzuelo a ver si pican y donde las sombrillas proporcionan sombras redondas en verano, allí, la Virgen del Carmen recibe culto submarino durante todo el año, recibiendo la fiel visita de sus hijos, los submarinistas malagueños, haciendo del rezo sumergido algo cotidiano. Y allí está, en una pequeña hornacina junto al Roqueo de El Perro, porque en 1981 un grupo de buzos malagueños cumplieron una promesa. Entre ellos, Francisco Cañete Sánchez, quien ha sido el timón de la asociación que le rinde culto desde el principio y hasta hoy mismo, cuando un paro cardiaco ha acabado con su vida a los 77 años de edad.

La mala salud había debilitado a un hombre que siempre había gozado de plenitud física y un envidiable estado de forma. Muy aficionado al ciclismo y a las actividades bajo el agua, especialmente a la orientación subacuática, especialidad deportiva que introdujo en Málaga de forma pionera y con la que representó a España en distintos campeonatos internacionales prácticamente por lagos y pantanos de media Europa, inoculando el interés por esta práctica a los cuatro hijos que tuvo con su esposa Ángeles, Francis, Sergio, Dani y Óscar, y hasta en alguna de sus nueras.

"La orientación subacuática era una disciplina militar que aprendió en Italia de la mano de su instructor. En España solo había un equipo en Cataluña. Cuando era joven se presentó a un campeonato de España, ganó y lo llevaron a la selección", recuerda Óscar Cañete, el menor de los hijos.

Llegó a ocupar también un cargo en la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS) y fue el encargado de organizar competiciones nacionales en El Limonero.

Era delineante, pero aprobó las oposiciones del Real Cuerpo de Bomberos en 1975. En el parque fue promocionando hasta llegar a ser suboficial. Un accidente laboral en un incendio, en el que perdió la visión de un ojo, le apartó del cuerpo al tener que jubilarse. Antes, en 1985, ya había fundado el Grupo de Rescate (GRES), que ha sido santo y seña de los bomberos malagueños, protagonizando destacadas intervenciones, hasta su desaparición este pasado verano.

Toda una vida relacionada con las actividades subacuáticas, que supo compaginar tanto en el plano personal como en el profesional y el devocional. Por eso, la Virgen del Carmen, a la que tanto veneró en la tierra, junto a la Virgen de los Dolores Coronada, ya lo habrán acogido seguro en el cielo.

Sus restos mortales se velan en la sala 11 del cementerio de San Gabriel (Parcemasa) donde mañana, a las 17.00 horas, será la misa por su descanso eterno.