Corren tiempos de protesta en la sanidad. El sentimiento de agravio comparativo flotaba en el aire veraniego, multiplicado por años de recortes y una idea generalizada que este jueves, en Málaga, se vendía como ciencia exacta: la crisis ha servido para desmantelar la sanidad pública tal y como se conocía antes de la caída en desgracia de la economía nacional. Que la joya de la corona va camino de convertirse en oropel y que el actual edificio que sostiene la sanidad, en opinión de los sindicatos y los trabajadores, tiene cada vez menos fundamento.

Fueron muchos los vecinos y profesionales de la sanidad que salieron por la tarde en busca de la protesta. «Hartos de mentiras e incumplimientos», rezaba la pancarta que lideraba la cabeza de la manifestación. Unas dos mil personas, en definitiva, movilizadas por las centrales mayoritarias, UGT y CCOO, y los sindicatos específicos, Satse y CSIF. La protesta partió con puntualidad británica a las 19.00 horas de la tarde. Los que esperaban un poder de convocatoria similar al que se vio el pasado 10 de junio en Sevilla, sin embargo, fueron radicalmente defraudados. Algunos, incluso, afearon el escaso espíritu del ciudadano malagueño. «Aquí no sabemos pelear por lo nuestro», fue uno de los primeros análisis que salieron de la boca de un veterano que pertenecía al colectivo de los jubilados. La organización, en un exceso desmedido de ambiciones, llegó a fijar la asistencia en 5.000 personas. La Policía Local redujo la cifra a la mitad.

La actitud sindicalista se transmite con una pujanza notable en la mirada y se canaliza a través de una sana relación gutural. Muchos de los trabajadores que acompañaron ayer el tren de la protesta iban enfundados en su bata blanca. Una prenda de las que dan bien en la foto, pero que pareció restarle fuerza reivindicativa a lo que se reclamaba. Como una gramola que suena sin apenas retorno, había que afinar mucho el oído: «¡La sanidad pública no se vende, se defiende!». «¡Susana escucha, los médicos están en lucha!». «¡Una sanidad con calidad!».

Dispuso la protesta, eso sí, de instrumentos para hacer ruido. Los habituales para estas ocasiones. Pitos y vuvuzelas, alternándose con el redoble de algunos tambores. Resultó notable la inicial ausencia de políticos del ámbito municipal, como los convocantes habían pedido. La comitiva, si no era muy ruidosa, tampoco estuvo politizada hasta que se aproximó al Centro y se incorporó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que pareció, incluso, entusiasmado. Por el camino iba aumentado la concurrencia y hasta hubo una batucada. Entre el cortejo se mezclaron algunos representantes de la plantilla de los Bomberos de Málaga. Lo suyo es una constante alegoría a la fraternidad obrera, pero la reciprocidad es, al menos, cuestionable.

Los que salieron ayer a la calle se la tienen jurada a la Junta de Andalucía. Entre ellos, el médico de familia Carlos Bautista, autor del famoso vídeo que se hizo viral, y en el que denunciaba unas condiciones de trabajo deficitarias. «Exigimos un cambio radical de la política de sanidad de la Junta de Andalucía», explicó y añadió que se necesita «más personal».

A grandes rasgos, las reclamaciones que se efectuaron ayer se sintetizan en los siguientes puntos: construcción del tercer hospital, elevar la tasa de reposición al 100%, contratar más personal y mejorar las infraestructuras hospitalarias. A última hora de la tarde, la cabecera enfiló el Hospital Noble, donde se iba a dar por disuelta la manifestación. La cola de la marcha llegó con un ligero retraso. Atendiendo a varios participantes interrogados por este periódico, que no quisieron desvelar su identidad por miedo a represalias «por parte de la dirección hospitalaria», se espera un verano caliente: «Habrá más protestas si no atienden nuestras demandas».

Respuesta de la Junta

La Delegación de Igualdad, Salud y Políticas Sociales manifestó que se están realizando muchos esfuerzos para revitalizar el sistema sanitario. Según un comunicado emitido por la Junta, la planificación incluye la contratación de 3.700 personas y será el verano que más profesionales se contraten en la sanidad pública malagueña.