El politiqueo antes que la pandemia

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

La ubicación sobre un terreno empinado -cercano a los Montes de Málaga- de esta bodeguilla imaginaria se presta a una metáfora para invocar la cuesta de enero con más obstáculos que se recuerda por estos lares mediterráneos. Pese a todo, quienes atraviesan su puerta a diario se han empeñado en ponerle al mal tiempo buena cara. Atrás ha quedado una Navidad enquistada en su pedrea de turrón duro. Y, con las restricciones de la tercera ola en el horizonte, no queda otra que aferrarse a lo que hay y celebrar la salud que se conserva a estas alturas de la pesadilla. De esa palabra omnipresente que, para más inri, destila la rima consonante con el electoralista ministro de Sanidad. Con el protagonista inevitable de la tertulia política que, esta vez, ha hecho coincidir después de demasiado tiempo a ´Paco el patriota', ´El cliente ilustre' y ´El tabernero'. Por ese orden si se cuenta desde la derecha hasta la izquierda, pasando por el centro. En definitiva, tres amigos.

Llueve a mares tras los ventanales. La alegría del reencuentro se diluye en cuanto el televisor vomita las imágenes de la vergüenza que han sacudido al mundo desde Washington. «Eso no se hace», asevera ´Paco el patriota' mientras contempla el asalto de los seguidores de Donald Trump al mismísimo Capitolio. A su lado, asienten los otros dos interlocutores. Esta vez, no solo se pondrán de acuerdo en lo relativo a la política internacional. Por primera vez en varios años, también hay consenso respecto al teatrillo español que ha puesto en boca de todos a Salvador Illa.

«No debe extrañarnos, desde que apareció el coronavirus ha quedado muy claro que, pese a la que está cayendo, el politiqueo y los intereses partidistas siguen estando por delante en este país de algo tan grave como la pandemia; a los demás nos toman por tontos y se quedan tan tranquilos». Para sorpresa de los demás, quien habla en estos términos es El tabernero. «Que digas eso te honra», le responde enseguida El cliente ilustre, sin necesidad de reprocharle como en otros ocasiones su voto a Pedro Sánchez. Los comentarios han puesto en bandeja la intervención de Paco el patriota, quien fiel a su elegancia opta por no ensañarse: «Lo que no me ha quedado claro es si le han dado una patada hacia arriba o un premio por los servicios prestados y por comerse marrones como los del comité de expertos fantasma», sostiene.

La frase la completa El tabernero, en la versión más indignada que algunos le han visto para referirse a la gestión socialista: «El Gobierno progresista al que yo voté parece instalado en cierta inmunidad del todo vale, lo de Illa no tiene nombre. Bueno, en verdad sí lo tiene. Por desgracia, resulta tan hiriente como simbólico. Tan sintomático como ilustrativo. Y lo triste es que todo esto no es nuevo, es más de lo mismo. Así es nuestra clase política. Ni en estas circunstancias, con cientos de muertos destrozando a numerosas familias desde principios del año pasado, es muy difícil encontrar en algún discurso de cualquier representante público ausencia de propaganda. Todo parece salpicado por ese aliño egoísta al que atufan los intereses partidistas».

«Amén», le responden al alimón los otros dos conversadores.