Mirando atrás

La elegante e irónica Málaga del XIX

Ciudad del Paraíso Gestión Cultural presenta una edición facsímil de ‘Historias del siglo XIX’, del abogado y periodista Sebastián Souviron Utrera, editada originalmente por Ángel Caffarena en 1967. La obra incluye fotografías y un perfil biográfico del autor

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Editado originalmente en 1967 por Ángel Caffarena y su Librería Anticuaria El Guadalhorce, la recordada obra ‘Historias del XIX’, de Sebastián Souviron Utrera (1914-1997)', regresa 54 años después a Málaga gracias a una edición facsímil que ha realizado Ciudad del Paraíso Gestión Cultural, con la colaboración de las hijas del autor.

«Forma parte de la colección La Caleta, que nace con la idea de recuperar este tipo de historias; primero porque en Málaga las cosas de Málaga interesan mucho y luego por una razón sentimental, pues el nombre de La Caleta no hace referencia a un lugar físico sino a una forma de ser», explica esta semana Mariano Vergara Utrera, que además de sobrino del autor (su madre era prima hermana de Sebastián Souviron) ha estado a cargo del facsímil.

Como novedad, comenta que ha incorporado a la obra original una selección de fotos familiares así como una pequeña semblanza de este abogado y periodista, nieto del alcalde Sebastián Souviron Torres (el de la céntrica calle) que lo fue casi todo en la Málaga del siglo XX: fundador y director del diario ‘Sur’, uno de los fundadores de la Cofradía de Estudiantes, hermano mayor de Viñeros, delegado de Información y Turismo, presidente del Real Club Mediterráneo y del Skal Club, así como fundador y presidente de la Academia Gastronómica de Málaga.

En el plano ideológico, fue uno de los primeros falangistas de Málaga pero terminó chocando con el régimen franquista por acudir sin autorización a la boda del príncipe Juan Carlos en Atenas, lo que motivó su cese como delegado de Información y Turismo y su aproximación a Don Juan de Borbón, explica su sobrino.

Algunos de los escenarios del libro son familiares, como la finca ‘El Boticario’ que compró su bisabuelo

Por otra parte, la semblanza escrita por Mariano Vergara permite enlazar algunos datos del autor con las propias historias de la Málaga del XIX que desgrana en el libro, como cuando sitúa la acción en la veterana finca familiar de ‘El Boticario’, un remanso de paz en los Montes que a mediados del XIX compró su bisabuelo, Manuel Utrera Cosso.

Para Mariano Vergara, su tío fue todo «un personaje», un hombre carismático, muy malagueño pero marcadamente anglófilo, algo que se puede evidenciar en este libro en el que «con gracia andaluza y elegancia inglesa, pero siempre amable y carente de maldad», narra la «intrahistoria de esa burguesía malagueña que tan bien conocía». Gracia andaluza y elegancia e ironía inglesas que se pueden apreciar en historias como una de las muchas dedicadas a la familia de Tomás Livermore y Petronila Salas, cuyas hijas que se casaron con lo más granado de Málaga.

Mariano Vergera, con el libro facísimil en la calle Sebastián Souviron, abuelo del autor de la obra.

Mariano Vergara Utrera, con el facsímil de la obra, en la calle Sebastián Souviron, abuelo del autor del libro. / Álex Zea

De una de ellas, Petronila (Tolita) Livermore, que contrajo matrimonio con el marqués de Salamanca, recordaba que cuando el matrimonio partió de Málaga para instalarse en Madrid, no dejó atrás las gallinas que ella criaba en un jardín de su casa en la Alameda Principal, sino que la marquesa las instaló en su palacio madrileño del Paseo de Recoletos. Para evitar que las gallinas hicieran de las suyas en «los encerados suelos de madera del palacio», ideó un práctico sistema: «Serían provistas de cucos de tela para evitar las consecuencias naturales sobre los suelos», escribe Sebastián Souviron.

También hay hueco para la ternura, a la hora de evocar ese ‘mundo de ayer’, que estaría simbolizado por la figura de María (Mariquita) Scholtz Aponte, baronesa de Tenner, una malagueña que vivía en el llamado Palacio Chico de la Alameda de los Tristes, luego Alameda de Colón, un palacete que construyeron sus padres, Ricardo Scholtz y Enriqueta Aponte, en 1886 A raíz del fallecimiento de esta mujer de la burguesía malagueña Sebastián Souviron titula una de sus historias ‘En Málaga ha muerto un siglo’, al tiempo que evoca los recuerdos de la anciana: «Como nadie, te oí asombrado, el relato de aquel baile en la vieja casa de los Mongrand, donde Eugenia de Montijo -casi una niña- bailó unas malagueñas». Y cuando pasa por la Alameda de Colón y contempla las ruinas del Palacio Chico, el palacio de los Scholtz, el abogado y periodista realiza la siguiente reflexión en otra de sus historias: «Pero Señor, que no me quiten la nostalgia de esas piedras que se van de nuestra ilusión.

Gracia andaluza, elegancia e ironía inglesa que se pueden apreciar en historias como la de las gallinas

Allí enfrente estaba el parque del Muelle de Heredia con sus palmeras gemelas de las del Palacio Chico y sus bancos con chachas llenas de floripondios y collares que nos llevaban de chiquitines a ver las chimeneas de los barcos y el ‘skating’ y el tenis».

En estas ‘Historias del XIX’ hay espacio para reinas, caballos de carreras y comerciantes nacionales y extranjeros de la burguesía malagueña pero también para grandes figuras del flamenco como Juan Breva y personajes populares de su tiempo como ‘Tirillas’, el primer guardacoches de la ciudad, que ejercía sus dominios en la plaza de la Constitución y que fue el primero en agenciarse una gorra de plato para aportar autoridad a su cargo.

Mariano Vergara calcula que de la edición original de 1967 se imprimieron unos 200 ejemplares numerados, por lo que esta nueva edición facsímil hará posible que llegue a muchos más lectores.

El malagueño siglo XIX, visto por Sebastián Souviron Utrera.