El Perchel

Un centro de día para los sin techo

La ONG Inpavi gestiona desde febrero el único centro de día para indigentes de Málaga capital, por el que pasan a diario unas 80 personas y en el que encuentran compañía y asesoramiento.También atiende una vivienda en Málaga con cinco personas que han dejado la calle.

Voluntarios del centro de día de INpavi charlan con dos usuarios.

Voluntarios del centro de día de INpavi charlan con dos usuarios. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Para quienes viven al raso todo el año, protegidos de la lluvia bajo el alero de un centro comercial o dejando pasar las horas en los Jardines de Picasso, el nuevo centro de día, vecino de la perchelera iglesia del Carmen, es un verdadero oasis.

Desde febrero, la ONG Inpavi, que cuenta con sendas sedes en La Corta y La Palma-Palmilla, gestiona el único centro de día de Málaga capital pensado para ellos, los sin techo y por el que pasan unas 80 personas al día. Situado en la plaza de la Misericordia, es un programa financiado por la Junta de Andalucía, que se coordina a través de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en Andalucía, de la que forma parte Inpavi.

«Además de que pueden desayunar y merendar, ante todo es un espacio para que charlen, compartan e interactúen, porque hemos visto personas sin hogar que llevaban tres años sin hablar con nadie», destaca Eva Pascual, delegada de Inpavi en Málaga y coordinadora nacional de proyectos.

 El centro, que abre de lunes a viernes de 10 a 14 y de 15 a 19 horas, lo atiende una treintena de voluntarios, así como psicólogos, trabajadores sociales, educadores sociales y técnicos de inserción. Además de orientación y compañía también hay juegos de mesa y manualidades para ellos.

Interior del centro de día.

Interior del centro de día. / Álex Zea

«Vine aquí con problemas de adicción y la verdad es que me están ayudando mucho, debería haber Inpavi en más sitios en España», recalca Daniel, un gaditano de 36 años, usuario del centro, que cuenta que ya lleva más de dos meses libre de la droga. «Duermo en el centro de San Juan de Dios. La verdad es que vine un poco recaído y perdido y gracias a ellos, a Inpavi, estoy viendo el camino», destaca Daniel, que explica que trabajaba en la construcción en Gibraltar hasta que se quedó en paro. «Además, me están haciendo la vida laboral; estoy supercontento», reconoce.

También ha encontrado apoyo Adrián, un malagueño de 23 años que duerme en el albergue municipal después de que pasara cinco días durmiendo en la calle y terminara en el Clínico.

«Las personas aquí son muy agradables. El primer día que llegué me preguntaron cómo estaba. Cuando estás aquí es bueno que hablen contigo y te pregunten qué tal te va, la gente lo necesita», confiesa.

Adrián ya ve la salida a su situación. Con un curso de auxiliar de almacén y preparación de pedidos, ya cuentan con él para trabajos temporales en una conocida gran superficie donde ha hecho prácticas. «Cuando empiece a trabajar mi idea es buscarme un piso o una habitación y empezar a vivir con mi pareja. Por aquí vendré a saludar alguna que otra vez», cuenta.

Voluntarios

La vida no sólo le está cambiando a quienes no tienen un techo propio, también a los voluntarios que los atienden. Es el caso de Carmen Peña, de 22 años, que lleva más de una década colaborando con Inpavi y confiesa: «Tras trabajar con ellos no sé quién sale más ayudado si ellos o nosotros. Esto no es hacer un turno de cuatro horas y ya está, ellos te cuentan si han tenido una buena o mala noche en el albergue y si han discutido con alguien les das ánimos y es un poco como si fueran parte de tu familia».

Viviano Moyano, la delegada de Inpavi en Málaga, Eva Pascual y Carmen Peña.

Viviano Moyano, la delegada de Inpavi en Málaga, Eva Pascual y Carmen Peña. / Álex Zea

La experiencia de Carmen está siendo tan buena que explica que tiene el título de auxiliar de enfermería «pero estoy pensando en formarme profesionalmente en el grado superior de integración social».

En el caso del voluntario cubano Viviano Moyano, de 33 años, destaca que empezó siendo beneficiario de Inpavi, «porque aunque era bancario en Cuba, lo que aquí no tenía era dinero y casi estuve en una situación de vivir en la calle». Como reconoce, «no hay manera de que tú estés aquí de voluntario y que cuando salgas no lo hagas transformado». Aprendiendo a escuchar a los demás y acompañándolos, Viviano ha llegado a escuchar de un indigente: «Por primera vez me siento persona en años».

Pero la ONG Inpavi, además de este ‘oasis’ de El Perchel para los sin techo y dentro del mismo programa, también gestiona un piso en un barrio de Málaga alejado del Centro para quienes han dado un paso más y dejan la vida en la calle. Por el momento, cinco personas comparten esta vivienda, dos de las cuales ya tienen un trabajo.

En tan sólo cuatro meses de funcionamiento, el centro de día y el piso tutelado de Inpavi están llenando de esperanza a los que nada tienen.