Crónicas de la ciudad

Victoria de los gérmenes a la vera del Clínico

Llama la atención que uno de los aparcamientos más polvorientos y deslucidos de Málaga esté a pocos metros de un hospital

Una vista del aparcamiento entre el Clínico y la calle Jiménez Fraud

Una vista del aparcamiento entre el Clínico y la calle Jiménez Fraud / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Los merenderos malagueños , en su mayoría, han sufrido una importante mutación empezando por el nombre, que se está perdiendo en favor de la palabra foránea ‘chiringuito’, que tanto ha contribuido a popularizar Georgie Dann, a quien el reguetón le ha quitado buena parte de su mercado musical.

Junto al abandono del tradicional ‘merendero’, sus instalaciones dejaron tiempo atrás la caña y la arena en favor de asépticos módulos blancos como los del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso, sin olvidar que a su alrededor, de vez en cuando aparecen adminículos más propios de un ‘resort’ de viaje de novios como las sombrillas balinesas o hamacas salidas de Ibiza o Bora-Bora.

Frente a este impersonal gazpacho de estilos que nos trae la globalización, en la rama de los aparcamientos al aire libre todavía resisten unos cuantos que mantienen las esencias del pasado. Lástima que sean las esencias del cutrerío.

Uno de los aparcamientos que más chocan con la imagen de una ‘Smart city’, en el seno de la Unión Europea y a sólo tres estaciones de la parada de metro Andalucía Tech, es un terrizo mugriento que sirve de aparcamiento a quienes acuden al Hospital Clínico o a la UMA.

En las películas de Sergio Leone abundaban estos páramos que sólo servían para que rodara una bola vegetal reseca o para que los protagonistas escupieran tabaco.

Conductores sin complejos lo utilizan en nuestros días para dejar el coche, aunque el barro o el polvo luego les obligue a pasar por el túnel de lavado.

Se trata del alargado terrizo que acompaña a la calle Jiménez Fraud, triste homenaje al malagueño que fuera el alma de la Residencia de Estudiantes. Toda la parcela está prevista como equipamiento aunque como puede comprobar cualquier mortal, la ‘equipación’ está lejos de la perfección.

Los conductores, en ocasiones, dejan los coches al pie de unas plantas que quedarían muy bien junto a la ribera de un río, lástima que también asome la basura, en forma de plásticos que se van enredando entre la vegetación.

El día en que este espacio se adecente ganaremos todos y sólo perderán los gérmenes; una buena noticia a la vera de un hospital.

En el Perchel

En la calle Ancha del Perchel, un irónico cartel al pie de una farola y junto a una tienda reza: «Nos encantan los perros, y muuuucho más cuando no hacen pipí aquí». Bravo.