Síndrome

Tanorexia: Cuando estar moreno se convierte en una obsesión

«Ansiedad al sentir que no está suficientemente bronceado, angustia, decepción o irritabilidad» son algunos de los síntomas que la psicóloga Ana Romero relaciona con este tipo de trastorno

Bañistas al sol en la playa de La Malagueta. | ÁLEX ZEA

Bañistas al sol en la playa de La Malagueta. | ÁLEX ZEA / Carmen romero. Málaga

Carmen Romero

Crema hidratante mezclada con yodo, embadurnarse en Coca-Cola o en cerveza, emplear aceite de bebé con zanahoria rallada o untarse en aceite de oliva son algunos de los remedios ‘milagrosos’ que camelan al lector con la promesa de lucir moreno. Estas prácticas peligrosas para la salud se encuentran con una simple búsqueda en internet en las que caen cientos de jóvenes persiguiendo el bronceado ‘ideal’. «Hace unos cuatro años vi un vídeo en Youtube y decidí imitarlo, cogí una garrafa de aceite de oliva, me la eché sobre las piernas y la barriga tumbándome al sol sobre una toalla, a los 15 minutos ya tenía las piernas rojas y quemadas», cuenta Soraya Ortiz, estudiante de turismo.

Esta universitaria no es la única ‘víctima’ de los trucos de ‘San Google’, «me unté aceite de coco y me puse al sol de forma directa en el sofá de mi patio, lo único que conseguí fue quemarme las piernas y sudar durante todo el tiempo», confiesa la estudiante Ana García. Esta cultura del moreno, en la que un bronceado es sinónimo de belleza y salud, puede desencadenar en una obsesión insana conocida popularmente como tanorexia. La psicóloga Ana Romero, copropietaria del gabinete malagueño ‘Nuevamente Psicólogos’, define la tanorexia como «un trastorno que hace referencia a la obsesión por estar moreno, una adicción al sol que incluye métodos tradicionales como la exposición directa y otros más recientes como la utilización de aparatos de rayos UVA».

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS incluyó la exposición a los dispositivos de bronceado por luz ultravioleta (camas solares) dentro de la categoría de agentes cancerígenos en 2009. Esta práctica unida a una exposición continua al astro rey puede acarrear graves consecuencias para la salud, «una exposición prolongada al sol durante años aumenta el riesgo de padecer un cáncer de piel», concreta Javier Romero, jefe de servicio del hospital Quirónsalud Málaga.

A la hora de atender a un paciente que presenta tanorexia, el especialista en dermatología Javier Romero no duda, tiene claro que además de informar sobre los riesgos de contraer un cáncer de piel resaltaría la parte estética, «un cáncer se ve como algo muy lejano, esta clase de pacientes están muy preocupados por su aspecto físico por lo que les remarcaría el envejecimiento prematuro de la piel y el deterioro en la fibra elástica favoreciendo la aparición de arrugas». La psicóloga Ana Romero insiste en «la importancia de acudir a terapia, la cual se orientará a la consecución de una serie de objetivos como sería una disminución progresiva del tiempo que la persona toma el sol, la mejora de la autoestima y tratar de analizar si existen otras variables que afecten al desarrollo de la tanorexia».

Síntomas

«Ansiedad al sentir que no está suficientemente bronceado, angustia, decepción o irritabilidad», son algunos de los síntomas mencionados por Ana Romero que puede padecer una persona con tanorexia resaltando que «incluso puede presentar un síndrome de abstinencia cuando no toma el sol unido a pensamientos obsesivos relacionados con perder su tonalidad de piel». La psicóloga hace referencia a la frustración que experimentan muchos pacientes que tienen una visión distorsionada de la realidad, percibiéndose como pálidos independientemente de su color.

El dermatólogo Javier Romero indica que «dichos comportamientos pueden requerir tratamiento psicológico, de hecho existen estudios en los que se especifica que la tanorexia puede generar dependencia y llegar a considerarse como un trastorno dismórfico corporal». El jefe de servicio del hospital Quirónsalud Málaga resalta que «un paciente que compulsivamente quiere estar moreno, que nunca se ve suficiente y que cuando se mira al espejo se percibe a sí mismo como una persona pálida aunque todo el mundo vea que está moreno necesita un tratamiento impuesto por un psiquiatra o psicólogo».

Señal de alarma

Ana Romero expone una serie de indicadores para reconocer si una persona está cayendo en una obsesión por lograr un moreno acentuado, «el individuo presenta un bronceado muy intenso en la piel y va invirtiendo cada vez más tiempo en broncearse hasta el punto de perder el interés por otro tipo de actividades». La psicóloga ha resaltado que «la persona se puede mostrar irritable o experimentar nerviosismo ante la llegada de un día nublado».

Esta clase de pacientes no se sienten bien consigo mismos por lo que es necesario trabajar en conseguir una buena autoestima para convertirla en una base sólida que les permita alejarse de comportamientos dañinos como «observaciones minuciosas de su cuerpo delante de un espejo para analizar el color de su piel», puntualiza Ana Romero.

Prevención

La clave de la prevención de la tanorexia radica en la educación, frases como «no te pongas ese tono que estás muy pálida» o «si estuvieras morena te sentaría mejor» pueden mermar la confianza de una persona en sí misma y favorecer que caiga en dinámicas autodestructivas.

«Estar bronceado es premiado por la sociedad con comentarios positivos por lo que se favorece que la persona invierta tiempo en tomar el sol para mejorar su aspecto físico», concluye la psicóloga Ana Romero alegando que «habría que tomar conciencia desde la infancia de los peligros que produce una exposición prolongada de forma directa al sol y enseñar a los niños a usar cremas de protección».