Acción solidaria

La resiliencia de la Fundación Héroes

Centrada en las dificultades de integración de familias en situación de vulnerabilidad, lleva más de veinte años desempeñando una labor solidaria dentro de la asistencia sanitaria, social y pedagógica - La institución malagueña trabaja con el objetivo de cubrir los recursos de las personas con discapacidad y enfermedades crónicas

Chari y su hijo Álvaro en una sala de la Fundación Héroes.

Chari y su hijo Álvaro en una sala de la Fundación Héroes. / EMMA NARANJO SMIDT

Emma Naranjo Smidt

Silvia, Juanlu, Chari y Álvaro son algunos de los héroes que forman parte de una historia llena de implicación, esfuerzo y solidaridad. Esta historia tiene lugar en la calle Virgen del Perpetuo Socorro, donde están siempre abiertas las puertas de la Fundación Héroes, una entidad sin ánimo de lucro que cada día trabaja para intentar cubrir los recursos de personas con necesidades especiales. Logopedas, fisioterapeutas, maestros en audición y lenguaje, psicólogos y educadores especiales son parte de su equipo multidisciplinar, de su «familia», que ya cuenta con 27 personas. Sus profesionales buscan poner todos los medios de rehabilitación física, psíquica y sensorial al alcance de personas con discapacidad y enfermos crónicos con bajos recursos, tanto en el área sanitaria como en la educativa y social.

Dos usuarias de la Fundación Héroes realizando ejercicios. | ÁLEX ZEA

Una usuaria de la Fundación Héroes realizando ejercicios. / Álex Zea

«Somos los que escuchamos a esas familias con el tiempo suficiente. No damos citas de quince minutos, en las que se tienen que ir porque después tenemos otras. El sistema funciona así, pero la Fundación Héroes no. Somos ese eslabón que va a dedicar el tiempo que una administración no puede», afirma Silvia, su gerente. Esa gran capacidad de atención y tiempo es posible gracias al trabajo que realizan en red, que une profesionales de distintas disciplinas para poder dar una respuesta eficaz y multidimensional a una situación determinada: «Hacemos una cadena de eslabones que están realmente por la labor de trabajar, cada uno en lo mejor que puede dar».

Silvia y Juanlu en una sala de Fundación Héroes.  | EMMA NARANJO SMIDT

La resiliencia de la Fundación Héroes / Álex Zea

Cada uno de esos 27 miembros realiza una labor concreta, aunque cuando se trata de las actividades con los niños todos participan, porque «el que prueba repite». «Muchos podríamos trabajar en una empresa privada, pero elegimos esto porque cada día disfrutamos trabajando y dedicando nuestro tiempo en el bienestar de un niño y su familia», manifiesta Silvia.

Ella sabe que hubiera tenido una proyección profesional mucho mayor si hubiera seguido trabajando para las tres multinacionales en las que estaba, pero decidió dejar su puesto al comprender que «no todo en la vida era el dinero»: «Más que satisfacción profesional es personal. Antes beneficiaba a una junta de accionistas y ahora beneficio a familias. No son números, son una madre, un padre y un niño».

La resiliencia de la Fundación Héroes

Silvia y Juanlu en una sala de Fundación Héroes. / E. N. S.

Juanlu, el trabajador social, es uno de los últimos miembros en incorporarse. Cada mañana se levanta sabiendo que va a trabajar en algo que le gusta, con profesionales que reman en la misma dirección. «Trabajamos para dar lo mejor a estas familias. Para mí, aportar un pequeño granito de arena hace que la satisfacción sea plena. Aquí hay una ambición de querer crecer para los demás y de ayudar cada vez a más gente».

La resiliencia de la Fundación Héroes

Un hombre realizando ejercicios en una sesión. / Álex Zea

Tanto Silvia como Juanlu tienen claro que una vez que una persona prueba en Héroes es muy difícil que le deje de gustar, porque se logran las metas propuestas. «Cuando conseguimos el objetivo de una familia al completo, nos damos cuenta de que realmente se puede. Así llega un caso y otro, hasta los más difíciles que pensamos que no tienen arreglo, pero lo tienen», explica Silvia.

Familias comprometidas

Chari es una madre que lleva en Fundación Héroes mucho antes de que se llamara así. Su vinculación con esta se debe a lo más importante de su vida, sus hijos Álvaro y José Mari: «Este es un lugar donde me han ayudado y, sobre todo, han comprendido los problemas de mis hijos».

José Mari está en estudio y refuerzo educativo, mientras que Álvaro recibe sesiones de logopedia y neuropsicología. Este último también ha tenido la oportunidad de ir a un campamento de verano, una oportunidad que no suele ser frecuente al necesitar un monitor para él solo. «Procuramos buscar los recursos para que todos los niños disfruten de las actividades. Nos hemos turnado para que Álvaro pueda ir con sus compañeros a la playa», afirma la gerente de Héroes.

La institución no solo ha ofrecido ayuda educativa y sanitaria para sus hijos, también ha supuesto un apoyo para Chari y su marido, brindándoles ayuda psicológica y orientación laboral y consiguiéndole un empleo.

«Cuando tienes hijos con problemas, te ves en la necesidad de buscar apoyo y ayuda en donde sea. Yo sé con seguridad que mis hijos van a venir y mejorar en valores», cuenta esta madre, que es solo una pequeña muestra de lo que hay en la Fundación Héroes. Como dice su nombre, la institución rinde homenaje a estos «Héroes en mayúsculas», todos esos niños, padres y, en muchos casos, abuelos que viven una lucha diaria. A pesar de la dureza y dificultad de algunas situaciones, el equipo tiene claro que seguirán trabajando por y para ellos: «La sonrisa de un niño como Álvaro y la alegría de las familias valen mucho más que cualquier otra cosa. Aunque sean momentos más efímeros, valen por cien días malos».

La Fundación Héroes crece ante la pandemia

La Fundación Héroes no descuida su papel con las personas que tienen necesidades especiales, llegando a adaptarse y resurgir incluso en los tiempos más complicados. A principios del pasado año la pandemia llegó y trastocó lo cotidiano, consiguiendo que los trabajadores de esta entidad no pudieran atender a las familias «cara a cara». Sin embargo, esta crisis sanitaria no logró que la Fundación Héroes dejara de desempeñar sus funciones, ya que atendió a 852 personas en 2020, solo 41 menos que en 2019.

«Sabíamos qué familias no iban a recibir ingresos, por lo que hicimos un listado y en pleno confinamiento no paramos de trabajar. Llevamos comida y seguimos dando clases por videollamada de refuerzo, psicología, logopedia e, incluso, de fisioterapia con ejercicios dirigidos», explica Silvia, la gerente de Fundación Héroes.

323 adultos recibieron sesiones, siendo 138 hombres y 185 mujeres. Sin embargo, el grupo que más recibió fue el de los menores, con un total de 539 (300 niños y 229 niñas): «Nuestras monitoras de ocio y tiempo libre prepararon vídeos para hacer manualidades. Si algún niño no tenía materiales para hacerlas, se los llevamos a sus casas».

Los trabajadores de Héroes probaron todas las plataformas habidas y por haber con el objetivo de dar todas las sesiones que demandaban los niños y sus familias. Llegaron a impartir el doble durante el confinamiento, un hecho que se hace evidente en las 41.495 sesiones que se dieron. «Los maestros y profesionales sanitarios han trabajado sin descanso. En una situación teníamos grupos de cinco personas, por lo que en el encierro esos grupos los tuvimos que dividir para explicar mejor a los niños», afirma Silvia.