Crónicas de la Ciudad

A la tercera va la vencida en el Santuario de la Victoria

Un macetón con una planta ha sido el elemento elegido para frenar el cíclico despeñamiento de coches por la escalinata lateral del Santuario.

La escalinata ‘fatídica’, con la palmerita que obstaculiza el paso de los coches. | A.V.

La escalinata ‘fatídica’, con la palmerita que obstaculiza el paso de los coches. | A.V. / Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En una de las psicotrópicas novelas de Thomas Pynchon, cada año el protagonista realiza un acto ritual consistente en lanzarse por una ventana y atravesar el cristal. Por suerte, la desnortada acción se realiza en una planta baja.

Hacía algunos años que en un rincón de Málaga se escenificaba otra suerte de desnortado ritual, que tenía como campo de ejercicios la explanada del Santuario de la Victoria.

Como recordarán los amantes de los sucesos estrambóticos, en noviembre de 2018 una conductora de 70 años en lugar de bajar por la rampa para vehículos que conecta el Santuario con las calles Fernando el Católico y la calle Mitjana, bajó por la escalinata y se quedó atascada en ella.

Volvió a pasar en octubre de 2019 y las cámaras inmortalizaron al coche, atascado en el mismo tramo.

Cierto es que, en teoría, unos bolardos delimitan claramente la rampa para vehículos de la zona peatonal, pero estos no siempre están enhiestos, sino que durante muchos momentos del día se encuentran, suponemos, ocultos como cuando baja el periscopio de un submarino.

Posiblemente por este motivo y como no hay dos sin tres, en junio del año pasado, una conductora de 77 años se precipitó con su coche por la escalera peatonal, como si se tratara de una doble del agente 007 en su última película.

La buena noticia es que el despeñamiento cíclico de coches parece que dejará de producirse o cuando menos, los conductores despistados lo tendrán un poco más difícil.

Y se trata, simplemente, de la colocación de un elemento disuasorio que, emplazado poco antes de entrar en el área peatonal, comunica al conductor que sólo haciendo ‘eslalon’ podría continuar hacia la fatídica escalinata.

El elemento disuasorio es un macetón con el aspecto de ser de acero corten y en su seno alberga una palmerita.

Cuesta creer que se hayan tenido que despeñar tres coches para que llegue la palmera. En cualquier caso, bienvenida sea la solución si corta de raíz el desparrame automovilístico.

Novela hecha realidad

El pasado domingo por la tarde, en Málaga se escenificó ‘El verano del cohete’, el primer capítulo de las ‘Crónicas marcianas’ de Ray Bradbury, en el que la ignición de un cohete rumbo a Marte derrite la nieve invernal y trae el verano. La llegada de un suave terral de aire templado hizo el mismo efecto tras una mañana de fría ventolera.