Fallas 2022

Peinetas y trajes de encaje dorado junto a la Alcazaba

El Centro histórico ha acogido la visita de la Corte de Honor de las Fallas de Valencia de este año - Trece jóvenes de entre 21 y 29 años pasearon este lunes junto a la Alcazaba y la Catedral y culminaron su recorrido con una visita a la colección del Museo Picasso

Las falleras de Valencia, durante su visita por el Centro de Málaga.

Las falleras de Valencia, durante su visita por el Centro de Málaga. / L. O.

Ana Barranco

Trece voluminosos vestidos de encajes dorados se pasean junto a la Alcazaba y El Pimpi. Son muchos los curiosos que se acercan a observar y grabar con sus teléfonos móviles cómo unas cuantas jóvenes, ataviadas con unos trajes al más puro estilo de la moda del siglo XIX, corean al unísono: «Mi caballo camina palante, mi caballo camino patrás», a la vez que danzan todas formando una única fila.

Son 13 chicas valencianas de entre 21 y 29 años que, desde el mes de octubre del año pasado, representan a su ciudad como la Corte de Honor de las Fallas. Su desembarco en Málaga, en concreto, su llegada a la estación María Zambrano, se produjo solo unas horas antes de que conocieran al más representativo de los artistas malagueños, Pablo Picasso, en una visita por su museo en la capital. También recorrieron el Paseo del Parque y parte del centro histórico.

«No habíamos tenido antes la oportunidad de venir aquí. Andalucía nos atrae muchísimo (...). Nos ha llamado la atención el contraste tan grande entre la parte arquitectónica, los edificios, y la montaña, es todo muy cercano, pero nos ha parecido muy bonito, tiene muchísimo encanto», explica Carmen Carbonell, odontóloga de 25 años que ocupa ahora el lugar principal en la corte de las Fallas como Fallera Mayor.

El motivo de su visita a Málaga es la realización de un reportaje para la revista ‘Extra de Fallas’ del Diario Levante-El Mercantil Valenciano, periódico de Prensa Ibérica, el mismo grupo al que pertenece La Opinión de Málaga. Asimismo, esta gira por distintos puntos del país, como también fue anteriormente el viaje a Salamanca (Castilla y León), pretende ser una forma de celebración del inminente inicio de las Fallas de Valencia el próximo mes de marzo. Estas fiestas de su ciudad, que hace escasos días acogió la celebración de la edición número 36 de los Premios Goya, supone para ellas que «florezca su riqueza cultural». La Fallera Mayor de este año lo relata así: «Que lleguen estas fiestas, que podamos celebrarlo todos juntos, para nosotros es algo súper satisfactorio, que nos ilusiona muchísimo y que trabajamos todo el año».

Carmen se enorgullece de haber sido elegida como representante de estas fiestas de su ciudad: «Para todo fallero o fallera es algo que sueñas, somos las embajadoras y somos la parte visible de estas fiestas, pero detrás de nosotras va muchísimo trabajo, muchísimo esfuerzo», explica.

Las falleras de Valencia junto a la Catedral de la capital malagueña. | DIARIO LEVANTE

Las falleras de Valencia junto a la Catedral de la capital malagueña. / DIARIO LEVANTE

Tradición familiar

En su caso, fue ya desde pequeñita cuando recibió el amor por las Fallas de su familia, como narra que suele ser habitual entre los jóvenes: «Es una tradición que va de padres a hijos, en cuanto naces ya te apuntan a la falla y es un orgullo decir que eres fallera, por lo menos para mi. Es algo que has ido gestando, has ido creciendo con ello. Yo no concibo un mes de marzo sin fallas».

Sin duda, es la indumentaria una de las partes que más atraen a los curiosos. Las peinetas y los ‘rodetes’, situados a ambos lados de la cabeza, se unen a las trenzas para recoger el pelo y poder lucir las sedas que coronan los escotes de los vestidos. «A las cuatro de la mañana se levantó una de las chicas para peinarse», afirma uno de los acompañantes de las falleras.

El próximo destino en su visita a Málaga será Ronda, donde seguirán divulgando el espíritu apasionado por unas fiestas marcadas por la música, la pólvora y ese arte efímero en forma de grandes esculturas compuestas por ‘ninots’ en las calles, donde según las propias falleras «todo se vuelve poesía».