Cofradías

Cristo de Medinaceli: el fervor hace cola cada primer viernes de marzo

Las puertas de la Iglesia de Santiago Apóstol permanecerán abiertas hasta las 23.00 horas para que miles de fieles puedan venerar a la imagen en un acto a caballo entre la devoción y la tradición

Luis Vertedor

Primer viernes de marzo. Decenas de personas aguardan junto a la puerta de la Iglesia de Santiago Apóstol, en la calle Granada, para venerar al Cristo de Medinaceli. La efeméride, a caballo entre la devoción y la tradición, forma cada año colas de tal envergadura que se ocultan a la vista entre los recovecos del callejero. A primera hora de la mañana la fila avanza con rapidez; al final del día habrán sido miles los que pasen a mostrar su fervor ante la imagen.

Ni la previsión meteorológica, que pronostica una suave llovizna y fuertes rachas de viento en la capital, parece haber cortado la afluencia de público. Tanto es así que algunos esperan su turno sombrilla en ristre por lo que pueda ocurrir. Otros, los menos previsores acaso, dirigen una discreta ojeada al cielo de cuando en cuando, que amanece con tonos ligeramente plomizos. En lo que sí coinciden es en ir bien equipados contra el frío.

María Dolores acude "todos los años y desde que tengo uso de razón", primero acompañando a su madre, y desde su fallecimiento en adelante, ella sola

La devoción al Cristo de Medinaceli, acto solemne a la par que atávico, congrega cada año a miles de personas y se reivindica como un acto de fe intergeneracional. Es el caso de María Dolores, que acude " todos los años y desde que tengo uso de razón". Primero acompañando a su madre, y desde su fallecimiento en adelante, ella sola. "Vengo, deposito las tres monedas por mí y por mis hijas, me quedo un ratito y me voy". Aunque su culto no acaba ahí. Asiste al templo todos los viernes porque tiene una promesa. "Llevo casi un año, ya me queda poco".

Las puertas del templo permanecerán abiertas hasta las 23.00 horas para que los fieles pasen a mostrar su fe ante la imagen. A lo que se suman las misas, el Ángelus y la lectura de la pasión de Jesucristo. También podrán depositar, como es habitual, las tres monedas de idéntico valor y pedir los preceptivos tres deseos, con objeto de que al menos uno sea concedido. Como mandan los cánones. Así lo hace José, que asiste junto a su mujer "desde hace unos 55 años". Aunque no todos los presentes acuden por devoción al Cristo de Medinaceli. Diego pasaba por la calle, ha visto que estaba abierto y ha decidido pasar "aprovechando que es Cuaresma, para pedir por la familia y dar las gracias".

Colas en la calle Granada para venerar al Cristo de Medinaceli.

Colas en la calle Granada para venerar al Cristo de Medinaceli. / L. V.

"Llevo la estampa en el bolso, y lo haré de por vida"

Si bien el año pasado el acto estuvo marcado por la excepcionalidad del coronavirus: traslado de la imagen del altar mayor hasta el coro, mascarilla obligatoria, recorrido unidireccional, toma de temperatura, gel hidroalcohólico, reducción de aforo... Esta vez, aún con la herencia pandémica latente, las medidas son mucho más laxas. Sólo perduran las mascarillas; aunque hay varias salidas habilitadas por precaución. Algo que no afectó a Ana, que se encontraba fuera de la provincia en el momento por trabajo. Eso sí, aunque faltase a la cita, sí que tiene promesa. "Llevo la estampa en el bolso, y lo haré de por vida", concluye.

Con todo, y sean cuales sean las condiciones, el primer viernes de marzo seguirá aglutinando a miles de devotos ante el Cristo de Medinaceli.

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